A medida que los hijos crecen y comienzan a tener consciencia sobre el mundo que les rodea, una de las preocupaciones latentes de padres y cuidadores suele ser el cómo tener conversaciones sobre sexualidad. ¿Cuál es la edad apropiada para hablar de educación sexual con un niño? ¿Cuál es el lenguaje y la profundidad apropiada para abordarlo? Son algunas de las tantas preguntas que se hacen millones de padres y cuidadores alrededor del mundo.
Para muchos, dichas conversaciones pueden resultar un tanto incómodas, especialmente cuando los niños se acercan a la pubertad, que a menudo es la edad en que se comienzan a tratar estas temáticas. Sin embargo, hablar sobre estos temas desde la infancia, incluyendo aspectos biológicos, psicológicos, sociales y culturales, podría contribuir a la prevención de determinados problemas, como también al desarrollo de una sexualidad sana, responsable y satisfactoria.
Lo anterior, forma parte de los planteamientos que un grupo de 40 psiquiatras hizo en el libro ”Acompañando en el camino de la crianza, la aventura/arte/tarea de ser padres en el siglo XXI”, un texto que aborda más de 408 preguntas recurrentes que madres y padres suelen hacerse a la hora de educar y acompañar la infancia de sus hijos.
“El texto comenzó a construirse en base a preguntas que hacen padres y madres a profesionales de la salud mental y su principal inspiración son los niños y niñas —representados en sus dibujos— atendidos a lo largo de la experiencia de cada profesional que participó en su desarrollo”, explicó el Dr. Correa, psiquiatra infantil y del adolescente.
Según plantea dicho libro, educar sobre sexualidad a los niños disminuye múltiples riesgos, como la exposición a abusos y enfermedades, y promociona la salud y el bienestar, por ejemplo, estableciendo vínculos seguros y respetuosos. “Mantener conversaciones regulares, como diálogos espontáneos y naturales, envía el mensaje que estos temas son importantes y que se está disponible para hablarlos”.
¿Cómo, cuándo y por qué conversar con tu hijo sobre sexualidad?
Hoy en día, gracias a los avances de la tecnología y el acceso ilimitado a internet, niños y adolescentes son más propensos a encontrarse con contenidos con connotación sexual. Lo anterior, implica que el desafío para los padres y exige más atención, supervisión y cercanía.
A grandes rasgos, el citado libro sostiene que los niños en edad escolar deben saber, entre otras cosas, en qué consisten las relaciones sexuales y cómo nacen los bebes. Si bien no sería necesario entrar en muchos detalles, los padres deben estar atentos a escuchar otras preguntas que los niños puedan hacer.
Los expertos plantean que si no se sabe cómo responder frente una pregunta que hace un niño, una respuesta apropiada es “no lo sé, pero lo averiguaré”. Remarcan que es fundamental responderles, y no caer en actitudes evitativas. Es importante recordar que los niños pueden hacer desde preguntas sencillas como ‘¿me puedo casar contigo?’, hasta unas más complejas, sobre todo cuando son más grandes, tales como “¿qué es un condón?” o “¿qué es un pedófilo?”.
Manejarlo acorde con la edad y el desarrollo
Si bien para algunas personas puede dar vergüenza hablar de las partes íntimas, la investigación sugiere que cuanto antes se haga, más natural lo van a tomar los pequeños. Lo importante, es manejarlo acorde con la edad y desarrollo del menor.
Por ejemplo, “a partir de los tres años se puede educar sobre cuáles son las partes privadas, qué significa el acto de mostrar las partes privadas a otros y que otros lo vean, qué es la intimidad, por qué no hay que andar mostrando estas partes y que tampoco se le pueden tocar a otros sus partes, ni ellos dejar que se las toquen”.
El proceso de aprender a ir al baño, entre los 2 a 5 años, de sacarse los pañales y comenzar a limpiarse solos, también es un espacio de relación del niño/a con su propio cuerpo y cumple un rol en la educación sobre sexualidad. “Si notamos que un niño de 4 a 5 años comienza a manifestar pudor o siente vergüenza, es importante nombrar la emoción que puede estar sintiendo: ‘da vergüenza a veces que nos vean en el WC’, reforzar el concepto de intimidad y respetar su intimidad, mientras sepamos que están seguros: ‘tranquilo/a, voy a cerrar la puerta, cualquier cosa me puedes llamar, estaré acá afuera’”.
Más adelante, alrededor de los 5 años, conviene tener conversaciones sobre el consentimiento en un sentido amplio, especialmente cuando se traspasan algunos límites en el contexto del día a día. Algunos ejemplos para graficar lo anterior puede ser: “si yo te digo quieres un pan y tú me dices que no, no puedo obligarte a comer pan y meterlo a tu boca a la fuerza”; “no puedes obligar a tu hermano a jugar contigo” y “siempre se debe pedir permiso si quieres tocar a otra persona”.
A los 7 u 8 años, según la capacidad de compresión de cada niño, se puede decir: “tocar o mirar las partes privadas de otro no es algo a lo que puedas dar consentimiento a la edad que tienes, los niños no pueden dar ese consentimiento, los adultos saben que no estás en edad de dar el consentimiento al respecto”.
“La información protege”
Los expertos enfatizan en que es necesario evitar enojarse o escandalizarse en general por actitudes, comportamientos o comentarios sobre sexualidad que hagan los niños, ya que puede gatillar vergüenza, miedo y ansiedad.
“No avergonzarlo al decirle que cuando sea grande conversarán sobre el tema. Si el niño o niña pregunta, es porque necesita entender algo, que lo escuchen, verifiquen que entendió y le pregunten si necesita saber algo más”, sostienen.