El té en bolsas es uno de los productos más consumidos a nivel mundial. Su popularidad se debe en gran medida a su conveniencia y facilidad de preparación, lo que lo convierte en una opción preferida tanto en hogares como en oficinas.
Lo cierto es que, desde su invención a principios del siglo XX, el té en bolsa ha revolucionado la forma en que disfrutamos esta bebida milenaria, ofreciendo una amplia variedad de sabores y tipos, adaptándose a los gustos y necesidades de cada consumidor.
Según explicó el CEO de Dilmah, Dilhan Fernando, en conversación con LUN, la forma de preparar el té en bolsa es clave para obtener todos sus beneficios y potenciar su sabor. En ese sentido, algo tan simple como saber utilizar el hilo de la bolsa puede marcar la diferencia.
¿Para qué sirve el hilo del té en bolsa?
Seguramente, al preparar una taza de té, simplemente sacudes la bolsa unas veces en el agua o utilizas el hilo para estrujarla contra la cuchara. Sin embargo, el dueño de Dilmah tiene su propia técnica.
Para preparar una buena taza de té en bolsa, es importante respetar el proceso de infusión de la hierba con el agua. Para Fernando, el hilo cumple un rol clave: es una herramienta para revolver. Según explica, se debe mover en círculos por la taza. “Unas 3 o 4 vueltas en círculo y lo dejas reposar”, indica el citado medio.
Según el experto en té, el tiempo de reposo no debe sobrepasar los 3 minutos. “Por eso viene con un hilo y papel para revolver. Son tres minutos de infusión para que alcance a entregar sus propiedades, después ya empieza a quedar más amargo”.
“Lo preparo así porque el agua se tiene que mezclar con las hierbas para que se liberen todos los antioxidantes. Si uno no la mueve se forma una especie de nube en el borde de la taza; esa es agua, no té. Hay que revolverlo bien para que se liberen todos los sabores”, agregó.
El CEO de Dilmah también aprovechó la instancia para indicar que calidad del agua es fundamental a la hora de preparar una taza de té. La recomendación es usar agua filtrada, debido a la alta presencia de minerales en esta, para apreciar plenamente los diversos sabores. En relación con la temperatura, el té negro debe prepararse a temperaturas entre 90 y 94 °C, mientras que el té verde, más delicado y de sabor volátil, se sirve idealmente entre 80 y 85 °C.