Un estudio publicado este mes en la revista Environment International encontró que los tampones tienen metales pesados entre sus componentes. Entre ellos, destacan elementos como plomo y arsénico, lo que ha encendido las alarmas a escala global.
En concreto, los investigadores evaluaron las concentraciones de 16 tipos de metales en 14 grandes marcas de productos sanitarios femeninos, detectando y comparando las concentraciones de estos elementos en cada una. Los resultados fueron alarmantes:
“Es preocupante que encontramos plomo en todos los tampones analizados. No existe un nivel de exposición seguro al plomo; cualquier proporción de plomo que pueda filtrarse fuera de un tampón y alcanzar la circulación sistémica podría contribuir a resultados negativos para la salud”, advierte el estudio.
Además, se confirmó la presencia de otros metales tóxicos como cadmio y arsénico. Los tampones orgánicos, hechos de algodón, presentaban concentraciones más bajas de plomo en comparación con los tampones no orgánicos, que están compuestos de algodón y fibras artificiales. Sin embargo, los tampones orgánicos contenían niveles más altos de arsénico, entre otros elementos.
Según explicó Jenni Shearston, epidemióloga medioambiental de la Universidad de California y una de las autoras del estudio, al medio Fast Company, los nombres de las 14 marcas en el estudio no podían ser revelados. No obstante, sí se indicó que se trata de las marcas más importantes de la industria.
¿Cómo afecta la exposición de estos metales pesados a la salud?
El plomo, el arsénico inorgánico y el cadmio tienen efectos adversos significativos en la salud. El plomo afecta el sistema neurológico, renal, cardiovascular, hematológico, inmunológico, reproductivo y de desarrollo.
El arsénico inorgánico es un carcinógeno asociado con enfermedades cardiovasculares, dermatitis, enfermedades respiratorias y neurológicas. El cadmio daña el sistema renal y se asocia con enfermedades cardiovasculares.
Lamentablemente, existe escasa investigación sobre los efectos de la exposición vaginal al arsénico o al cadmio. De hecho, este estudio es el primero en evaluar las concentraciones de estos elementos en los tampones, a pesar del potencial de una absorción vaginal sustancial de metales y el uso generalizado y frecuente de tampones por gran parte de la población.
“Definitivamente, necesitamos más investigación en esta área tan poco estudiada, especialmente porque millones de personas podrían verse afectadas”, dijo Shearston.
¿Qué alternativas existen al uso de tampones?
Si bien el estudio se hizo basándose en tampones, muchas marcas que fabrican estos productos también fabrican toallitas sanitarias. Según explica la investigación, los tampones pueden contaminarse con metales durante el proceso de fabricación.
Además, algunos metales se agregan intencionalmente como agentes antimicrobianos, para control de olores o como lubricantes para facilitar la inserción. También se utilizan metales como pigmentos para colorear los aplicadores o partes del tampón.
En ese sentido, al no haber estudios hechos en toallitas higiénicas en esta materia, no se podría confirmar ni descartar que estas también pudieran tener presencia de metales pesados.
¿Qué otras alternativas existen? Si estás pensando en cambiar tus productos de higiene femenina, durante los últimos años se han popularizado diferentes métodos para contener la menstruación. Entre ellos están: