“No vas a crecer”, “vas a quedar pequeño” o “va a afectar tu desarrollo”, son algunas de las frases que habitualmente se escuchan cuando niños o niñas deciden comenzar a realizar entrenamiento de fuerza.
En el sitio Healthy Children indican que el entrenamiento de fuerza es el que usa la resistencia para aumentar la capacidad de una persona para ejercer fuerza. Puede realizarse a través del uso de máquinas de peso, peso libre, bandas elásticas o el propio peso de la persona.
Son varios los mitos que indican que este tipo de entrenamiento en menores de edad podría ser perjudicial para su desarrollo. La verdad es que los estudios científicos indican que no afectaría al desarrollo y, contrario a lo que se cree, sería beneficioso para potenciar el rendimiento físico, si se tiene con una supervisión adecuada y de un profesional.
Si se observa en detalle, la manera en que juegan los niños ya es un entrenamiento de fuerza: saltar la cuerda, escalar, colgarse, subir un árbol. Todo implica, por lo menos, tener que soportar su propio peso. Ahora, con una buena guía ¿podría ser beneficiosos para niños y niñas?
Derribando el mito del entrenamiento de fuerza en niños y niñas
En BioBioChile hablamos con un experto en programas de entrenamiento infantil, Rodrigo Zúñiga Palominos, profesor de educación física y co-creador del programa Getfit Kids, que lleva años dedicándose al entrenamiento de menores de edad.
El profesional se refiere al gran mito que hay sobre lo perjudicial de los ejercicios de fuerza en este tipo de edad.
“El mayor mito que existe y más antiguo es que la fuerza causada por el entrenamiento provocaría daños en el esqueleto inmaduro del niño (que está en crecimiento) y por ende causaría un daño (lesiones) inhibiendo el crecimiento de los huesos”, comenta.
Zúñiga añade que “se han publicado varios artículos científicos sobre los múltiples beneficios del entrenamiento en niños (prescrito y supervisado por un profesional), que van desde mejorar el rendimiento deportivo, reducir las posibles lesiones y mejorar su salud. Hay que seguir desmintiendo la famosa leyenda urbana”.
De acuerdo a la edad en que los niños y niñas podrían comenzar a ejercitarse, el experto señala que no hay una edad específica, ya que cada caso es diferente. Lo que sí, siempre debe existir es la constante supervisión de un profesional.
Asímismo, los tipos de ejercicios que se pueden realizar son variados, pasando desde sentadillas, empujes, tracciones, flexiones de brazo, etc.
“Se pueden realizar varios ejercicios, que van desde lo más básico, como caminar hasta realizar movimientos olímpicos. Todo depende del objetivo y del nivel que muestre el niño ante el profesor o guía”, indica Zúñiga.
El experto explica que “los niños tienen esa facultad de realizar movimientos, como por ejemplo la sentadilla, cuando simplemente están agachados con ambos pies apoyados en el suelo jugando. Es por eso que siempre, a temprana edad, es una gran herramienta asociar juegos o incluso animales para realizar distintos ejercicios (sentadillas, saltos, trepar), un ejemplo sería salta como rana o camina en el suelo como un gorila entra otros”.
“Cabe destacar que no podemos tratar al niño como un adulto pequeño; sus prescripciones y demandas son totalmente distintas, por lo que la progresión de los ejercicios y su planificación estarán de la mano siempre con el avance que demuestre el niño para cumplir con los requerimientos”, afirma.
Lo primero que se logra es “que el niño se adapte al ejercicio o entrenamiento a través de juegos y otros, cuando adquiera ese ‘cariño’ hay que buscar el lado dinámico para que no se aburra, luego ver cómo se proyecta para seguir el curso de su entreno”.
Beneficios del entrenamiento de fuerza
Los beneficios van desde cambios fisiológicos hasta cambios en la movilidad del niño o niña, específicamente en:
-Aumento de la fuerza: saltar, correr, patear un balón, empujar una puerta, etc.
-Mejora en el rendimiento de las habilidades motoras: agacharse, recoger la mochila, trasladar un objeto (juguete).
-Mayor densidad mineral ósea: promueve la formación de los huesos.
-Beneficia la composición corporal, perfil lipídico, y sensibilidad a la insulina: uno de los beneficios más importantes por la situación actual en el país con los altos índices de obesidad infantil, es un factor preventivo contra la obesidad, sobrepeso y sus patologías asociadas.
-Disminuye el riesgo de lesión
–Estimula y crea adherencia hacia la actividad física, deporte o recreación.
Del mismo modo que beneficia al estado físico, influye directamente en la composición corporal.
“Refuerza también al desarrollo de su lado cognitivo por lo que ayuda a bajar los niveles de ansiedad e hiperactividad, lo importante es entender que el entrenamiento en niños debe ser dinámico para así mantenerlo activo, entretenido y aprendiendo a través del juego (entreno), usando distintas estrategias para su desarrollo óptimo”, concluye.