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Irán, Tailandia y Bielorrusia lo demuestran: los movimientos de protesta contra regímenes autoritarios se organizan en gran medida a través de Telegram. Con más de 900 millones de usuarios, la popular red social destaca por su regulación menos estricta de contenidos y la posibilidad de crear grupos de hasta 200.000 participantes, ofreciendo un alto grado de anonimato. Sin embargo, la plataforma también es utilizada por negacionistas del coronavirus, extremistas de derecha y ciberdelincuentes. A pesar de su aparente seguridad, expertos señalan que Telegram no es tan confiable como se cree, ya que los mensajes no están cifrados de extremo a extremo por defecto, lo que plantea graves brechas de seguridad. El arresto de Pavel Durov, fundador de Telegram, generó controversia en Rusia, donde tanto el gobierno como la oposición expresaron su preocupación. A pesar de su popularidad, expertos sugieren mantenerse alejados de Telegram para información confidencial debido a sus problemas de protección de datos.

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Tras el arresto del fundador de Telegram, Pavel Durov, la oposición rusa teme por una de sus plataformas de comunicación. Otros movimientos de protesta también usan Telegram. Pero el servicio tiene sus inconvenientes.

Irán, Tailandia y Bielorrusia lo demuestran. Muchos de los movimientos de protesta contra regímenes autoritarios que se han extendido en varios países del mundo tienen una cosa en común: se organizaron en gran medida a través de Telegram.

Fundado en 2013 por el ruso Pavel Durov, detenido Francia, el servicio de mensajería se ha convertido en una de las redes sociales más populares del mundo.

Más de 900 millones de personas usan Telegram, que se enorgullece de regular menos sus contenidos que los otros servicios de mensajería. La aplicación se puede seguir usando incluso con una conexión extremadamente lenta a internet, por ejemplo, en el caso de que el acceso a la red sea limitado por el gobierno.

También se pueden crear grupos de hasta 200.000 participantes, lo que permite movilizar rápidamente incluso a grandes multitudes. Y la plataforma promete a sus usuarios un grado especialmente alto de anonimato.

Estos deben registrarse con un número de teléfono celular, y luego pueden crear un nombre de usuario sin tener que revelar su número a otros participantes del chat. Eso hace a Telegram interesante para determinados grupos.

Noticias falsas, propaganda y extremismo

Dichos grupos no solo incluyen a miembros de la oposición en regímenes autocráticos dictaduras. A partir de 2020, la plataforma también recibió un gran apoyo de los negacionistas del coronavirus.

Luego del cierre temporal de la plataforma Parler, que difundía principalmente contenidos de extrema derecha, muchos extremistas de derecha y populistas encontraron en Telegram un nuevo hogar online. Allí se llevan a cabo numerosas campañas de noticias falsas y desinformación.

Y Telegram también atrae a los ciberdelincuentes: al detenido Pavel Durov se lo acusa, entre otras cosas, de facilitar la delincuencia de bandas, de no actuar contra la distribución de material pornográfico infantil y de encubrir delitos.

Y así, el arresto de Durov condujo a una situación bastante extraña, en la que el gobierno ruso, que gestiona numerosos canales en Telegram, se indignó tanto como los altos representantes de la oposición rusa.

Georgy Alburov, compañero desde hace mucho tiempo del ahora fallecido crítico del Kremlin, Alexei Navalny, habló incluso de un “duro golpe a la libertad de expresión”.

Graves brechas de seguridad

Pero la plataforma no es tan segura y anónima como muchos de sus usuarios creen, sino todo lo contrario. “Puede hablar con quien quiera en los círculos de seguridad: todo el mundo le dirá que Telegram es claramente inferior a otras mensajerías en lo que respecta a la confidencialidad del contenido”, afirma Jürgen Schmidt, director del portal alemán de noticias informáticas heise online.

A diferencia de los servicios de mensajería Whatsapp o Signal, los mensajes en Telegram no están cifrados de extremo a extremo de forma predeterminada, es decir, desde el remitente hasta el destinatario.

“El propio Telegram a veces se comunica de forma un poco extraña”, explica Schmidt a DW. “Hablan de cifrar todos los mensajes, pero lo que quieren decir es que el mensaje se cifra en el camino desde el dispositivo al servidor. Los mensajes se descifran en el servidor y están disponibles allí en texto plano”.

Aunque también se puede configurar un cifrado completo, esto no es tan fácil y no funciona para todos los tipos de chat. “Eso significa básicamente que todo lo que uno escribe en Telegram durante el funcionamiento normal está en sus servidores, y Dúrov y su equipo tienen acceso a esa información”, afirma Schmidt, que en una ocasión describió a la plataforma como una “pesadilla en materia de protección de datos”.

Pero no se sabe dónde se encuentran los servidores de la empresa, en los que, según el experto, se almacena gran cantidad de información no cifrada y, por lo tanto, tampoco se sabe quién podría acceder a ellos. El propio Telegram no proporciona ninguna información al respecto.

Escape sistemático de la justicia

Una de las explicaciones acerca del uso preferencial de Telegram por parte de tantos movimientos de protesta antiautocráticos es, según Schmidt, que ese servicio no está relacionado con Estados Unidos, ya que “siempre se cree que la ‘malvada’ NSA está espiando”.

En lugar de eso, Telegram está dirigido por un ruso “que ha ganado credibilidad adicional al emigrar de Rusia para escapar de la presión del régimen allí”. Lo que también llama la atención es que Durov cambió varias veces la sede de su empresa, que, finalmente, ahora está en Dubái, de difícil acceso para un procedimiento penal desde Alemania o EE. UU.

Eso incluso presenta a veces serios problemas para los usuarios, subraya Schmidt. “No hay forma de hacer valer ningún derecho contra Telegram”, afirma. Eso fue organizado deliberadamente así por la plataforma, indica. “Esto puede verse como algo positivo si se encuentra en el punto de mira de las autoridades policiales, pero también puede ser una desventaja si, por ejemplo, se es víctima de estafadores”.

Todo esto solo deja una conclusión al experto en Tecnología Informática de heise online: “Personalmente, me mantendría alejado de Telegram para todo lo que sea confidencial”.