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(Artículo 04 del Código Procesal Penal)
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La Ley de Conciliación de vida personal, familiar y laboral regula las jornadas laborales y el tiempo libre, especialmente para quienes cuidan a niños o personas dependientes. Carolina Pérez Ríos, especialista en género del IST, destaca la importancia de cambiar los roles y estereotipos de género para lograr una verdadera conciliación.
El trabajo es una responsabilidad que, en ocasiones, puede comenzar a absorber nuestra vida si no nos preocupamos por mantener el balance con nuestros pasatiempos, socialización y descanso.
Para contribuir a regular las jornadas laborales y el tiempo libre es que este año llegó la Ley de conciliación de vida personal, familiar y laboral, que modificó el Código del Trabajo para permitir teletrabajo o trabajo híbrido a quienes tienen a su cuidado a menores de 14 años, o a una persona con discapacidad o en situación de dependencia severa o moderada.
De acuerdo al Ministerio de Desarrollo Social y Familia, “la conciliación de la vida familiar y laboral permite equilibrar brechas de género en el mercado laboral chileno, apoyando a las mujeres que cuentan con mayores niveles de informalidad, y menores salarios en relación a los hombres”.
Y es que, hasta el día de hoy, en muchos casos una parte importante de las labores domésticas continúa recayendo en las mujeres, quienes incluso tienen que llegar de su trabajo para ocuparse de la casa y los niños. Así lo expresa Carolina Pérez Ríos, psicóloga y consultora en temas de género de la Gerencia Cuidado y Desarrollo del IST (Instituto de Seguridad del Trabajo), quien apunta que la situación empeoró con la pandemia.
“La conciliación vida personal y trabajo es un tema muy importante porque nos pone, nuevamente, en el tema de cómo está la corresponsabilidad al interior de la familia (…) Porque muchas veces tiene que ver con la sobrecarga de las labores del hogar, que se le dan sobre todo a las mujeres. Hay un tema de género donde hay bastante brecha en ese sentido”, apunta.
Y agrega que “tiene que ver con cambios culturales, tiene que ver con los roles de género, con los estereotipos de género, y tiene que ver con cómo se conversa y se distribuyen las tareas de la casa. Se sabe que las mujeres, en general, llegan del trabajo a hacer labores al interior de la casa, lo que se llama la segunda y la tercera jornada. Trabajo de limpieza, de hacer la comida y labores de cuidado, o sea, los niños o si es que hay alguna persona mayor. Y eso es mucho más notorio en familias donde no están los recursos para pagarle a alguien que limpie, que haga la comida o que cuide a quién se necesita cuidar”.
Sin embargo, mayor equidad de género no es el único tema en el que falta avanzar cuando se trata de conciliación de la vida personal, familiar y laboral, apunta la experta del IST.
En particular, Pérez hizo hincapié en dos puntos que la nueva ley no cubre y que también afectan la vida diaria de los trabajadores, comenzando por el hecho de que no se aplica para los cargos de jefaturas.
“Si la naturaleza de la ley es que trabajadores y trabajadoras puedan conciliar estas áreas de la vida, ¿por qué a esto no tienen derecho los cargos de gerencia? La ley supone que pueden pagarle a alguien que los cuida, pero eso ya no es conciliación. Porque la conciliación es estar más presentes en los cuidados, con los hijos, en sus tiempos. Es una brecha en términos de ley que hay que mirar, hay que resolver. Tendría que ser independientemente del cargo”, destaca.
Asimismo, la especialista en tema de género pide mirar más allá de las familias, haciendo notar que los trabajadores que no tienen hijos también deberían tener beneficios para lograr una mejor conciliación de su vida laboral y personal.
“Llamar a la conciliación no tiene que ver solo si tengo hijos o no tengo hijos. Tiene que ver con otros aspectos también de la vida: pasatiempos, tiempo personal, descanso, etc. Todo tiene que ver con la salud mental”, recalca.
Siempre es conveniente preocuparnos de nuestra salud mental y poder balancear nuestra vida laboral, familiar y personal es un elemento vital para mejorar nuestra calidad de vida.
En ese sentido, desconectarnos del trabajo puede ser más difícil en los días en que tenemos muchas tareas y andamos más estresados.
“Hay labores de jefatura, gerencia o supervisores que, a veces, es una labor que es 24/7. Muchas veces, esa naturaleza hace que estemos como permanentemente conectados. Salimos de la oficina y algo que no resolví me quedo dando vuelta, o que pensé que no resolví desde de la manera más adecuada”, indica Carolina Pérez.
Agrega que “tiene que ver con la carga de trabajo, cómo estoy mirando eso y si efectivamente estoy haciendo más de aquello que puedo hacer; si estoy delegando o no; si estoy pidiendo ayuda; si tengo la posibilidad de conversar con mi jefatura directa sobre la carga de trabajo; y posteriormente, cómo voy gestionando el trabajo”.
Para poder cuidarnos en este aspecto, la psicóloga recomienda realizarnos preguntas como: ¿Estoy haciendo, por ejemplo, pequeñas pausas de descanso durante el día? ¿Estoy revisando cómo estoy yo para seguir durante el día? ¿Cómo estoy gestionando mi tiempo? ¿Estoy considerando que todo es urgente y todo es importante, cuando a veces no todo es urgente y no todo es importante?
Es fundamental ir haciéndonos preguntas que nos permitan darnos cuenta de cómo estamos gestionando los distintos ámbitos de nuestra vida, para sentirnos satisfechos con nosotros mismos, con nuestros espacios personales, sociales y laborales.
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