Pese a que han pasado pocos meses de este 2024, ya se está volviendo uno de los años más activos en astronomía con diferentes fenómenos apreciables en el cielo. Uno de ellos es el “cometa diablo”.
Se trata del cometa 12P/Pons-Brooks (también conocido como ‘cometa diablo’), el cual visita a la Tierra y sus vecinos rocosos cada 71,2 años.
El cuerpo celeste viene acompañado de otro fenómeno que deslumbrará a los habitantes de nuestro planeta el próximo 8 de abril, cuando un eclipse solar oscurezca los cielos del hemisferio norte.
¿Por qué recibe el nombre de “cometa diablo”?
Aunque su nombre pueda evocar imágenes de temor y misterio, el término “Diablo” en realidad proviene de su forma, y es que a simple vista pareciera tener cuernos, como su representación clásica.
Según National Geographic, esta división en su cola o protuberancias corresponden a dos fracturas internas (ocurridas hace apenas 4 meses) que causaron una pérdida de polvo y hielo, provocando esa silueta en su estela.
De acuerdo al investigador principal del Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias del Instituto de Ciencias del Espacio de España, Josep M. Trigo Rodríguez, el cometa diablo está compuesto de una amalgama de hielos, materia orgánica y partículas de polvo micrométrico. Estas características “contribuyen a dispersar la luz solar, dando esa apariencia neblinosa a la coma, y a producir la cola de polvo”, dijo al medio.
¿Será posible observarlo en Chile?
El fenómeno ya se encontraba visible en el cielo desde marzo pero alcanzará su máximo punto el próximo 21 de abril, pudiendo ser observado en el hemisferio norte, ubicando la vista en dirección al oeste al atardecer.
En Chile no será tan fácil de ver, ya que de partida su avistamiento no favorece al hemisferio sur. Aunque astrónomos indican que podrá distinguirse como un punto débil tras la puesta de sol.
Su ubicación en el cielo es cercana al Sol y a una baja altura, por lo que la única forma de verlo es cuando éste descienda en el horizonte, aunque podría ser opacado por los últimos remanentes de luz.
Como recomendación se incluye verlo en altura y ayudarse de binoculares o telescopios.