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La resistencia a los antibióticos, también conocida como resistencia bacteriana, ha aumentado de manera alarmante en los últimos años, con 700 mil muertes al año debido a esta condición y proyecciones de 10 millones de defunciones anuales para 2050. A pesar de no ser un fenómeno nuevo, la resistencia antibacteriana representa una grave amenaza, ya que las bacterias mutan y se vuelven resistentes a los medicamentos, dificultando el tratamiento de infecciones.

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En nuestro organismo viven distintos tipos de bacterias; muchas de ellas beneficiosas. Cuando contraemos una nociva, lo usual es vencerla con un medicamento, pero ¿Qué pasa cuando no se logra? Hablamos entonces de la resistencia a los antibióticos o antibacteriana.

Las resistencias antimicrobianas, también conocidas como resistencias bacterianas a los antibióticos, han aumentado de manera alarmante en los últimos años.

De hecho, según cifras de la Organización Panamericana de la Salud, al año se producen 700 mil muertes por esta condición. Y según expertos en salud, se proyectan 10 millones de defunciones al año para 2050.

Aunque el término de “resistencia a los antibióticos” no es nuevo, poco se habla al respecto. Incluso ha sido calificada como una “pandemia silenciosa” por parte de la OMS, por ubicarse entre los 10 problemas de salud pública más importantes a nivel mundial.

¿Qué es la resistencia a los antibióticos? ¿Por qué se produce? ¿Cuáles son sus riesgos? ¿Hay una forma de evitarla? En este artículo buscaremos responder a estas preguntas, pero vamos por parte.

¿Qué es un antibiótico?

De acuerdo a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), los antibióticos son medicamentos que combaten infecciones provocadas por bacterias en los organismos, ya sea matándolas o dificultando su crecimiento y multiplicación.

El bioquímico y candidato a doctorado de la Universidad de Concepción, Carlos Castillo, explica que los antibióticos operan de distintas formas. La más común es mediante la destrucción de las bacterias nocivas, como lo hace la penicilina.

“Lo que hace la la penicilina es hacer que la bacteria no pueda formar su pared celular, entonces como que queda indefensa. Como no puede generar su pared celular, la bacteria simplemente es como que revienta, como que se muere”, comenta.

Sin embargo, aunque la penicilina es útil para tratar ciertas infecciones, también es conocida por no discriminar entre los diferentes tipos de bacterias, provocando un daño a la vez.

“Por eso la gente cuando toma antibióticos se enferma del estómago, porque aparte de destruir las bacterias que son malas, también destruyen las bacterias de la flora intestinal, que no ayuda”, detalla Castillo.

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Agencia EFE

La resistencia a los antibióticos

Al igual que los seres humanos y todas las especies, existe un proceso de evolución al que están sujetos. Las bacterias, por tratarse de organismos vivos, no escapan a esta lógica. Sin embargo, para desmedro nuestro, parte de su proceso evolutivo está ligado a la resistencia a los antibióticos.

La resistencia antibacteriana, que es el nombre más apropiado, es cuando las bacterias mutan y se vuelven resistentes, por lo tanto, ya no mueren con un antibiótico. Distinto a lo que podría creerse, esto no es algo nuevo. Desde el descubrimiento de la penicilina en 1928 se evidenció que las bacterias podían adaptarse y sobrevivir ante esta amenaza.

“Uno de los primeros mecanismos que se encontró fue la de generar que destruyeran el medicamento. Por ejemplo, el primero que se encontró fue que una de las bacterias generaba algo que se llamaba betalactamasa. Y esa betalactamasa lo que hacía era romper los betalactámicos como la penicilina”, menciona Carlos Castillo.

Para enfrentar esta situación se desarrolló una molécula que se administraba junto al fármaco, que es el ácido clavulánico, el cual “apaga” la betalactamasa, generando una doble amenaza para las bacterias.

Aunque, producto de la resistencia antibacteriana, los nuevos hallazgos quedan obsoletos al corto tiempo. Eso es lo que afirma la Dra. Claudia Cortés, infectóloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

“Cuando tenemos una bacteria patológica, una bacteria que nos hace daño, adquiere esos genes de haber estado expuestos a antibióticos previos y ya no se muere con los antibióticos. Eso genera una alerta que hoy día es una de las alertas principales de la Organización Mundial de la Salud, porque va a llegar un momento en que no van a existir antibióticos para poder librarse, matar o eliminar las infecciones graves que le dan a las personas”, sostiene.

Resistencia antibacteriana: amenaza presente y futura

Cuando un especialista de salud nota que el tratamiento aplicado no está haciendo efecto, se sospecha que podría existir una resistencia. Para ello, se realiza un antibiograma, en el cual se toma la muestra de un paciente y se cultiva para probar cuál es el antibiótico apropiado para ese caso específico.

La infectóloga Claudia Cortés menciona que a veces, en ese proceso, se descubre que no hay ningún medicamento que pueda vencer a la bacteria que un paciente tiene.

“Ya nos ocurre, no muy frecuentemente, pero cada día lo vemos más, que llega el resultado del laboratorio y no hay ningún antibiótico que me sirva y a ese paciente no tengo nada que darle. Y si su sistema inmunológico no es capaz de combatir la infección sola, es un paciente que se va a morir”, asevera.

La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos detalla que según el grado de resistencia que pueden generar las bacterias, estas pueden clasificarse en tres categorías:

-Multirresistencia: resistencia a un antibiótico de tres o más familias.
-Resistencia extendida: resistencia a al menos un antibiótico de todas las familias excepto una o dos.
-Panresistencia: resistencia a todos los antibióticos.

¿Existe una forma de frenar la resistencia a los antibióticos?

Como se indicó, las proyecciones respecto a la resistencia a los antibióticos aseguran que en las próximas décadas ésta será la principal causa de muerte en el mundo, en un contexto en el que no existan medicamentos que puedan hacer efecto a bacterias panresistentes.

Para prevenir llegar a ese estado, las medidas o las recomendaciones que se están aplicando son multisectoriales.

Rolando Pizarro, médico infectólogo de Integramédica, afirma que una clave para enfrentar esta situación es dejar la automedicación. Una de las causas más frecuentes detrás de la resistencia.

“La principal causa de la resistencia a los antibióticos precisamente es el mal uso o el excesivo uso de antibióticos. Por dar un ejemplo, cuando hay un resfrío, mucha gente a veces antes exigía tomar amoxicilina o que le colocaran una penicilina en salina, y eso creó y crea resistencia”, afirma Pizarro.

“Entonces, en ese sentido, se podría decir que la resistencia antibacteriana es por el hecho del uso indiscriminado de los antibióticos”, añade.

Aunque no solo recae en los pacientes, sino también en los médicos. Pizarro afirma que antes se recetaba amoxilicina por un sinfín de afecciones de salud, lo cual comenzó a reducir su efectividad, permitiendo a las bacterias ganar terreno en la resistencia.

En ese sentido, ejemplifica que “un medicamento que se llama Ciprofloxacino, que se usa para las infecciones urinarias. Se usó tanto que, cuando partió, era un antibiótico (con el que) el 99% de las infecciones virales se mejoraban, ahora se mejora el 10%”.

Por esta razón, cuenta que el desafío también es para los médicos, quienes deben evitar recetar antibióticos ante infecciones que no lo requieren.

Esto es algo en lo que también coincide la infectóloga de la Universidad de Chile, Claudia Cortés, quien apunta que el enfoque necesario es establecer un uso estricto, a través de la venta exclusiva con receta, educación a la población general y a los médicos.

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