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Cuando febrero llegaba a su fin, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la creación de una tarjeta dorada que permitirá a millonarios extranjeros establecerse en el país.

Según sus propias declaraciones, quienes adquieran este documento podrán gozar de los mismos privilegios que poseen los residentes con tarjeta verde (green card), así como avanzar hacia la obtención de la ciudadanía estadounidense.

El costo anunciado por el mandatario sería de 5 millones de dólares, y señaló que su implementación permitirá atraer “a mucha gente a nuestro país, que será rica y que han tenido mucho éxito y que gastarán mucho dinero, pagarán muchos impuestos y darán trabajo a muchas personas”.

Esta iniciativa no es única en el mundo, de hecho, tampoco es nueva en Estados Unidos. Actualmente, existe el Programa de Inmigración para Inversores EB-5, que permite a inversores, junto con sus esposas e hijos menores de 21 años, obtener la residencia permanente en Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno de Trump apunta que este es “fraudulento”, por lo cual el plan es reemplazarlo.

¿Qué otros países cuentan con una tarjeta dorada?

Tal como adelantamos, la tarjeta dorada es un documento con el que cuentan un gran número de países, los cuales fijan condiciones diferentes para su obtención. Mientras que en el caso anunciado por Trump solo se conoce de momento que tendrá un valor de 5 millones de dólares, en su versión griega lo crucial es invertir en el área inmobiliaria.

Algunas zonas de Grecia exigen a las personas interesadas en obtenerla que inviertan unos 260 mil dólares en inmuebles; otros puntos, como Atenas, piden montos más altos, en torno a los 830 mil dólares, asegura la BBC.

De acuerdo con el Índice del programa de residencia de Henley 2025, la tarjeta dorada del país europeo está en el primer puesto de popularidad, debido a factores como requisitos de inversión, calidad de vida y reputación.

Otros países del ranking son Suiza, Portugal, Italia y Reino Unido. A nivel latinoamericano, las únicas naciones en figurar son Panamá y Costa Rica en los puestos noveno y décimo, respectivamente.

El caso latinoamericano

Según el índice, Panamá “ofrece a los inversores acceso a los mercados internacionales, desde los Estados Unidos hasta el este de Asia, Europa y Oceanía”, además, lo llama un “país cosmopolita” y afirma que es uno de los mejores países para jubilar.

Por su parte, la BBC indica que los residentes extranjeros acaudalados que acceden a su tarjeta dorada pueden conseguir la ciudadanía en 5 años. El programa de residencia permite acceder con una inversión inmobiliaria, inversión en la bolsa o un depósito a plazo fijo en el banco.

El caso costarricense exige que los extranjeros de buen patrimonio inviertan mínimo 150 mil dólares en bienes raíces, en acciones de una empresa de ese país o en su bolsa de valores. Otras alternativas agrupan a las personas jubiladas cuya pensión mensual sea de mil dólares.

Pese a que simple vista parece un buen incentivo que los países cuenten con estos programas, el medio asegura que algunas naciones de Europa los han dado de baja ante el temor de que se presten para la concreción de delitos “o por el descontento de la población local que reclama contra el aumento en el precio de las propiedades”.

Sobre esa misma línea, indica que Chipre e Irlanda los dieron de baja y que España lo hará en abril, a su vez, destaca que la Comisión Europea advirtió en 2019 que estos programas corren el riesgo de utilizarse para lavado de dinero, evasión fiscal y corrupción.