Las enfermedades pueden manifestarse de manera diferente dependiendo del sexo de la persona. Los tratamientos y medicamentos, también reaccionan de manera diferente en hombres y mujeres. Sin embargo, a través de los años se ha descubierto que la mayoría de testeos en cuanto a tratamientos y medicamentos, se realizan en el sexo masculino, razón por la cual muchos de estos sufren variaciones cuando son aplicados a mujeres.
¿Es entonces la medicina sexista?
En 2017, un estudio reveló que incluso en testeos de tratamientos en ratones, también se aplicaban a machos, ya que pensaban que el cambio hormonal de las hembras pudiera alterar el resultado final. Sin embargo, Natasha Karp, investigadora del Instituto Wellcome Trust Sanger en Cambridge, Reino Unido y autora de dicho estudio, señaló a BBC Mundo en ese entonces que “la única forma de optimizar una investigación para ambos sexos, dicen los investigadores, es utilizando ratones macho y hembra”.
Además, añadió que “las enfermedades genéticas pueden manifestarse de forma diferente según el género del ratón, y por esta razón, necesitarían recibir tratamientos diferentes“.
Karp, agregó que el sexo “influencia la prevalencia, el curso y la severidad de la mayoría de las enfermedades comunes, incluidas las enfermedades cardiovasculares, las autoinmunes y el asma”.
Por esa razón, si este factor es ignorado en las investigaciones científicas, las drogas o medicamentos “optimizadas para machos, pueden resultar menos efectivas para las pacientes mujeres”.
Otro estudio, realizado en marzo de este año y publicado en la revista Science, arrojó la existencia de un sesgo en los diagnósticos y estimación del dolor ajeno. Esta investigación dio a conocer que los médicos “subestimaron el dolor de las pacientes femeninas en comparación con el dolor de los hombres”.
Así mismo, los tratamientos recomendados también tuvieron grandes variaciones, como por ejemplo, a las mujeres se les recetó psicoterapia para reducir los dolores, mientras que a los hombres más analgésicos.
No obstante, esto no ocurre únicamente con medicamentos o tratamientos, sino también con enfermedades que afectan específicamente a mujeres, como es el caso de la endometriosis o el síndrome pre-menstrual.
Si bien el dolor menstrual ocurre, el hecho de que se manifieste en altos niveles de dolor no es normal, lo que muchas veces retrasa o impide el correcto diagnóstico de enfermedades como endometriosis o el síndrome de ovario poliquístico.
“Hay que entender que un dolor de regla que deja a una mujer sin poder ir a trabajar no es menor, y es importante que las mujeres y la sociedad lo asuman y nos neguemos a aceptarlo como normal”, manifestó el doctor Francisco Carmona al El Diario.es.
La endometriosis es un trastorno a menudo doloroso en el cual el tejido similar al que normalmente recubre el interior del útero, el endometrio, crece fuera del útero y es un padecimiento crónico.
Su síntoma principal es el dolor pélvico, a menudo asociado con los períodos menstruales. Aunque muchas tienen cólicos durante sus períodos menstruales, las mujeres con endometriosis suelen describir un dolor menstrual que es mucho peor de lo habitual y el dolor puede ir en aumento con el tiempo, según explica Clínica Mayo.
No obstante, pese a afectar a tantas mujeres en el mundo, no existe financiamiento para investigar sus causas, las cuales aún son desconocidas por lo que su tratamiento es paliativo, según informa El Diario.es.
Medicina versus mujeres
En 2017, se dio a conocer el caso de la tenista Serena Williams. En ese año, la deportista había dado a luz y posterior al parto comenzó con raros síntomas. No obstante, seis años antes Williams sufrió una embolia pulmonar, que ocurre cuando un coágulo obstruye arterias.
Por esa razón, la deportista sabía que luego de su parto no era normal lo que le estaba pasando, pero según información que recoge el medio The Economist, el personal médico pensó que Serena estaba delirando. En vez de realizarle una tomografía para revisarla, sólo hicieron una ecografía. No obstante, luego de varias insistencias, los exámenes adecuados arrojaron el diagnóstico correcto de la tenista.
Aunque existen estudios que arrojan que las mujeres tienen mayores consecuencias en sus post operatorios que los hombres, “Se tienden a pensar que las mujeres son más exageradas por mostrar su dolor”, señala el sitio Hipertextual.
Otro ejemplo de esto radica en los infartos. Las mujeres sufren síntomas atípicos en un ataque cardíaco a diferencia de los hombres.
Mientras los hombres presentan síntomas como dolor opresivo en el centro del pecho o en la zona epigástrica (estómago), que puede irradiarse a brazo izquierdo, ambos brazos, cuello, mandíbula y/o espalda; sudoración, nauseas y dificultad respiratoria, para las mujeres el panorama es diferente.
“Los síntomas más comunes son la fatiga inusual, la dificultad respiratoria, el sudor frío o el dolor epigástrico. Los días previos pueden sufrir insomnio, ansiedad o debilidad. Por otro lado, el dolor torácico típico en mujeres es menos específico y en un porcentaje mayor se objetiva enfermedad coronaria no obstructiva”, explica el sitio de la Fundación Española del Corazón.
En otro estudio realizado por la Universidad de California, arrojó que en cuanto a medicamentos, puede que las mujeres estén tomando dosis equivocadas, por el hecho de que las investigaciones de estos tratamientos se aplican sólo a hombres.
“Las mujeres experimentan reacciones adversas a los medicamentos, casi el doble que los hombres. Sin embargo, el papel del sexo como factor biológico en la generación de medicamentos es poco conocido. La mayoría de los que se utilizan actualmente se aprobaron en base a ensayos clínicos realizados en hombres, por lo que las mujeres pueden estar sobremedicadas”, dice el estudio.
Según los resultados de esa investigación, alrededor del 96% de los medicamentos aprobados por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) en Estados Unidos, tienen sesgo entre hombres y mujeres.
“La práctica común de prescribir dosis iguales de medicamentos a mujeres y hombres ignora las diferencias de sexo en la farmacocinética y los dimorfismos en el peso corporal, corre el riesgo de sobremedicación de las mujeres y contribuye a reacciones adversas a los medicamentos sesgadas por las mujeres. Recomendamos reducciones de dosis basadas en evidencia para las mujeres para contrarrestar este sesgo sexual”, concluyen los investigadores.