La reciente llegada a la pantalla de La Sociedad de la Nieve puso de nuevo en el centro de atención la tragedia de Los Andes. Se trata de la historia de un avión que se estrelló en la Cordillera, donde murieron 29 personas. Los sobrevivientes enfrentaron una lucha épica de 72 días hasta que fueron rescatados.
Con el paso del tiempo, el lugar donde tuvo lugar el accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en 1972 se transformó en un santuario y monumento que atrae a cientos de visitantes cada año.
La tragedia de Los Andes; qué quedó en el lugar
Después del rescate, una expedición en helicóptero compuesta por 13 personas se dirigió a la zona para llevar a cabo investigaciones. Esta incluía miembros del Cuerpo de Socorro Andino de Chile, de la Fuerza Aérea de Uruguay y un sacerdote llamado Iván Caviedes.
Los miembros llegaron a los restos del Fairchild. Verificaron que, debido al deshielo, el fuselaje estaba elevado aproximadamente un metro y medio más que en el momento del accidente. Luego, lo rociaron con nafta y le prendieron fuego.
“El avión se quemó con celeridad a causa del fuerte viento y, ya convencidos de que estaba ardiendo bien, se dispusieron a abandonar el lugar. Frecuentemente el silencio de las montañas era interrumpido por el estruendo lejano de las avalanchas y pensaron que era demasiado arriesgado quedarse por más tiempo”, se puede leer en el libro ‘¡Viven!’.
Según relató Piers Paul Read en su libro, la primera tarea de la expedición fue recuperar todos los cuerpos. No dudaron en ascender a la cumbre, donde la labor se vio facilitada porque la nieve se había derretido, dejando al descubierto los restos. A unos 800 metros del sitio del avión, descubrieron una zona “cubierta de posibles avalanchas” y con “tierra suficiente para cavar una tumba”.
El sitio fue seleccionado para crear una fosa común, donde reposan trece cuerpos intactos y restos, en su mayoría esqueléticos, de otras quince personas. Se construyó un altar de piedra junto a la tumba, con una cruz de hierro. La cruz, pintada de naranja por un lado, llevaba la inscripción “El mundo a sus hermanos uruguayos”, y en el otro lado decía “Cerca, oh Dios, de ti”. El padre Caviedes ofició una misa y pronunció un sermón.
Un punto de peregrinación
Con el paso del tiempo, el lugar se convirtió en un punto de peregrinación para los familiares de los pasajeros de aquel fatídico vuelo y también para los sobrevivientes y sus familias. Así, el padre del Nando Parrado, cuya mujer y cuya hija murieron en el accidente, visitó el lugar 17 veces.
Álvaro Mangino, otro de los pasajeros que se salvaron, estuvo en siete ocasiones. En una de esas oportunidades, su hijo encontró el platito en el que su padre cortaba carne (humana), que aún conservaba su nombre («Álvaro») escrito con un hueso.
En marzo de 2006, familias de los pasajeros del FH-227 instalaron muy cerca de la cruz un obelisco negro en memoria de los que fallecieron y de los que se salvaron.
El Valle de las Lágrimas, ubicado en una propiedad privada que forma parte del Valle de Las Leñas, es accesible a través de empresas registradas en el Ente Mendoza Turismo (Emetur). Se aconseja contratar servicios especializados para ser guiado por expertos, disfrutar de campamentos equipados, contar con arrieros y caballos para travesías fluviales, así como recibir apoyo directo en caso de emergencias.