Situaciones cotidianas como darle la mano a un amigo, quitarte un suéter de lana o hacerle cariño a un gato producen una descarga o sentir la energía estática.
Aunque es común, pocos saben por qué ocurre este fenómeno. ¿Te lo has preguntado? Te lo explicamos a continuación.
El origen de la energía estática
La materia está compuesta de átomos, que es todo lo que tiene masa y que ocupa un lugar en el espacio.
El átomo está formado por núcleos de neutrones (carga neutra), protones (carga positiva) y electrones (carga negativa). Además, los electrones se encuentran en la periferia del átomo, que también tiene carga negativa.
De acuerdo con Phys.org, cuando dos cuerpos se ponen en contacto (fricción), uno de ellos roba electrones del otro, siendo esto último lo que vemos cuando una persona le da un pequeño shock eléctrico.
¿Qué factores contribuyen a que esto suceda?
La condición principal es el clima. Según el portal de ciencia Electrostatics, la acumulación de carga estática es mayor cuando el aire está seco.
Por eso, es difícil que una persona pueda descargarse enérgicamente, ya que los electrones no se pueden disipar fácilmente en el aire y no encuentran un camino para ir al suelo. Esto provoca que pasen la corriente a quien toquen.
Materias más propensos a reaccionar a una descarga energética:
Materiales como el aire, la piel humana, el pelo de animales, el cuero y la lana tienden a acumular carga positiva.
Por otro lado, los acrílicos, el acetato, el rayón, los globos y el poliéster tienden a acumular carga negativa.
Materiales como el algodón, el papel y la madera son más neutrales y no toman una carga preferente.
La propensión a generar chispas depende de la ropa que uses, el entorno en el que te encuentres y tu comportamiento. Un buen ejemplo de cómo funciona la energía estática es el uso de una lavadora y luego una secadora.
La humedad en la lavadora impide la acumulación de electricidad estática, pero en la secadora, la fricción y el aire caliente crean las condiciones perfectas para su formación.
Por ende, las descargas de energía estática ocurren debido a la transferencia de electrones entre materiales con diferentes cargas cuando entran en contacto, especialmente en condiciones de baja humedad, lo que resulta en esas pequeñas chispas que todos hemos sentido.