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La guerra comercial desatada por Trump puso en alerta al mundo, con aranceles del 10% a varios países, incluido Chile. El impacto directo en la economía chilena será moderado, con oportunidades en productos como el cobre y litio. Sin embargo, el riesgo principal será la recesión global y la inestabilidad financiera. Las cadenas de suministro podrían verse afectadas, con posibles beneficios en precios y términos de intercambio.
La guerra comercial desatada por la administración de Donald Trump el pasado miércoles puso en alerta al mundo entero. Durante una ceremonia televisada, el gobierno estadounidense gravó con un 10% (y en ciertos casos mucho más) a diferentes países a lo largo del planeta, incluido Chile.
Si bien una parte importante del impacto de los aranceles recae en los ciudadanos y empresas de Estados Unidos —con un aumento considerable en los precios de importación de diversos productos—, vale la pena preguntarse cómo podrían afectar estas medidas específicamente a nuestro país.
¿Qué significa la imposición del 10% de aranceles para Chile y su economía?
De acuerdo con Francisco Diaz Hermelo, experto en economía y director de la Escuela de Negocios de la Universidad Mayor, en términos generales, el impacto directo de los aranceles en nuestro país será moderado e incluso “podrían surgir oportunidades interesantes”.
Como sabemos, el cobre —principal exportación de Chile a Estados Unidos— y el litio mantendrán arancel cero; en tanto, el resto de los productos chilenos tendrán gravámenes del 10%, aunque más bajos que los que enfrentan otras economías, por lo que podría darse una “ventaja competitiva relativa”, señaló el experto.
Por ejemplo, el salmón chileno paga un 10% frente al 15% de Noruega, y los vinos chilenos compiten mejor que los europeos, que enfrentan un 20%. Las frutas y productos de madera también tienen alta demanda, ya que son difíciles de sustituir localmente. Además, América Latina en general goza de aranceles más bajos que Asia y Europa, lo que abre oportunidades para fortalecer alianzas comerciales e inversiones en la región.
Sin embargo, el verdadero riesgo —explicó— será indirecto y “provendrá de la recesión global y la inestabilidad financiera”.
“Al gravar duramente a las potencias asiáticas y europeas, se detona una caída significativa de la actividad económica mundial, aumenta la incertidumbre en los mercados y se agrava la crisis en los sistemas financieros”, indicó Díaz.
Qué impacto pueden llegar a tener las tarifas
Según explicó el académico de la Universidad Mayor, en principio, Chile podría beneficiarse de “precios más bajos de manufacturas en el mercado mundial y mejorar sus términos de intercambio”.
Sin embargo, “nadie sabe con certeza cómo se verán afectadas las cadenas de abastecimiento globales. Productos complejos —como electrónicos, automóviles o aviones— dependen de insumos y piezas provenientes de una red dispersa por decenas de países, cruzando fronteras en múltiples ocasiones”.
Durante la pandemia, estas cadenas se interrumpieron, lo que provocó inflación global y tardó casi cuatro años en volver a la normalidad.
“La administración Trump busca imponer un nuevo orden económico de manera unilateral y casi inmediata, reemplazando el sistema de globalización que tardó décadas en consolidarse y que contaba con el consenso de la mayoría de los países”, recordó Díaz.
“Las grandes potencias eventualmente responderán, desatando una guerra de represalias cuyos resultados son impredecibles. La reorganización del comercio y las finanzas globales promete ser dolorosa, caótica y de desenlace incierto”, señaló categóricamente.
¿Desde cuándo se debería notar o empezar?
Díaz sostiene que el impacto más inmediato provendrá de la disrupción financiera. “La incertidumbre generada hará que los inversores adopten una postura más conservadora y restrinjan nuevamente sus inversiones, pese a las ganancias excepcionales obtenidas recientemente”, precisó.
“Un menor nivel de inversión mantendrá la demanda laboral en un rango moderado. El crecimiento, que a comienzos de año tenía potencial para alcanzar el 3%, ahora se verá acotado. Podrían perderse varios meses —o incluso todo el año— hasta recuperar la certidumbre”, agregó.