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¿Por qué Navidad y Año Nuevo nos deprimen? Experto lo aclara y explica cómo manejar esta angustia

15 diciembre 2024 | 07:50

En Chile, la Navidad y el Año Nuevo son una de las fechas más importantes en el calendario. Sin embargo, en el brillo de las decoraciones y el bullicio de las reuniones familiares, no para todos es sinónimo de alegría, habiendo una gran cantidad de personas que relacionan estas fiestas con tristeza, nostalgia y desesperanza. ¿Por qué estas celebraciones nos deprimen?

El psicólogo e investigador de la Universidad San Sebastián, Álvaro Jiménez, conversó con BioBioChile y profundizó en las razones del aumento de depresión y angustia en estas fiestas, además de entregar consejos para mantener una salud mental sana en este fin de año.

La angustia del cierre de ciclo y las reuniones familiares

Simbólicamente, el fin de año representa un cierre de un periodo y el comienzo de otro, por lo que la reflexión y el sobreprensamiento aparecen como grandes aliados de esta angustia que se genera alrededor de estas fechas. ¿Cumplí mis metas? ¿En qué fracasé? ¿Fue un buen año? ¿Qué me espera el siguiente? Son sólo algunas de las preguntas que las personas se hacen y que dan vueltas en la cabeza.

En ese sentido, Jiménez enfatiza en que este tipo de balances está directamente relacionado a “sentimientos de insuficiencia o de desfase entre las propias expectativas ideales y lo que uno realmente siente que ha hecho”, lo que se asocia a la tristeza o a un estado más depresivo. “Ese contexto de balance puede agudizar también sentimientos de nostalgia al pensar en celebraciones anteriores con otras personas, seres queridos, etc.”, agregó.

El psicólogo identificó tres posibles mecanismos detrás del aumento de emociones tristes o ánimo depresivo en Navidad y Año Nuevo. El primero tiene que ver con las expectativas sociales que producen estas celebraciones de fin de año, ya que, generalmente, estas fiestas están relacionadas con reuniones familiares o íntimas.

“Un contexto de celebración que puede exacerbar en algunas personas sentimientos de soledad por contraste entre quienes no tienen un círculo cercano o han sufrido también pérdidas recientes. También el contraste entre el contexto de celebración versus el estado de aislamiento y soledad y el no estar a la altura de las expectativas sociales de estas fiestas“, detalló el docente a la presente redacción.

Álvaro Jiménez

En segundo lugar, el especialista consideró que el echar de menos es un factor importante en el alza de angustia que se asocian a estas fechas, ya que no sólo llegan a la mente nostálgicos recuerdos de celebraciones pasadas, incluso de cuando éramos niños, sino que también se pueden rememorar situaciones dolorosas del pasado, ya sea por extrañar a personas que ya no están presentes o por eventos negativos a tal punto de ser traumáticos.

“Otro posible mecanismo tiene que ver con una cuestión más amplia y es el contexto de alto estrés o presión social que hay generalmente a fin de año. Las fiestas, sobre todo como Navidad, suponen demandas económicas importantes para algunas personas, demandas emocionales, lo que también pueden aumentar el estrés, especialmente, entre quienes pueden tener recursos más limitados o relaciones familiares más tensas“, complementó.

Compras navideñas en Chile

La tristeza y angustia que genera Navidad y Año Nuevo no es un sentimiento para tomárselo a la ligera, ya que Jiménez contrasta estas emociones con las altas tasas de suicidio que ocurren en Chile durante el verano, alcanzado su peak. Un fenómeno que, según el experto, puede estar influido tanto por factores biológicos, ambientales y sociales.

“En este contexto de celebración hay una cierta presión social por ser feliz, que puede intensificar sentimientos de desconexión o sentimientos de aislamiento entre quienes no experimentan este estado que parece estar normativamente demandado. También es muy relevante que existe un mayor consumo de alcohol y tal vez de ciertas drogas, siendo un factor de riesgo importante en la conducta suicida, no es la causa, pero sí puede favorecer el hecho de que una persona realice un intento de suicidio”, profundizó el investigador de la Universidad San Sebastián.

Consejos para una salud mental sana en Navidad y Año Nuevo

El psicólogo recalca en que no hay que sentirse mal por no estar arriba del ‘tren de la felicidad’ que existe en estas celebraciones y, fundamentalmente, reconocer que estas fechas cumplen una mera función simbólica, pero que nuestros ciclos de vida no tienen por qué estar vinculados a estos rituales. Los proyectos continúan, no comienzan ni se acaban en estos ciclos.

Pese a lo anteriormente mencionado, de igual manera, Jiménez entiende que es inevitable sentir esta presión cultural, por lo que recomienda algunas recomendaciones para evitar desmoronarse emocionalmente en Navidad y Año Nuevo.

“Una estrategia relevante es que nuestros proyectos no tienen por qué cumplir con estos estándares temporales impuestos socialmente, y también es relevante redefinir expectativas. Estos contextos de celebraciones pueden ser una oportunidad para fomentar actividades sociales, contactarse con el amigo/a que uno ve hace un tiempo, realizar actividades con familiares, es decir, momentos de encuentro para reforzar los vínculos, ya que eso es un factor protector relevante de la salud mental“, apuntó.

El especialista, además, no sólo enfatizó en que es importante evitar situaciones de aislamiento en estas fiestas, participando en actividades familiares o comunitarias y buscar apoyo de nuestros seres queridos si es que está presentado algún tipo de problema, sino que también en mantener nuestras rutinas saludables, ya que alterar los patrones de sueño, alimentación y ejercicio puede alterar también la mente.

Campaña 'Cuida tus límites'

Por último, Jiménez advierte que es sumamente importante evitar tomar decisiones radicales en esta etapa del año, como renunciar a un trabajo, terminar una relación amorosa o cambiarse de casa (entre otras), ya que la vida de las personas no se tiene por qué ajustar a esta ruptura simbólica de fin de año, donde se piensa que colectivamente que debe haber un fin y nuevo comienzo.

“No es recomendable tomar decisiones radicales o impulsivas, ya que la tristeza o la angustia que se puede sentir en estas fechas aumenta el estrés, y esto puede distorsionar la percepción del contexto de las personas, la percepción de los problemas, es decir, producto de esta distorsión de sus problemas, podrían sobre reaccionar a los mismos y, por lo tanto, tomar decisiones equivocadas. Es mejor esperar a que pase este periodo emocionalmente cargado para evaluar las circunstancias de la propia vida con una mayor fidelidad“, cerró el experto.