Los aceites integran una parte importante de nuestra dieta, ya que aportan vitaminas y ácidos grasos. No obstante, algunos de ellos generan un impacto negativo en la salud ¿Cuál es el más saludable para su ingesta?
Según Medlineplus, las personas necesitan consumir grasas ya que proveen de energía al cuerpo. Asimismo indica que mantienen saludables la piel, el cabello, ayudan a absorber las vitaminas A, D, E y K. Asimismo, hay aceites esenciales que el cuerpo no puede producir por sí solo y son necesarios para el desarrollo del cerebro, el control de la inflamación y la coagulación de la sangre.
No todo son beneficios. Algunos aceites traen consigo grasas saturadas, que aumentan el nivel de la lipoproteína de baja densidad (LDL), que a su vez incrementan el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular u otros problemas de salud. En ese sentido, ¿cuál es el mejor aceite?
Aceite de coco
Este tipo de aceite suele estar sindicado como una sustancia portadora de beneficios y súper alimento. No obstante, contiene alrededor de un 90% de grasas saturadas en su contenido.
Alice Lichtenstein, profesora de ciencia y política de la nutrición en la Universidad Tufts de Massachusetts (EE.UU.), afirmó a BBC que “cuando se analizan los estudios que lo comparan con otros aceites, los resultados muestran que tiene un alto contenido en grasas saturadas, y ningún ensayo clínico respalda las afirmaciones iniciales”.
En ese sentido, según expertos el aceite de coco aumentaría el colesterol LDL en la sangre, pudiendo incrementar las probabilidades de generar ataques vasculares o enfermedades coronarias.
Al respecto, Philip Greenland, profesor de Cardiología en la Escuela de Medicina Feinberg en Chicago, indicó a The New York Times que “la publicidad para el aceite de coco es confusa. Se vende la idea de que es una grasa saludable, pero quienes conocen su composición no piensan eso para nada”.
Y es que si bien se ha difundido que eleva los niveles de la Lipoproteína de Alta Densidad (colesterol HDL), que aleja el LDL de la sangre, a la fecha no habrían estudios en personas que demuestren esta afirmación.
Aceite de sésamo
Debido a sus propiedades, el aceite de sésamo es uno de los preferidos en muchas cocinas alrededor del mundo. Aportando un sabor y olor característico en sus preparaciones. Incluso como semilla es muy popular para acompañar diferentes recetas.
Sin embargo, su aporte a nuestra dieta no solo es la de un mero ingrediente, estudios han demostrado la presencia de diferentes tipos de antioxidantes beneficiosos para el organismo, como el sesamol, sesaminol y homólogos de tocoferol.
Incluso, de acuerdo a un estudio publicado en la revista científica, Food Chemistry, el aceite de sésamo contiene propiedades antidiabéticas, antiinflamatorias, y ayudan en la reducción del colesterol en la sangre.
Aceite de oliva
Quizás se trata del aceite más popular en términos de beneficios para la salud. Diferentes estudios apuntan a que este tipo es beneficioso para la prevención de enfermedades cardíacas y la diabetes tipo 2.
Incluso según una investigación citada por la BBC, donde se analizó la dieta y salud de más de 100 mil personas en un lapso de 24 años, quienes consumían aceite de oliva tenían un riesgo de 15% menor de padecer enfermedades cardíacas.
Y es que esta sustancia, que se extrae de la trituración de las aceitunas, contiene ácidos grasos monoinsaturados, que contienen vitaminas, minerales y micronutrientes derivados de las plantas, los que en sumatoria entregan más beneficios que contrapartes.
Pese a ello, entre los distintos tipos que hay dentro de su amplia gama, el más recomendable por expertos es el aceite de oliva extra virgen. Éste es rico en antioxidantes y vitamina E.
Así también es útil para la protección del colesterol malo o LDL, reduce la presión arterial, los niveles de glucosa y mejora los niveles de HDL en la sangre.
Aceite de canola
Extraído de la planta de canola, este aceite que suele ser más económico que otros enlistados en esta nota, tendría beneficios en la dieta diaria, ayudando a reducir el colesterol.
Un estudio publicado en 2019 en la revista Advances in Nutrition, reveló que el aceite de canola redujo el peso corporal en pacientes con diabetes tipo 2.
Por su parte, un artículo publicado en Nature, una plataforma de divulgación científica, demostró que una dieta en base a aceite de canola generaba el efecto contrario en ratones, haciendo aumentar su peso e, incluso, causando efectos negativos en su memoria.
Pese a este desencuentro, se ha comprobado que la canola es baja en grasas saturadas, y alta en grasas monoinsaturadas, que son beneficiosas para nuestro cuerpo y, por lo tanto, su utilización en cocina.