Un equipo internacional de científicos, guiados por médicos de la Universidad Jiao Tong, de Shanghai, y de la Universidad de Edimburgo, desarrollaron nanorobots que son capaces de detener hemorragias mortales en el cerebro.
En concreto, los investigadores crearon pequeños robots esféricos, casi del tamaño de un virus, que son controlados magnéticamente para administrar dosis de agentes coagulantes a través de los vasos sanguíneos del cuerpo.
De acuerdo con un comunicado de la Universidad de Edimburgo, en pruebas de laboratorio, se inyectaron cientos de miles de millones de estos robots en una arteria y luego se los guio remotamente, como un enjambre, hasta el lugar donde se encontraba un aneurisma.
“Las fuentes magnéticas externas al cuerpo hacen que los robots se agrupen dentro del aneurisma y se calienten hasta su punto de fusión, liberando una proteína de coagulación sanguínea natural que bloquea el aneurisma para prevenir o detener el sangrado en el cerebro“, explican los expertos.
Posteriormente, en ensayos de laboratorio, se probó el método en aneurismas modelo y también en conejos. Los robots lograron transportar y liberar moléculas de medicamentos a lugares específicos, sin riesgo de que se filtren al torrente sanguíneo.
Este último logro sería una prueba clave de seguridad y eficacia, para eventualmente avanzar a ensayos en humanos.
“Los nanorobots abrirán nuevas fronteras en la medicina, permitiéndonos potencialmente realizar reparaciones quirúrgicas con menos riesgos que los tratamientos convencionales y dirigir medicamentos con precisión milimétrica a partes del cuerpo de difícil acceso“, explicó el coautor principal del estudio, Qi Zhou, biofísico computacional de la Universidad de Edimburgo.
“Nuestro estudio es un paso importante para acercar estas tecnologías al tratamiento de enfermedades críticas en un entorno clínico”, agrega.
Si logran que el uso de estos nanorobots sea seguro y eficaz, evitarían que los médicos tengan que moldear manualmente un microcatéter para navegar por una red compleja de pequeños vasos sanguíneos en el cerebro y llegar al aneurisma.
El paper se publicó en la revista científica Small.