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Del árbol al Viejito Pascuero: así evolucionaron los símbolos de la Navidad a lo largo de la historia

21 diciembre 2024 | 07:15

En la historia reciente, los símbolos de la Navidad siempre han incluido al Viejito Pascuero, los regalos y más. Sin embargo, no siempre fue así.

Los pinos decorados con esferas y luces, la magia que rodea a la figura de Santa Claus, como es conocido en otros países, con sus poderes para volar en un trineo tirado por renos; son todo herencia de distintas culturas que poco a poco se fueron integrando entre sí.

Mientras que algunas de esas tradiciones efectivamente se adoptaron alrededor de la era media, otras prácticas de la temporada son mucho más recientes y datan de finales del siglo 19.

Historia de la Navidad: ¿Cómo ha evolucionado?

Apenas llega diciembre, quienes celebran Navidad comienzan a desempacar adornos, decoraciones, guirnaldas, luces de colores y una serie de ornamentos para vestir sus hogares con la tenida de la temporada -otros incluso inician antes.

Desde el pinito miniatura que reposa sobre el escritorio de una oficina, hasta la casa que gana la competencia como la más iluminada o decorada; nadie se queda fuera del espíritu navideño.

Por ejemplo, Thomas Edison creó la tira de ampolletas eléctricas y las colgó en la temporada de Navidad de 1880 afuera de su laboratorio, menciona la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Dos años después, Edward H. Johnson redobló la apuesta y armó una tira de 80 luces de colores blanco, azul y rojo, que colgó alrededor de su árbol.

Sin embargo, la idea de iluminar el árbol es mucho más antigua. Algunas voces apuntan de que Martín Lutero fue la primera persona en poner velas a un pino, sin embargo, no hay suficiente evidencia histórica que lo pruebe. De todas maneras, la leyenda dice que Lutero se inspiró luego ver las brillantes estrellas que iluminaban el cielo durante un paseo nocturno por el bosque, y basado en el concepto de la luz que Cristo trajo al mundo.

Más importante que las velas en el pino, que produjeron numerosos incendios en la antigüedad, es el árbol mismo.

¿Cuál es el origen del árbol navideño?

El medio National Geographic asegura que la Alemania del siglo 16 fue la cuna del árbol con adornos como lo conocemos hasta hoy.

Registros de la época mostrarían que el primero de ellos se puso en la catedral de Estrasburgo en 1539 (hoy Francia), una tradición que fue adoptada rápidamente.

Aunque la razón por la cual es un árbol y no otro elemento no son muy claras. Algunas teorías apuntan a que estaría inspirado en una obra medieval que retrataba el Jardín del Edén; otras plantean que evolucionó de las pirámides de Navidad, una tradición de los países germánicos que consiste en tallar adornos de madera en forma triangular, que nació en el siglo 16.

La Enciclopedia Británica va más allá y afirma que en una antigua tradición alemana, en la que se celebraba a Adán y Eva el 24 de diciembre, las familias ponían un árbol en sus hogares en el que colgaban hostias. Luego se reemplazaron por galletas, hasta llegar a las velas antes mencionadas.

Si bien los árboles navideños ya eran lo suficientemente populares hacia el siglo 19, se volvió más icónico cuando en 1848 el semanal Illustrated London News publicó una ilustración de la familia real alrededor de un árbol decorado con adornos y velas.

Del árbol al Viejito Pascuero: así evolucionaron los símbolos de la Navidad a lo largo de la historia

Los orígenes del Viejito Pascuero

Santa Claus, Papá Noel, o Viejito Pascuero, como es conocido en Chile, tiene sus orígenes en san Nicolás, un hombre con una apariencia radicalmente distinta a la del señor gordo y de barba blanca. Fue obispo de la antigua ciudad de Mira, en Turquía, y también encarcelado durante el reinado del emperador Diocleciano. Tras su muerte, comenzó su famoso legado que con los años mutó al hombre que baja por las chimeneas a dejar los regalos.

Según menciona Gerry Bowler, autor del libro ‘Santa Claus: A Biography’, alrededor del año 1200, comenzó a hacerse conocido por ser el patrón de los niños y dar regalos mágicos.

Vatican News detalla algunas historias que lo inmortalizaron. Una de ellas habla de una familia con 3 hijas dispuestas al matrimonio, sin embargo, su padre no tenía dinero para asegurarles una dota: un conjunto de bienes que entregaba el novio o novia para el matrimonio. “Para salvarlas de un destino de prostitución, Nicolás una noche, provisto de dinero envuelto en un paño, lo lanzó a través de la ventana de la casa del vecino“, lo que permitió casar a una de ellas.

Otra historia argumenta que san Nicolás logró regresar a la vida a 3 jóvenes que habían sido asesinados y ocultos en una barrica.

Cierto o no, Nicolás se convirtió en el patrón de los niños y los indefensos, y cada 6 de diciembre, se hacían celebraciones en su honor. Entre 1200 y 1500 comenzó a cambiar su apariencia en las representaciones, donde fue dotado de barba y poderes mágicos.

Con la reforma protestante, la figura del Niño Jesús comenzó a prevalecer en la entrega de regalos, en un esfuerzo por aminorar a la del santo, cambiándose así la fecha al 25 de diciembre. Sin embargo, San Nicolás prevaleció.

Hacia comienzos del siglo 19 comenzó a forjarse la versión moderna del Viejito Pascuero. El libro ‘Knickerbocker’s History of New York’ de 1809, de Washington Irving, lo describió como “un holandés bajo, corpulento, alegre, que fuma en pipa y vestido con el traje colonial tradicional”, dice la Biblioteca Pública de Nueva York. El libro también plasmó la idea de que volaba sobre los tejados a bordo de un vagón y bajaba por las chimeneas.

Un poema de 1821 reforzó lo anterior, pero añadió que el vagón era tirado por un reno, traía regalos a los niños buenos, pero también una rama de abedul para los padres cuyos hijos “rechazan el camino de la virtud”, menciona Natgeo. Un año después, el poema “Una visita de San Nicolás” continuó agregando misticismo a su leyenda: ahora eran 8 los renos que tiraban del trineo. Sin embargo, Rodolfo no figura, puesto que fue inventado en un cuento de 1939.

Revisa una parte de la pieza a continuación:

“Supe en un momento que debía ser San Nicolás.
Más rápidos que las águilas vinieron sus corceles,
Y silbó y gritó, y los llamó por su nombre:
“¡Ahora, Dasher! ¡Ahora, Dancer! ¡Ahora, Prancer y Vixen!
¡Adelante, Cometa! ¡Adelante, Cupido! ¡Adelante, Donder y Blitzen!
¡A lo alto del porche! ¡A lo alto del muro!
¡Ahora, salid corriendo! ¡Salid corriendo! ¡Salid corriendo todos!”
Como hojas que ante el huracán salvaje vuelan,
Cuando encuentren un obstáculo, suban al cielo;
Así que hasta el tejado volaron los corceles.
Con el trineo lleno de juguetes, y San Nicolás también…
Y entonces, en un abrir y cerrar de ojos, oí en el tejado
El brincar y el patear de cada pequeña pezuña.
Mientras dibujaba en mi cabeza y me daba la vuelta,
San Nicolás bajó de un salto por la chimenea.
Estaba vestido todo de piel, desde la cabeza hasta los pies,
Y sus vestidos estaban todos manchados de ceniza y de hollín”.

(Extracto del poema “Una visita de San Nicolás” [1823], del autor Clement Clarke. Leelo completo aquí)