La lechuga es un alimento muy común en las mesas chilenas, pues es un excelente acompañamiento para múltiples comidas y ensaladas, además de tener pocas calorías. Pero muchas veces cuando compramos más de lo que utilizaremos, estas terminan poniéndose rosadas, marrones o incluso viscosas en el refrigerador. ¿Qué hacer en esos casos?
“La lechuga es muy delgada y frágil. Se descompone fácilmente y produce mucho líquido”, explicó a Huffpost, Trevor Craig, experto en seguridad alimentaria.
No obstante, señaló que esto no siempre significa que debes desecharla, pues en algunos casos aun es segura para comer. Vamos por parte.
Hojas rosadas o marrón claro no son dañinas para la salud
Según indicó Katie Sabatini, dietista registrada y gerente de garantía de calidad y seguridad alimentaria, la coloración rosa o marrón claro que puede aparecer en la lechuga romana y la escarola se conoce como “oxidación”.
“Las razones principales detrás de esta decoloración se deben a un manejo y almacenamiento inadecuados. Si las hojas están magulladas o cortadas, o si la lechuga se almacena con un exceso de humedad, esto puede provocar un desarrollo mucho más rápido de óxido en las hojas”, expresó.
Sabatini indicó que con el tiempo, a medida que la lechuga se oxida, produce polifenoles como medida protectora para prevenir el crecimiento de moho y hongos. Esto puede darle una apariencia de óxido, afirmó, enfatizando que es un proceso natural.
Asimismo, otro factor que contribuye es la exposición al gas etileno que emiten otros productos en el refrigerador.
Sabatini explicó que si bien la coloración rosada puede ser antiestética, no hace que la lechuga sea insegura para comer. No obstante, si te molesta simplemente puedes cortar esa parte.
“Mientras la lechuga aún esté crujiente y el resto de las hojas parezcan vibrantes y firmes, es seguro comer las partes rosadas”, explicó.
Desecha las lechugas de aspecto viscoso, maloliente, o con manchas negras
Craig señala que las verduras de hojas verdes suelen ser muy frágiles, por lo que al ser aplastadas durante la recolección, el empaque o el transporte pueden verse algunas hojas algo marchitas o de color verde oscuro, no obstante esto no es peligroso.
Sin embargo, Sabatini dice que las hojas que se ponen negras o están muy húmedas pueden indicar deterioro, porque a medida que envejecen estas adquieren ese aspecto.
Además, cuando son excesivamente empaquetadas, pueden acumular humedad adicional, lo que es un ambiente propicio para bacterias que causan enfermedades tales como E. coli, salmonella o listeria, lo que puede aumenta la probabilidad de enfermarte.
Estas bacterias pueden causar diarrea, calambres estomacales, vómitos y fiebre, consignan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
Por lo mismo, como medida de precaución, Sabatini recomienda desechar las verduras blandas, con exceso de humedad, viscosas, malolientes o inusualmente oscuras.
En este sentido, evita comprar y consumir: lechugas con muchas hojas viscosas, oscuras o con el envase empapado. También fíjate que no haya moho o manchas negras.
Asimismo, revisa si hay líquido estancado en las esquinas del paquete. No debería haber más que unas pocas gotas de agua.
Cómo almacenar las lechugas
Sabatini sugirió guardar las lechugas en el refrigerador, a una temperatura de entre 1 y 4°C, separadas de otras frutas y verduras para minimizar la exposición al gas etileno y la oxidación.
Al prepararla, saca todo lo que esté viscoso o marchito o con mal olor.
“Si no estás seguro del estado de tus verduras de hojas verdes, es mejor pecar de cauteloso. No se pueden ver ni oler los microorganismos dañinos que causan enfermedades transmitidas por los alimentos”, dijo Craig.