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Según un estudio publicado en la revista Nature, los gatos son ineficientes cazando ratas, siendo más propensos a cazar aves y reptiles. Aunque la creencia popular los considera cazadores natos de ratones, la historia sugiere que los gatos no se domesticaron por esta razón, sino para controlar daños de ratones en graneros neolíticos. A pesar de que los gatos no son expertos en cazar ratas, su presencia puede disuadir a estos roedores debido a su instinto depredador, lo que ha contribuido a mantener el mito de su eficacia como cazadores de ratones.

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En los tiempos modernos es común pensar que los gatos son cazadores natos de los ratones. Así ha quedado plasmado en la cultura general a través de caricaturas y películas ¿Qué tan cierta es la creencia?

Considerando el contexto en que estos roedores infunden el pánico de muchas personas, por el miedo mismo que representa el animal, como sinónimo de repulsión, en muchos sitios se opta por tener gatos pensando en que es la respuesta para mantener a las ratas a raya.

Y es que incluso no se trata de un conocimiento adquirido en los últimos años. De hecho, un mito medieval que ha perdurado hasta nuestros días relaciona el supuesto exterminio de los gatos promovido por la Iglesia con la consecuente expansión de las ratas y la irrupción de la peste negra. Sin embargo, la historia es falsa.

¿Qué tal son los gatos para cazar ratones?

Los gatos fueron domesticados en Oriente Próximo hace unos 10 mil años, cuando no había ratas en la región. Tampoco había ratas en el Egipto clásico cuando, hace unos 3 milenios, el gato se convirtió en un animal sagrado en aquella sociedad.

Por su parte, la asociación de las ratas a los entornos humanos surgió aproximadamente en el mismo periodo que la de los gatos, pero en el extremo opuesto de Asia. La rata negra se extendió desde India y la rata parda desde China. Sobre esa línea, ninguna de las dos especies compartió territorio hasta milenios después.

Es por ello que tiene mucho más sentido que el gato se domesticara para mitigar los daños del ratón doméstico en los graneros neolíticos, ya que su aparición en los entornos humanos sí coincide espacio temporalmente con la domesticación del gato.

Por consiguiente, los felinos son bastante ineficientes matando ratas, animales relativamente grandes y agresivos. Cuando los gatos se cruzan con ratas, rara vez intentan cazarlas y, cuando lo hacen, suelen fallar, especialmente si la rata es grande.

Así lo establece un estudio publicado en la revista Nature, que evaluó la dieta de los mininos en espacios de libertad. La investigación arrojó que solo un 21% de la alimentación de los gatos proviene del consumo de ratones y otros mamíferos.

La cifra es considerablemente superada por las aves (47%) y reptiles (22%).

Ahora bien, ¿por qué el mito se ha mantenido con el tiempo? La respuesta tiene 2 consideraciones. La primera apunta a que como las poblaciones son tan masivas en algunas ciudades, en más de una ocasión podrá verse a un gato matar alguna de ellas, debido a que las probabilidades de que ocurra son mayores.

Adicionalmente, aunque los gatos sean malos cazadores de ratas, los felinos siguen siendo una amenaza para ellas, por lo que si en un mismo espacio hay presencia de uno, evitarán coincidir durante el mayor tiempo posible, lo cual hace pensar que las espantan.