Diferentes informes han advertido en los últimos años las bajas cifras de nacimientos que enfrenta el mundo. Se trata de una realidad que no escapa a Chile, que tiene una de las tasas de natalidad más bajas de Latinoamérica.
El escenario genera preocupación. Algunas voces expertas en la materia han advertido que de aquí a algunas décadas, la población de adultos mayores será proporcionalmente mucho mayor al resto de la población.
Eso a su vez, traería consigo problemáticas del tipo: muchas personas jubiladas, pero pocos trabajadores, por lo que las naciones tendrían que repensar la forma en que funcionan sus sociedades.
Bajo ese contexto, países han implementado medidas ‘pronatalidad’ para incentivar a las parejas para que tengan un embarazo. De acuerdo con un análisis publicado en el sitio The BMJ, en Singapur tienen “bonos para bebés”, donde entregan más dinero a quienes tengan 3 o más hijos; en Hungría entregan préstamos sin intereses para futuros padres, que no tienen que pagar si tienen 3 o más hijos en 5 años.
¿Cuáles son las cifras de natalidad en Chile?
En sí, las cifras muestran que la natalidad es un indicador que no ha parado de caer en las últimas 6 décadas a nivel global. Según cifras del Banco Mundial, nuestro país registraba una tasa de 35% en 1960.
Según se puede apreciar en el siguiente gráfico, en Chile la natalidad ha ido en picada en el transcurso de las décadas, llegando apenas al 12% en 2022.
Revisando cifras más actualizadas, el boletín de estadísticas vitales coyunturales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en agosto de 2024 se registraron 11.075 nacimientos; que representa una caída de 20,9% respecto a agosto de 2023.
Conoce cuál es la tasa de natalidad de los países de América Latina, como fue consignado por Bloomberg en 2023:
Haití: 23,2
Bolivia: 21,6
Guatemala: 20,9
Honduras: 20,9
Paraguay: 20,3
Nicaragua: 20
República Dominicana: 18,1
Panamá: 17,4
Perú: 17,4
Ecuador: 16,6
El Salvador: 15,8
Venezuela: 15,6
México: 14,6
Colombia: 13,9
Argentina: 13,8
Brasil: 12,7
Costa Rica: 11,7
Chile: 11,8
Uruguay: 10,4
Cuba: 8,9
Puerto Rico: 8
¿Por qué las cifras van a la baja?
De los números publicados por el INE, se desprende que solo un 25,7% de los nacimientos son de madres cuyas edades oscilan entre los 25 y 29 años, mientras que un 30,1% del total es de mujeres entre los 30 y 34 años.
Este antecedente es valioso desde el punto de vista de un patrón que se viene repitiendo hace algún tiempo: cada vez más, las mujeres prefieren tener bebés pasados los 30 años, lo cual también acarrea ciertas implicancias.
Martina Yopo, doctora en sociología de la universidad de Cambridge e investigadora de la Universidad Católica de Chile, comentó a BBC Mundo, que “en Chile, por ejemplo, el porcentaje de mujeres que se convierten en madres después de los 30 años se ha cuadruplicado en la última década. Y una de las consecuencias directas de la postergación de la maternidad es efectivamente la infertilidad”.
Yopo señala que ello se evidencia en un aumento en las técnicas de reproducción asistida en Latinoamérica, añadiendo que “a medida que se posterga la maternidad, lo que muestra la investigación es que la reproducción es menos eficiente”.
Lo mencionado por la investigadora chilena queda claro al ver la tasa de fecundidad, que mide el número de nacimientos en comparación a la población. Según consigna el medio, esa cifra era de 5,3 hijos por mujer en 1960 a nivel mundial, hoy es de 2,2.
En el plano de América Latina, Chile, Uruguay, Costa Rica y Cuba tienen las cifras más alarmantes, con 1,5 hijos por mujer.
La caída dramática de estos datos respondería a cómo hoy las mujeres tienen un mayor control para decidir sobre sus cuerpos, pudiendo elegir cuándo desean ser madres.
Ese es uno de los factores, aunque hay otras piezas que componen este rompecabezas. Yopo señala a BBC que en esta era hay “mayor prevalencia en el uso y legitimidad de los métodos anticonceptivos”, lo que deriva en un acceso más fácil a ellos, pero también en la normalización de prevenir un embarazo.
Además, se suman factores como la postergación de la maternidad, como se mencionó en esta misma publicación; el costo de la vida, que complejiza el acceso a mejor salud, educación y vivienda, afectando a las familias, parejas y futuras madres.
A la sumatoria se añaden los cambios culturales y sociales. Antaño las mujeres estaban casi obligadas al cuidado del hogar y constituir familias. Este paradigma se ha ido derribando con el tiempo.
“Hoy las mujeres tienen tasas de participación en el mercado laboral y en la educación superior mucho más altas. Este es un cambio cultural muy relevante, en donde ser mujer hoy día no significa ser madre y hacer familia no significa necesariamente tener hijos”, concluye Martina Yopo.