Las vacunas que se han usado hasta ahora no protegen bien contra la variante ómicron del SARS-CoV-2. Pero un grupo de científicos dice haber producido un anticuerpo que podría llevar a nuevos inoculantes más efectivos contra COVID.
Si bien hasta la fecha los expertos han desarrollado vacunas que ofrecen un nivel de protección importante contra el desarrollo de un COVID-19 grave, el SARS-CoV-2, y especialmente sus variantes más recientes, como ómicron, han mostrado ser más difíciles de frenar. El virus sigue expandiéndose y contagiando a personas, incluso entre quienes están vacunados con dosis de refuerzo.
La primera generación de vacunas nos ha ayudado a producir anticuerpos que combaten la infección de forma bastante eficiente o reducen la gravedad de los casos. Pero esos anticuerpos son menos efectivos contra las nuevas variantes.
Nuestro sistema inmunitario produce anticuerpos de forma natural cuando identifica un virus en el cuerpo. También las vacunas nos pueden ayudar a producirlos, por ejemplo, por medio de réplicas de partes del virus que permiten advertir del peligro a nuestro sistema inmunitario, como la proteína espiga en el caso del coronavirus.
Pero, como hemos visto, el SARS-CoV-2 puede esquivar esa línea de defensa. Por eso los científicos están buscando nuevos anticuerpos que sean más efectivos, y los encontraron. Especialistas del Boston Children’s Hospital de Massachusetts (Estados Unidos) dicen haber descubierto un anticuerpo que podría ser capaz de combatir todas las cepas y variantes del SARS-CoV-2.
Eso podría ser útil para terapias con anticuerpos monoclonales, como tratamiento para personas infectadas con COVID y quizás más adelante en el desarrollo de nuevas vacunas. Estos hallazgos fueron publicados en la revista Science Immunology.
¿Anticuerpo contra todas las variantes de COVID?
En este estudio fueron vitales los ratones humanizados, que también son utilizados para la búsqueda de anticuerpos en la investigación contra el VIH. Los ratones son “humanizados” inyectándoles una solución que contiene segmentos de genes humanos, lo que hace que sus sistemas inmunes trabajen como los nuestros, y produzcan anticuerpos como los humanos.
Tras humanizar a los ratones, los científicos los expusieron al SARS-CoV-2. Los sistemas inmunitarios de los ratones produjeron anticuerpos como respuesta al virus, y los científicos midieron esas respuestas inmunitarias para ver con qué eficacia protegían o combatían las diferentes variantes del coronavirus.
Los expertos se sorprendieron al descubrir que uno de los anticuerpos producidos en los ratones era capaz de neutralizar (esto es, detener) todas las cepas conocidas del SARS-CoV-2 (alpha, beta, gamma, delta y las subvariantes de ómicron, incluyendo la BA.5).
Esto es una gran noticia, toda vez que ya se han probado terapias monoclonales en entornos hospitalarios contra el COVID, pero han sido ineficaces contra las nuevas variantes de ómicron. Y lo mismo vale para las vacunas. La Agencia Europea de Medicamentos aprobó dos vacunas contra ómicron, pero ninguna que pueda ser eficaz específicamente contra las subvariantes, como BA.4 y BA.5.
El SARS-CoV-2 ingresa a nuestros cuerpos al unirse, o adherirse, a una parte de nuestra células llamada receptor ACE2. Este es usualmente el primer paso en la cadena de infección, uno que los anticuerpos tienen como objetivo evitar o bloquear. Pero este nuevo anticuerpo, llamado SP1-77, se diferencia de los otros porque detiene el proceso en un punto posterior, cuando el virus se “fusiona” con las membranas celulares.
“SP1-77 se une a la proteína espiga en un sitio que hasta ahora no ha mutado en ninguna de las variantes”, explica el Dr. Tom Kirchhausen, uno de los autores del estudio. “Esas propiedades podrían contribuir a su amplia y potente actividad”. El equipo de científicos dice que está trabajando en las patentes para el ratón “humanizado” y el anticuerpo SP1-77 para desarrollar una vacuna.