Con los ojos brillantes y sentado, así aparece Orejitas en las fotos de cientos de afiches que están pegados a lo largo de las avenidas en las comunas de Huechuraba y Quilicura. Hace tres meses fue recogido por miembros de una fundación, comenzando así un largo camino de ir y venir sin poder encontrar un hogar definitivo.
Todo comenzó en el último trimestre del año pasado, cuando el perro fue recogido de la calle y fue regalado en una jornada de adopción. Si bien se desconoce si nació en la calle o fue abandonado ahí -vagando sus primeras semanas de vida- al fin había encontrado un hogar definitivo que se suponía significaría el fin de su trágico inicio de vida. Sin embargo, fue devuelto después de un mes.
Fue ahí cuando se contactaron con David Fernández (25), joven que se dedica a rehabilitar y encontrar hogar a perros que, a su juicio, han sido “desechados” por la sociedad. “En las jornadas de adopción no hay mucho filtro sobre quién se lleva a los perros, así que decidimos ayudarlo”, dijo el rescatista.
Una vez en sus manos, Orejitas recibió los cuidados propios de un cachorro y comenzó un extenuante proceso de adopción que terminó en manos de una nueva cuidadora. “Nosotros decidimos hacernos cargo. Le hicimos fotos profesionales, lo vacunamos y desparasitamos. Costó cerca de dos meses, hasta que llegó una familia que lo adoptó”, recordó sobre la labor que realiza en conjunto a Beatriz Albornoz, con quien rescata perritos hace cinco años.
Tras un riguroso proceso, la nueva adoptante se comprometió a darle un hogar al canino. “Ella pasó por una entrevista, en la que le pregunté ‘¿Usted está conciente de que cuando uno adopta es para siempre?’. Y ella me dijo: ‘Estoy totalmente conciente’. Se le explicó cómo eran los perros al principio y aseguró que tenía paciencia y amor para darle”, contó Fernández.
No obstante, dicha mujer no estaba preparada para cuidarlo y lo “devolvió”. “Lo devolvió porque ella se fracturó: esa fue su excusa. Según ella porque no podía sacarlo a pasear… pero no vivía sola, toda la familia lo había adoptado”, dijo sobre la persona que lo tuvo en casa por seis meses.
“Como perro cachorro, es juguetón, desordenado y esta persona no tuvo la paciencia y lo devolvió al mes. Nosotros lo recibimos con mucha tranquilidad, pero le hicimos ver que eso estaba mal. Que devolver un perro por ese motivo en particular es totalmente incomprensible”, expresó y aseguró que la mujer le manifestó que hace tiempo quería deshacerse de él.
Fernández cuenta que, en gran parte de los casos, los perros que rescata no tardan más de tres semanas o un mes en encontrar una nueva familia (una vez puestos en adopción). Lamentablemente, para Orejitas no ha sido así.
Según relata, no sólo lleva más de dos meses publicado en su página de Facebook -por segunda vez-, con su respectiva sesión de fotos, sino que este hecho le ha obligado a imprimir afiches para encontrarle un hogar.
“La sociedad chilena siempre busca perros de raza chicos. No busca el perro oscuro o grande para adoptar. No quieren a los quiltros. El Orejitas tiene el perfil que la sociedad no quiere”, afirmó, según su experiencia rescatando a casi 600 perros en una década. “La semana antepasada puse en adopción a un yorkshire y en menos de un día ya tenía adoptante”, ejemplificó.
“Sin embargo, por esa mentalidad, los perritos de raza también sufren. Otros casos que he tenido (Begoña, por ejemplo) son de ese tipo. Los chilenos quieren perros caros y no saben cómo mantenerlos y cuidarlos, hasta que llegan a abandonarlos”, reflexionó.
“Por eso me veo obligado a hacerle una gigantografía y afiches. Lo hice con otro perro que estuvo 5 años sin ser adoptado. Llegar a ese extremo habla pésimo de nuestra sociedad y me da muchísima rabia. Ese dinero se podría ocupar en comida, castración o un hogar temporal, pero si no lo hago, va a pasar un año y nadie lo va a querer a adoptar”, aseveró.
“Sólo quiere que lo amen”
Orejitas corre a jugar cada vez que ve grupos de personas, en búsqueda de cariño y atención. El rescatista lo define como un perro muy sociable, con mucha energía y amoroso: “Es un perrito joven que quiere jugar, salir…le gusta ser ‘pegote"”, dijo David, quien lo saca a pasear diariamente y lo define como un perro muy amigable y nada de violento.
Aún así, los rechazos y los descuidos de su última dueña le dejaron algunas secuelas en su comportamiento, según el joven. “Desde el aspecto ‘psicológico’, el perro no estaba bien cuando lo devolvió. Tenía una ansiedad enorme y destrozaba todo, lo que es indicio de que a él no le daban paseos diarios. Tampoco se le castró”, dijo David, que está cuidando temporalmente al perro en su casa.
“Yo siento que él ha percibido el rechazo. Busca amor y cobijo en todas las personas: tiene una mirada expresiva, ‘ojitos de penita"”, dijo sobre el can.
“Orejitas sigue estresado y sólo necesita amor para recuperarse. Es un perro que jamás ha tenido estabilidad en su vida, en su familia. Ha tenido mala suerte por todos lados y se ha topado con personas que no le han tenido paciencia”, lamentó y aseguró que, aparte de lo anterior, el perro goza de muy buena salud.
Es por lo mismo que la búsqueda de hogar para Orejitas se ha hecho un poco más compleja. En palabras de Fernández, quien adopte al perro debe estar dispuesto a darle el amor que realmente necesita.
Para ello, explicó que el adoptante debe ser “una persona con tiempo, paciencia, que tenga experiencia con animales y en lo posible un buen espacio (patio)”.
“Alguien coherente con su discurso de amor y que sea responsable”, agregó.
En tanto, Fernández señaló que el adoptante puede ser una persona de cualquier región de Chile, que realmente esté dispuesto a darle lo que necesita y, previamente, pasar por una entrevista que él le realiza a todos los interesados. “Es un perro muy cariñoso y esperamos que finalmente encuentre el hogar que tanto merece”, concluyó.
Si te interesa contactar a David Fernández, para aportar o adoptar a Orejitas, puedes contactarlo a su página de Facebook en este enlace.