Su nombre científico es un indicativo: Attacus Atlas.
Se trata de una especie que, en su máximo esplendor, intimida. Abrir las alas no es un sinónimo de belleza, como es usual en el resto de sus coloridas compañeras.
Cuando la mariposa Attacus Atlas se extiende, no es su tamaño el que lo dice todo. Las que parecen ser dos cabezas de serpiente, en cada extremidad, aparecen a la vista de quienes la contemplan y pasan de la ternura al asombro.
Su país de origen es Malasia, en la zona selvática. Se extendió por los bosques tropicales del sudeste asiático, pasando por Indonesia. En La India, la cuidan por la seda, pero no es explotada comercialmente.
Distintos medios informativos especializados en vida silvestre le han dedicado bastos reportajes para destacar que es una de las mariposas más grandes del mundo. Se merece cada línea.
De oruga que come, a mariposa serpiente con la boca cerrada
Antes de convertirse en una mariposa, esta especie es una oruga comelona. Se nutre, lo más que puede, en esa etapa crucial. Cuando llega su metamorfosis, tiene una misión clave.
En el programa Animales y Medio Ambiente de la cadena española RTVE, destacaron que una vez convertida en mariposa, la Attacus Atlas no posee un aparato digestivo. “Ha sacrificado la mayor producción de hijos a la longevidad”, aseguraron en el informe radial mencionado.
El macho de esta especie vuela al encuentro de la hembra, con la que copula. Luego, esta esparce sus larvas por su hábitat. Una vez esto ocurre, su compañero en la procreación prosigue su viaje por la naturaleza. En cambio, la madre se queda al cuidado de su producto. Lo protege como hacen otros con sus garras y dientes. No obstante, en el sentido literal, la mariposa lo hace con sus alas.
Cuando los depredadores, que son básicamente aves, acechan, la Attacus Atlas en vez de huir, se extiende con sus 25 centímetros de largo por 35 de ancho, desplegando algo más que extremidades, ya que los rivales observan desde el aire lo que parecen ser dos serpientes juntas. No sospechan que se trata de una maternal mariposa, asustándolos y alejándolos de sus crías, que en el futuro están destinadas a hacer lo mismo.
Con esa protección garantizan la continuidad de una especie que evolucionó, sacrificando la posibilidad de alimentarse, por el bien de la reproducción.
Sin embargo, hay un “Talón de Aquiles” que complica a estos seres alados: su peso.
Puede que 12 gramos suene a poco, pero se convierten en “toneladas” considerando que los demás lepidópteros (mariposas y polillas) apenas exceden los 0.005 a 0.006 gramos. Así, al elevarse para proteger a las orugas que están por convertirse en nuevas Attacus Atlas, el peso se vuelve un factor en contra, sólo solventado por la misma naturaleza. Para ello esperan que la dirección del viento les favorezca, planeando entonces con las corrientes y así evitar que su trayecto descienda por la inercia de su peso.
Sin embargo el tiempo es su principal enemigo, ya que, al no poseer un estómago, vive tan solo 7 días. Ese es el tiempo que le toma reproducirse y cuidar a sus crías.
Valencia: un criadero de Attacus Atlas
En 2016, el Oceanogràfic de Valencia, España, reportaba el nacimiento de un grupo de machos y hembras de Attacus Atlas. Se trata de una enorme hazaña, debido a la sincronía con la que están logrando su reproducción, según informaba la agencia de noticias EFE. “Además, está favoreciendo que se produzcan cópulas y eso es algo inusual”, informaba la entidad valenciana.
Si bien se trata de una especie singular y de escasa longevidad, eso no significa que los esfuerzos sean igual de mínimos por lograr su conservación a lo largo del tiempo.
En la complejidad del vuelo de este gigantesco lepidóptero, por razones mencionadas al inicio de esta nota, se destacó también que la hembra es más fuerte que el macho en cuanto a vuelo y supervivencia.
Fue en un mariposario que el Oceanogràfic de Valencia dispuso su exhibición, recalcando que los esfuerzos para conservarla son de interés internacional. Mostraron además la forma en que esta especie produce seda marrón del tipo “fagara”, volviéndola aún más fascinante de lo que visualmente ya es.
En Málaga, al sur de España, la Attacus Atlas convivía con las 100 especies de mariposas procedentes de América, Asía y África. Se trata del que se identifica como el mariposario más grande en la madre patria: Benalmádena.
El interés ha sido creciente a la fecha. Los naturalistas parecen cada vez más maravillados por la mariposa que infunde temor entre los depredadores de sus larvas.
Uno de estos, el también documentalista británico sir David Attenborough, se dejó ver con una Attacus Atlas o mariposa atlas (2008), en Londres. Desde hace 14 años hacía público su proyecto pionero para disminuir la desaparición de las especies de mariposas en el Reino Unido, que ya ha decaído un 76%.
Por su parte, la agencia de noticias española EFE agregó que en los últimos 20 años, más de tres cuartos de las especies de mariposas de Gran Bretaña habían disminuido.
En el proyecto del naturalista de Attenborough, en coordinación con otros esfuerzos conservacionistas, se invirtieron 35 millones de euros (más de 32 millones de pesos chilenos), en pos de salvar a estas maravillosas creaturas aladas.