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El Club Deportivo Palestino, con su distintivo uniforme blanco, verde y rojo y banderas palestinas ondeando en su estadio en Chile, destaca como parte de la diáspora palestina en el país, la más grande fuera de Oriente Próximo. Su origen se remonta a la llegada de inmigrantes palestinos a Chile en diferentes olas migratorias, incluyendo la Nakba de 1948, y su influencia se extiende a la política chilena, con el reconocimiento del Estado de Palestina en 2011. El club ha recibido apoyo de figuras como Yasir Arafat y Mahmud Abbas, y ha mantenido su respaldo al Estado palestino, a pesar de controversias. Esta comunidad ha dejado una huella profunda tanto en el ámbito deportivo como político en Chile y Palestina, sirviendo como punto de encuentro para la solidaridad y la identidad chileno-palestina en medio de la guerra en Gaza.
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El Club Deportivo Palestino juega al fútbol con uniforme blanco, verde y rojo. En su estadio ondean banderas palestinas y su club deportivo social cuenta con una piscina al aire libre con un dibujo de la Palestina anterior a 1948. Pero este equipo no juega en Palestina, ni siquiera en Oriente Próximo. En realidad juega en la primera división de la liga de fútbol de Chile.
Chile alberga la mayor población de palestinos fuera de Oriente Próximo. Esta diáspora, que actualmente asciende a algo menos de 500.000 personas, ha contribuido a dar forma a casi un siglo de política chilena hacia Palestina.
La primera oleada de inmigrantes palestinos que llegó a Chile se inició en la década de 1850, cuando la gente huía de la guerra de Crimea. Una segunda oleada de refugiados llegó antes y durante la Primera Guerra Mundial, ya que a partir de 1909 el imperio otomano amplió el servicio militar obligatorio para incluir a los jóvenes cristianos y judíos. Muchos huyeron de la conscripción, mientras que las familias cuyos hijos se vieron obligados a hacer el servicio perdieron al sostén de la familia y cayeron en la pobreza, por lo que optaron por abandonar Palestina.
El último gran período de inmigración se produjo tras la Nakba de 1948, cuando 700.000 palestinos se vieron obligados a abandonar sus hogares. La mayoría de los migrantes llegaron al puerto de Buenos Aires antes de viajar a través de Argentina y entrar en Chile sobre los Andes en mulas.
Estos nuevos chileno-palestinos se enfrentaron a un racismo feroz. A los palestinos en Chile a menudo se les llamaba despectivamente turcos, junto con todos los que habían huido del imperio otomano. A medida que las sucesivas generaciones de chileno-palestinos prosperaban económicamente, seguían enfrentándose a los prejuicios, incluso por parte de otras comunidades de la diáspora.
A medida que la presencia de palestinos crecía tanto en número como en riqueza, crearon una serie de instituciones comunitarias, entre ellas Palestino. En realidad, el equipo se fundó en 1916 en la capital de Chile, Santiago, como equipo aficionado. Pero Palestino no se hizo profesional hasta 1952. El actual estadio del club, La Cisterna, se inauguró en 1988 y sigue siendo un centro cultural para la comunidad palestina.
Palestino no es el único club de fútbol profesional chileno fundado por comunidades de la diáspora. El Audax Italiano fue fundado por italianos en 1910, y el Club Unión Española, por españoles en 1897. Desde 1933, los tres clubes compiten en derbis anuales conocidos como el Clásico de Colonias.
Sin embargo, solo Palestino ha ejercido tanta influencia política tanto en Chile como en su patria.
Conformación de la política chilena
Esta diáspora palestina ha dado forma a la política chilena hacia Palestina, a menudo uniendo a izquierda y derecha. En 1947, Chile se abstuvo de la votación de la ONU para la partición de Palestina. Y bajo el mandato del presidente de derecha Sebastián Piñera, Chile reconoció el Estado de Palestina en 2011.
En 2019, durante su segundo mandato, Piñera fue criticado por Israel por visitar el lugar sagrado judío, el Monte del Templo, con un grupo de funcionarios palestinos. En 2022, el actual presidente de izquierdas de Chile, Gabriel Boric, anunció planes para abrir una embajada en Palestina.
El propio Palestino también ha contribuido a establecer relaciones con generaciones de políticos y aficionados al fútbol palestinos. En 2003, Yasir Arafat, entonces presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), envió una carta desde la Franja de Gaza en apoyo del club, que se enfrentaba a la quiebra.
Y en 2015, antes del partido en el que el Palestino se clasificó para la Copa Libertadores (la máxima competición continental de Sudamérica), el actual presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, escribió al club. Volvería a hacerlo en 2018, antes de la competición anual de copa de Chile.
Palestino también ha extendido su apoyo a los aficionados del club en Palestina. Desde 2010, el mayor patrocinador del club de fútbol ha sido el Banco de Palestina, en un esfuerzo claro por parte del banco para fortalecer sus relaciones con la diáspora. Como parte de este esfuerzo, la entidad bancaria patrocinó una gira por Cisjordania para las divisiones inferiores del equipo en 2013.
En 2019, para dos partidos contra el equipo argentino Club Atlético River Plate, Palestino hizo instalar pantallas gigantes en la ciudad cisjordana de Ramala para que los aficionados palestinos pudieran ver el partido.
Un cura, un policía y un palestino
La historia de Palestino no ha estado exenta de polémica. En 2014, el club fue multado por la Federación Chilena de Fútbol después de que su equipación para la nueva temporada incluyera un mapa de la Palestina anterior a 1948 en el lugar de los números de la plantilla. La comunidad judía de Chile y el gobierno israelí se quejaron, y Palestino acabó retirando los mapas de su equipación.
Sin embargo, Palestino sigue manifestando su apoyo incondicional al Estado palestino y, la mayoría de las veces, el Estado chileno está a su lado.
Hay un viejo dicho chileno que afirma que cada pueblo del país debe tener tres cosas: un cura, un policía y un palestino. Esta poderosa e histórica comunidad ha dado forma no solo a la historia deportiva, sino también a la política, tanto en Chile como en Palestina.
Mientras continúa la guerra en Gaza, los partidos de fútbol de Palestino se han convertido en un lugar de solidaridad, duelo y celebración desafiante de la identidad chileno-palestina.
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