Ingenieros de la Universidad de Tokio descubrieron una forma de motorizar pequeñas estructuras como si fueran vehículos de tamaños microscópicos para que estas ingresen al organismo y se muevan por el torrente sanguíneo.
De acuerdo con Science Alert, los científicos lograron esto sin necesidad de una fuente de energía externa que los impulsara a moverse. Usaron organismos unicelulares enlazados en una especie de carro.
El obstáculo para intentos anteriores de vehículos microscópicos o “microrobots”, era que al desplazarse por fluidos como la sangre, por ejemplo, la viscosidad no les permitía moverse con libertad. Sin embargo, encontraron una solución.
¿Cómo motorizar vehículos microscópicos?
Ahora, los ingenieros probaron con un alga verde llamada Chlamydomonas reinhardtii, conocida por la capacidad de sus células para desplazarse en el agua.
Los expertos determinaron que el movimiento de esta planta es lo suficientemente potente como para propulsar a estos minúsculos vehículos, que en el futuro, podrían tener diversas aplicaciones médicas.
Las células de la Chlamydomonas reinhardtii son extremadamente pequeñas, de hecho cada una mide unos 10 micrómetros de ancho, más finas que un cabello humano. Pero pese a su tamaño, pueden arrastrar pesos hasta 5 veces mayores.
Para propulsar, crearon una especie de jaula microscópica impresa en 3D donde se coloca la célula, con espacio para que saque sus “flagelos” al exterior, que son similares a unas antenas con las que impulsan su movimiento. Así, funcionan como micromotores.
Los ingenieros destacan que se trata de motores “vivos” que pueden moverse de manera autónoma, aunque esto también les ha traído obstáculos. Preliminarmente, desarrollaron dos vehículos.
El primero se llama “Scooter” y contiene dos micromotores, pero notaron que esto hace que se desplace de manera irregular y no se movía en línea recta.
Asimismo, desarrollaron un vehículo con 4 cestas de células, logrando que se moviera de manera rotatoria. Lo siguiente es lograr que estos vehículos microscópicos se muevan más rápido y con mayor precisión, concluyen los expertos en su estudio publicado en la revista Small.
“Estos métodos tienen el potencial de evolucionar en el futuro hacia una tecnología que pueda utilizarse para la monitorización ambiental en entornos acuáticos y para el transporte de sustancias mediante microorganismos, como el transporte de contaminantes o nutrientes en el agua”, comentó Shoji Takeuchi, que supervisó el proyecto.
Además, apuntan a, en el futuro, utilizarlos como vía para suministrar medicamentos en pequeñas cargas, ingresando al torrente sanguíneo u otros organismos.