Frases como “para eso trabajo y la plata es mía” se reproducen una y otra vez en redes como TikTok, porque tener un presupuesto ilimitado para algunos es posible, o al menos es lo que creen si sufren “Dismorfia monetaria”.
Aunque no se trata de un diagnóstico como tal, sí es una tendencia que se ve cada vez más seguida precisamente en las generaciones de Millenials y Gen Z.
Potenciada por lo que podemos ver a redes sociales, puede poner en riesgos nuestras finanzas a niveles impensados.
Pero también, advierte que con la vida actual y la inflación, aumentada tras la pandemia por el covid-19, el hábito de ahorrar para el futuro se difuma cada vez porque las metas que generaciones anteriores tenían, ahora se ven inalcanzables.
No se trata de un término nuevo en las finanzas, pero sí de algo que es cada vez más común. Aquí te lo explicamos.
Dismorfia monetaria: un nuevo mal financiero
Probablemente, cuando leíste dismorfia monetaria, pensaste en la dismorfia corporal, cuando vemos nuestro cuerpo, pero lo apreciamos con una visión distorsionada.
El término dismorfia monetaria toma el nombre precisamente de este trastorno, porque pasa, pero no con el cuerpo, sino que con las finanzas y cómo ves tu dinero.
Según explica The New York Times, “la dismorfia financiera se refiere a una persona que tiene una inseguridad irracional respecto de sus finanzas”.
Esta inseguridad lleva a que las personas, generalmente influenciadas por las redes sociales y los usuarios que ostentan altos gastos, quieran estar a su nivel, por lo que comienzan a realizar gastos excesivos e inversiones riesgosas.
Esto aplica principalmente a las generaciones de Millenials y los Gen Z, precisamente quienes más están en redes sociales.
Son ellos los que gastan su dinero en cosas que en el momento los hacen felices, pero que los comienza a dejar sin una reserva para el futuro.
Según explica a CNBC, Carolyn McClanahan, planificadora financiera certificada y fundadora de Life Planning Partners, “Esto ha sido un problema por mucho tiempo, pero las redes sociales lo han llevado a un nuevo nivel”.
Esto porque una encuesta realizada por Credit Karma en Estados Unidos reveló que un 43% de la Generación Z y el 41% de los millennials admiten que luchan con las comparaciones con los demás, en términos monetarios, y sienten que están rezagados económicamente.
“Para eso trabajo, la plata es mía”
Cuántos no han pensado precisamente en esa frase, muy viral en TikTok, cuando caen en la tentación de comprar algo que quizás no necesitaban o más bien, que realmente no necesitaban.
Y es que la realidad es que cada vez las generaciones más jóvenes piensan más en gastar en los gustos del día a día que en las preocupaciones financieras que tuvieron quienes están en sus 50 o 60.
Para la Generación X tener una vivienda propia era una prioridad, así como ahorrar para las “vacas flacas” o cuando llegaran los hijos.
Pero para Millenials y Gen Z, este tipo de preocupaciones legítimas parecen casi inalcanzable, considerando que acceder a una vivienda es cada vez más caro, así como también el cuidado infantil que cada vez es más costoso.
Por el contrario, estás más bien obsesionados con un estilo de vida ostentoso, que generalmente se asemeja a lo que ven en redes sociales.
Eso sin pensar en el límite financiero que tienen disponible, tomando un camino rápido al estrés económico y superar el presupuesto mensual, lo que les impide tener el dinero para lidiar con los gastos imprescindibles, consigna Infobae.
¿Es posible salir de la dismorfia financiera?
Otro viral de TikTok dice: “De los creadores de “Para eso trabajo, la plata es mía, llega, después veo cómo pago, Dios proveerá, porque uno es consumista, pero creyente”.
Una frase que podría ir mucho con la tendencia actual de comprar cosas que rápidamente pasarán de moda como ropa, maquillaje, accesorios, etc.
Sin embargo, aquí aplica mucho el querer estar a la moda y que la tendencia no se escape, lo que sumado a la inflación post covid-19, hacen que el costo de la vida, suba una y otra vez.
Por lo mismo, el gasto que se realiza es cada vez más alto y esa obsesión por mostrarse en un estilo de vida o estatus social distinto a la realidad, termina pasando la cuenta.
Finalmente, la cultura del consumismo y la presión social puede llevar a una infelicidad o insatisfacción sobre los ingresos que se perciben, lo que puede derivar en un endeudamiento excesivo, miedo irracional a la pobreza o incluso, gastar dinero en necesidades básicas.
Sin embargo, es posible enfrentarla, primero reconociendo la dismorfia financiera y reflexionando sobre las decisiones que tomas con base en los hechos que llevaron a eso.
Pero también, pidiendo ayuda a alguien que te oriente en una planificación financiera, ajustando tú gastos respecto de los ingresos que tienes, para que vuelvas a tener responsabilidad financiera y no pensar en que la ayuda divina vendrá en tu rescate, aunque seas muy creyente.