Puede que a muchos hayan escuchado la frase “el lunes comienzo a cuidarme”, haciendo referencia a la dieta o a ejercitar. Y es que para muchos la idea de tomar un estilo de vida activo acaba siendo un plan que se va aplazando.
Sin embargo, existe un grupo de personas que toman sus zapatillas aquel día de la semana y se disponen a iniciar este nuevo estilo de vida… por una semana o dos. Y es ahí donde muchos se preguntan: ¿Por qué?.
En conversación con BiobioChile, el médico deportólogo de Bupa Sport, Eduardo Méndez, asegura que esta práctica de abandonar el deporte ocurre no sólo en los adultos, sino que también en los más pequeños.
“Lamentablemente, esto se debe a diversas razones que no suelen ser tan inusuales”, menciona. “Cuando se es menor de edad, a veces hay presiones externas de familiares, como los padres, por realizar cierto tipo de deporte, haciéndo que para este niño o niña no sea lúdico, interesante o se haya enfrentado a una mala experiencia al verse enfrentado al mismo”, apunta.
“A esto se suman otros factores, reconocibles en todas las edades, como lesiones, ya sea por mala planificación de entrenamientos o por haberse expuesto a actividades sin haber estado preparado, lo que lleva a un posterior miedo a lesionarse nuevamente”, explica.
De acuerdo al médico, también sucede con personas con alguna condición crónica, que por no recibir orientación adecuada, cae en desilusiones y no realiza una progresión adecuada.
A estos además se le suman barreras como la falta de tiempo, energía y que no se cuente con apoyo social para seguir. También apunta a que pueden afectar las condiciones climáticas adversas y la falta de implementos y su alto costo.
¿Cómo motivarnos a ejercitar?
Méndez apunta que, sobre todo en los primeros años, el deporte debe ser recreativo, un juego.
A esa idea se le suma la entrenadora y exseleccionada argentina de canotaje Georgina “Toty” Briossi, quien apunta a BiobioChile que lo primordial para que alguien continúe ejercitándose a largo plazo es disfrutar la actividad.
“Esto depende de cada persona, porque no a todos nos gusta lo mismo y si no lo disfrutamos, la motivación baja”, explica.
El siguiente paso es contar con un profesional que pueda guiar en el ejercicio que se quiere realizar.
“La verdad es que todo trata de crear un hábito, y estos pueden tardar meses en formarse”, apunta Briossi. “Pero una vez se logra, aunque suena increíble, el cuerpo te pide ejercitar”, añade.
El profesional de la salud concuerda con la entrenadora, asegurando que el momento de ejercitar tiene que ser agradable y motivante.
“En realidad, las presiones autoimpuestas, como grandes metas, y las externas, como los familiares, no aportan realmente con este objetivo, especialmente si se busca la adherencia”, menciona.
“Esto puede causar ciertos niveles de frustración que, de haberse proyectado previamente, serán más fáciles de tolerar. La actitud es lo único que realmente depende de uno y por tanto es lo único que podría ser, de una u otra forma, exigido”, menciona.
Sobre la frustración, Briossi llama a ser realistas. “No todo se soluciona con ejercicio. Y si quieres, por ejemplo, cambiar tu cuerpo, no será algo que ocurra en uno o dos meses”, menciona.
El secreto de los pequeños objetivos
Para ambos expertos, existe un punto clave para lograr continuar ejercitándose a largo plazo: tener metas.
A esto no se refieren, por ejemplo, a bajar X cantidad de peso en cierto tiempo, o tener un abdomen marcado en un mes, si no que a pequeños logros autoimpuestos relacionados a la actividad en sí.
“Las pequeñas metas permiten fijar un rumbo: nadie se compromete con aquello que no elige”, explica el doctor. Estos objetivos deben venir de la persona en sí, en relación, por ejemplo, de su progreso día a día o semana a semana.
“Al final importa mucho que las personas, desde edades tempranas, entiendan que si en promedio se está mejor físicamente que lo que se estuvo una semana o un mes antes, ya es un avance considerable”, menciona. “Si existe una competencia importante, esta debe ser con uno mismo”, apunta.
Briossi, por su parte, llama a recordar la razón por la que se decide ejercitar. “Es bueno tener esa idea de: ‘yo me muevo para estar más sano’, o para marcar los brazos, incluso si solo quieres verte mejor a tu gusto”, señala. “Pero debemos estar claros de que, lamentablemente, el deporte no hace milagros y mucho menos hace cambios rápidos”, cierra.