Según investigadores, la música típica de la Navidad se asocia con el efecto "gusano auditivo", creando en nuestro cerebro melodías que no podemos parar de escuchar.
Empieza diciembre y eso solo significa una cosa: escuchar “Jingle Bells” y “All I Want for Christmas Is You” por todas partes, incluso dentro de tu propia cabeza. No hay estudios que cuantifiquen la frecuencia con la que las melodías navideñas se quedan grabadas en el cerebro. Sin embargo, los datos sugieren que son potentes “gusanos auditivos”.
“Un gusano auditivo suele ser un breve fragmento de una pieza musical, a menudo del estribillo, que se reproduce en la mente repetidamente, como si estuviera en bucle”, explica Elizabeth Margulis, directora del Laboratorio de Cognición Musical de la Universidad de Arkansas al periódico británico Daily Mail.
La revista Scientific American, por su parte, apunta algunos factores por los que la música navideña se repite con tanta facilidad en nuestra mente, como su posición o la melodía en sí.
La posición de la canción
Una investigación de 2017 en la revista Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts, descubrió que, tanto la clasificación de una canción en las listas de música más escuchadas del momento, como el tiempo transcurrido desde que estaban en esa posición se relacionaba con las posibilidades de ser reportada como una melodía propia de “gusano auditivo”.
Luego también está el hecho que la música navideña es omnipresente en diciembre. Esto significa que la exposición de una persona a ella es elevada. “Hay que escucharla a menudo y quizá incluso oírla sin ser consciente de ello”, dice Francesca Talamini, investigadora postdoctoral en psicología de la Universidad de Innsbruck (Austria).
“Los gusanos auditivos son un fenómeno universal que afecta a muchas edades y culturas”, afirma Claire Arthur, profesora adjunta de la Escuela de Música del Instituto de Tecnología de Georgia. “Pero lo que distingue a un gusano auditivo de cualquier otro recuerdo que te venga espontáneamente a la cabeza es que se repite y repite, a menudo en bucle directo”, dice en declaraciones recogidas por el medio Wired.
La ciencia detrás de los jingles navideños
La investigación no siempre se ha puesto de acuerdo sobre si hay un tipo concreto de música que pueda cumplir con el fenómeno. Sin embargo, parece que las características de las melodías “cantables” confieren a las canciones cierta “pegajosidad”.
Según reporta Scientific American, las canciones que más cumplen con el prototipo de “gusano auditivo” se caracterizan por notas más largas y distancias más cortas entre los tonos. Esto significa que eran bastante fáciles de cantar por gente no profesional, sugiere la revista.
Otro estudio más amplio hecho en 2017 también descubrió que este tipo de canciones eran más propensas a tener características comunes a la melodía pop típica.
La música navideña, a menudo escrita para ser cantada por servicios religiosos o en forma de villancicos, se diseña para que sea sencilla y cantable, dice Talamini. “Las estructuras sencillas son más fáciles de percibir para nuestro cerebro y, por tanto, más fáciles de memorizar”, afirma.
Música con significado cultural
La capacidad humana para apreciar la música puede ser única, dice Shihab Shamma, profesor de ingeniería eléctrica e informática de la Universidad de Maryland. Además, los humanos se aclimatan a tipos específicos de tonos y melodías. “Cuando creces en una cultura determinada, desarrollas un modelo de música que tienes en la cabeza y ciertas expectativas sobre lo que es la música”, afirma Shamma.
La música navideña tiene un gran significado cultural, ligada a emociones y recuerdos de temporadas invernales pasadas, indican desde Scientific American. Además, se asocia con momentos familiares y actividades culturales, algo que gusta incluso más cuando la melodía es nueva. “Cuando más se disfruta es cuando se está en medio de ambas cosas”, sostiene Shamma.
Según la Conferencia Internacional sobre Percepción Musical y Cognición, el 91% de las personas afirma tener gusanos auditivos al menos una vez a la semana. Alrededor de una cuarta parte los tiene más de una vez al día.
Así que esta Navidad, el “gusano auditivo” podría explicar por qué hay un apetito por escuchar una nueva versión de “Let It Snow!”, o por qué hay los que siempre cantan “Last Christmas” en un karaoke.
Este artículo se publicó originalmente en Deutsche Welle en Español