Cada 22 de julio, la Federación Mundial de Neurología conmemora el Día Mundial del Cerebro, fecha que tiene el objetivo de concienciar respecto a los cuidados de dicho órgano, además de potenciales riesgos y enfermedades.
Ignacio Catalán, académico de la Escuela de Terapia Ocupacional de la UDLA, señala que dentro de las particularidades del cerebro radican sus innumerables conexiones neuronales, las cuales se acoplan, interrelacionan y modifican para permitir todo tipo de funcionamiento.
“Nuestra forma de ser, actuar, interactuar, aprender y relacionarnos, depende exclusivamente de este importante órgano”, explica el profesional.
Desmitificando la neurodiversidad en el Día Mundial del Cerebro
En esta línea, vale preguntarse algo: ¿qué ocurre cuando nuestra forma de procesar la información no se da de la forma en que lo haría un cerebro “típico” -mal llamado “normal”-? Aquí, hablamos de neurodiversidad (“neurodivergencia”).
Mencionamos ambas palabras, pues Evelyn Benavides, médico cirujano y neuróloga de la Clínica Bupa Santiago, aclara a BioBioChile que “Más que ‘neurodivergencia’, el término correcto en español, y que se ocupa más en los congresos, es la ‘neurodiversidad’, lo que da una idea de que somos diferentes, pero no enfermos”.
De hecho, según el Child Mind Institute, “neurodiversidad” se utiliza para describir las diferencias en el funcionamiento del cerebro de las personas. “La neurodivergencia tiene varias acepciones, entonces hay que ser bien cuidadoso en utilizarlo como un término médico y más que un término social“, advierte la profesional.
“Desde el punto de vista médico, la neurodivergencia -o neurodiversidad- corresponde, en general, a personas que tienen una estructura de pensamiento que es atípico o diferente a lo que uno espera dentro de la población general, y eso no hace referencia a una enfermedad en sí misma“, especifica la doctora.
Benavides detalla que la neurodivergencia puede presentarse asociada a otras condiciones, como por ejemplo en algunos trastornos del espectro autista (TEA), TDAH, dislexia, trastornos del ánimo, etc, así como también de “forma única”.
¿Qué es ser neurodivergente?
“Se ha descrito que la neurodivergencia se relaciona o se acerca más a personas que tienen alguna dificultad en la comunicación social; que tienen algunos comportamientos restrictivos”, continúa Benavides.
En tal contexto, la doctora detalla que las personas neurodivergentes pueden ser selectivas con las personas de quienes se rodean, además de ser selectivas, también, con cosas que generan respuestas sensitivas como las comidas (sentido del gusto) o la ropa (sentido del tacto).
Las personas neurodivergentes tienen una forma de aprendizaje que es distinta muchas veces, describe la neuróloga. Aquí, la profesional enfatiza nuevamente: “La neurodiversidad no es un trastorno en sí mismo, es una forma diferente de procesar los estímulos en el cerebro”.
“El cerebro no tiene una forma correcta o incorrecta de funcionar, sino que tiene una forma a través de la cual uno va haciendo las uniones entre los distintos estímulos externos y nuestra interpretación o nuestro conocimiento interno, y con eso, en el fondo, hay una respuesta“, agrega Evelyn.
El cerebro típico, explica la médico cirujano, funciona de manera lineal: “A” implica “B“, “B” implica “C“, por lo tanto “A” implica “C“.
“El pensamiento de las personas que son neurodivergentes es diferente, porque en el fondo, pueden saltarse pasos, vuelven hacia atrás, es una forma de pensamiento no tan lineal“, diferencia la profesional.
“Hay gente que tiene déficit atencional, algún grado de autismo o dislexia pero no tiene esta forma de pensamiento, y hay gente que tiene esta forma de pensamiento que no es lineal pero que no tiene estas otras condiciones“, subraya Benavides.
Lo importante es considerar que la neurodiversidad es cuando la forma de pensamiento y procesamiento de la información no es la misma que la del promedio de las personas, y que en sí misma no constituye una enfermedad.