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Las mantas pesadas han ganado popularidad en el último tiempo como una herramienta para mejorar la calidad del sueño y reducir el estrés.

Diseñadas para aplicar una presión suave y uniforme sobre el cuerpo, estas mantas imitan la sensación de un abrazo reconfortante, promoviendo una mejora en el bienestar físico y emocional.

Su precio es variado, las más económicas pueden partir en los 30 o 40 mil pesos, mientras que otras pueden alcanzar los $150 mil.

La psicóloga Luciana Moretti explicó a El País que la presión profunda ejercida por estas mantas activa el sistema nervioso parasimpático, responsable de la relajación. Además, investigaciones indican que el uso de estas mantas puede incrementar los niveles de melatonina, la hormona del sueño, facilitando la transición hacia un descanso profundo.

¿Mantas pesadas ayudan a combatir la ansiedad?

En Chile, casi un cuarto de la población presenta síntomas de ansiedad, según un estudio de la ACHS y la Pontificia Universidad Católica. En este contexto, las mantas pesadas surgen como una alternativa terapéutica para aliviar el estrés.

Su uso está asociado a la reducción de los niveles de cortisol, conocido como la hormona del estrés, y al aumento de serotonina, que favorece la calma y mejora el estado de ánimo. Estas propiedades también impactan positivamente en la vida diaria, disminuyendo la fatiga y mejorando la capacidad de concentración.

¿Pueden utilizarse en niños? Aunque los más pequeños también pueden utilizarlas, es importante seguir ciertas precauciones. Moretti recomienda su uso a partir de los tres años y que el peso de la manta no supere el 10% del peso corporal del niño. Si el menor tiene un diagnóstico específico, se sugiere consultar a un pediatra antes de incorporar esta herramienta.

La adaptación a una manta pesada puede variar según la persona. Para acostumbrarse, los expertos sugieren usarla también en actividades cotidianas como leer o ver televisión antes de dormir. Este proceso ayuda al cuerpo a relajarse y a prepararse para el descanso nocturno.

Manuel Ovalle, de Hypnos, explica que elegir la manta adecuada es clave para maximizar sus beneficios. Al igual que en los niños, esta debe equivaler al 10% del peso corporal del usuario. Por ejemplo, una persona que pese 70 kg debería optar por una manta de 7 kg.

Un “abrazo cálido” para el cuerpo y la mente

Las mantas pesadas también son conocidas por ofrecer una sensación de seguridad y calma, que muchos describen como un “abrazo cálido”. Niños y adultos destacan cómo este efecto ayuda a apaciguar el sistema nervioso autónomo, permitiendo habitar el cuerpo con tranquilidad y reduciendo la ansiedad.

“Este efecto estimula el sistema nervioso parasimpático, reduciendo los niveles de cortisol, conocido como la hormona del estrés, e incrementando la producción de serotonina y melatonina, responsables de la relajación y el sueño. Este equilibrio químico ayuda a calmar la mente, facilitando un descanso profundo y reparador”, explica Ovalle.

Aunque las mantas pesadas pueden ser una herramienta eficaz, no sustituyen la importancia de mantener una buena higiene del sueño. Para optimizar el descanso, los especialistas recomiendan un ambiente tranquilo, con pocos estímulos, temperatura adecuada y reducción del ruido.