Un grupo de médicos estadounidenses logró realizar un trasplante de riñón desde un cerdo genéticamente modificado a una paciente con muerte cerebral. De acuerdo a los médicos, el órgano funcionó casi de inmediato y marca un nuevo avance para la ciencia. Organizaciones animalistas se mostraron en contra del procedimiento.

Un equipo de cirujanos estadounidenses logró trasplantar con éxito el riñón de un cerdo en una mujer con muerte cerebral, logrando que el órgano funcionara normalmente.

El avance científico marca un antes y un después tras décadas de investigación para utilizar órganos animales en trasplantes para humanos.

El riñón, previamente modificado, funcionó correctamente durante 54 horas, según consignó El País.

Aún así, la cirugía, que se realizó como método de investigación bajo el consentimiento de la familia, dejó diversas dudas sobre las consecuencias a largo plazo del procedimiento.

Un pequeño paso para la ciencia…

El riñón trasplantado se obtuvo de un cerdo modificado genéticamente, con el fin de desarrollar un órgano que no fuera rechazado por el cuerpo humano. En una aproximación cercana a un trasplante real, el riñón se unió a los vasos sanguíneos en la parte superior de la pierna del paciente, fuera del abdomen.

De acuerdo a lo dicho por el doctor Robert Montgomery a The New York Times, el órgano comenzó a funcionar normalmente “casi de inmediato”.

Según describió El País, la orina comenzó a brotar en cuanto la sangre humana fluyó por el órgano porcino.

Mongomery, quien realizó el procedimiento en septiembre, aseguró al medio estadounidense que el hecho de que el órgano funcionara de forma externa es una fuerte indicación de que podría funcionar dentro del cuerpo humano.

“Creo que fue mejor de lo que esperábamos”, dijo. “Se parecía a cualquier trasplante que haya hecho de un donante vivo. Muchos riñones de personas fallecidas no funcionan de inmediato y tardan días o semanas en comenzar”.

De acuerdo al cirujano, con este avance los puercos modificados genéticamente “podrían ser una fuente de órganos renovable y sostenible como la energía solar y eólica”.

“No son piezas de repuesto”

Pese a la alegría de la comunidad médica y científica, la Organización People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), a través de un comunicado, mostró su indignación al utilizar a un animal para el trasplante.

Los cerdos no son piezas de repuesto y nunca deben usarse como tal solo porque los humanos son demasiado egocéntricos para donar sus cuerpos a pacientes desesperados por un trasplante de órganos”, declararon.

“Lo que no está en los titulares es que este ‘trasplante’ no es un trasplante en absoluto. Se trataba de un paciente con muerte cerebral en un ventilador, no una persona con enfermedad renal”, añadieron.

Luego, la organización recordó el procedimiento que realizaron los médicos, explicando que “los órganos humanos siguen siendo la mejor esperanza”.

Según el grupo animalista, “las leyes de presunto consentimiento proporcionarían suficientes recursos para ayudar a las personas que necesitan un trasplante”.

Hasta el momento, dicho procedimiento no está considerado para usarse en pacientes durante el corto plazo, ya que existen importantes obstáculos médicos y reglamentarios que superar.