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Según el psiquiatra Neel Burton, llegar 8 minutos tarde puede ser beneficioso, ya que no se percibe como retraso y da tiempo al anfitrión para prepararse. Sin embargo, ser notablemente impuntual puede reflejar falta de respeto y generar molestias, especialmente en eventos formales. La puntualidad envía un mensaje importante sobre el valor que le das al tiempo de los demás. Expertos sugieren que el retraso aceptable ronda los 5 minutos, considerando factores como la cultura y la formalidad del compromiso. La impuntualidad puede revelar problemas de gestión del tiempo, ansiedad, o incluso agresión pasiva. Es fundamental analizar las razones detrás de la impuntualidad y tomar medidas para mejorar la organización y proyectar una imagen más profesional y confiable. Además, se comparten consejos para corregir la impuntualidad, como dividir tareas, visualización creativa, listas de tareas, aprendizaje a delegar, uso de tecnología, renegociar citas, entre otros.

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La puntualidad con que llegas a tus compromisos —sean laborales o personales— puede decir mucho de ti. Si eres de los que llega considerablemente tarde a todos lados, es probable que no sólo generes disgusto en los demás, puede también ser señal de que algo no anda bien en tu interior. Pero, si llegas unos pocos minutos atrasado, generalmente no pasa nada y hasta incluso puede ser beneficioso en ciertas circunstancias.

Al menos así lo plantea Neel Burton, psiquiatra y filósofo residente en Oxford (Inglaterra) en una columna publicada en Psychology Today titulada ”La Psicología de llegar tarde”, quien tiene una postura bien definida al respecto.

”Por qué deberías llegar ocho minutos tarde, pero ni uno más”, escribe Burton y explica su punto de vista:

“Tengo una pequeña confesión que hacer. En muchas situaciones sociales, a menudo llego exactamente 8 minutos tarde. ¿Por qué? Bueno, llegar temprano es tan grosero, si no más, que llegar tarde, mientras que llegar exactamente a tiempo a veces puede sorprender al anfitrión”, expuso.

Explayándose un poco más en su teoría, Burton indicó que ”llegar ocho minutos tarde no se percibe como retraso y le da al anfitrión el tiempo suficiente para sentarse durante un par de minutos, ordenar sus pensamientos y comenzar a esperar tu llegada”, manifestó.

El psiquiatra señaló que llegar unos pocos minutos después de la hora acordada no alcanza a generar molestia, pero cuando es más “la tardanza delata una falta de respeto y consideración hacia ellos, y por eso se molestan más, y más rápidamente, si son (o creen que son) tus superiores sociales o jerárquicos”, explicó.

Luego de eso, el profesional indicó la importancia de la puntualidad, pues puede enviar un mal mensaje. “A menos que presentes una muy buena excusa para llegar tarde, preferiblemente algo que esté fuera de tu control, llegar tarde envía el mensaje: ‘Mi tiempo es más valioso que el tuyo’, es decir, ‘soy más importante que tú’, y tal vez incluso: ‘Te estoy haciendo un favor al aparecer’”, indicó el profesional.

Asimismo, Burton dijo que es particularmente descortés “llegar tarde a una ocasión formal o importante, como una boda o un funeral, o a una que incluya muchas partes y horarios precisos, como una cena elaborada o un evento cívico”.

El psiquiatra enfatizó que “llegar tarde insulta a los demás, pero también socava a la persona que llega tarde, porque puede revelar una falta de astucia, autoconocimiento, fuerza de voluntad o empatía. Por ejemplo, puede ser que la persona que llega tarde se haya fijado objetivos poco realistas y haya programado demasiado en su día, o haya subestimado el tiempo que le lleva viajar de un lugar a otro”.

“Perspectiva interesante”

Consultada por BioBioChile, la psicóloga laboral Carolina Varela, directora de Servicio y Calidad de Adecco Chile, dijo que el planteamiento del psiquiatra Neel Burton sobre llegar 8 minutos tarde es “una perspectiva interesante”.

“Reconoce la importancia de la flexibilidad en la administración del tiempo. Las personas pueden obtener un breve descanso para prepararse si llegan unos minutos tarde”, indicó. No obstante, para la profesional es importante que esta práctica no se convierta en una costumbre que muestre falta de respeto o desorganización.

Por su parte, su colega Daniela Noria, quien además es jefa de Reclutamiento y Selección en Grupo de Empresas Teamwork, dijo que la opinión de Burton “refleja una visión equilibrada que reconoce la realidad de los imprevistos menores y la necesidad de flexibilidad”.

“Llegar con unos minutos de retraso puede ser una ventaja en ciertas situaciones, permitiendo a ambas partes prepararse adecuadamente. No obstante, es crucial considerar el contexto y la relación entre las partes. En situaciones profesionales o de alta formalidad, incluso estos minutos pueden ser críticos y percibidos negativamente”, aclaró.

Para ella, la clave está en la comunicación y el entendimiento mutuo de las expectativas de puntualidad. “Lo ideal es tener un balance en la gestión del tiempo. Se puede aprender a ser más puntuales, a organizarse mejor y gestionar mejor el tiempo, pero como en la mayoría de los cambios conductuales y más en aquellos que implican hábitos fuertemente establecidos, normalmente se requiere del esfuerzo, la implicación y el compromiso con el cambio”.

Varela y Noria creen que el retraso aceptable va entre los 5 y 10 minutos, aunque esto puede variar según la cultura y la formalidad del compromiso. “Por ejemplo, en las reuniones virtuales que involucran a varios países de Latinoamérica, estas suelen comenzar entre 5 y 10 minutos más tarde de lo programado. En cambio, en los países europeos, las reuniones se inician con estricta puntualidad”, indicó Varela.

“Este margen permite cierta flexibilidad para imprevistos menores, como tráfico o demoras en el transporte público”. Sin embargo, enfatiza -al igual que su colega- que este rango puede variar dependiendo del contexto y las expectativas de una cultura, organización o grupo social.

¿Y qué hay de llegar muy temprano a un compromiso? “Puede ser visto como impuntualidad porque puede causar inconvenientes a la persona que recibe, quien puede no estar lista para atender de inmediato. Un tiempo de llegada ideal es entre 5 y 10 minutos antes del compromiso, lo que demuestra puntualidad y consideración sin causar molestias”, dijo Varela.

Noria dice que en un contexto laboral, “puede interrumpir la agenda del anfitrión y causar incomodidad. Socialmente, puede poner presión innecesaria sobre el anfitrión o dar la impresión de impaciencia”.

“Al igual que con la impuntualidad, la anticipación excesiva debe manejarse con equilibrio y sentido común, ajustándose a las normas y expectativas del contexto específico”, puntualizó.

La impuntualidad puede dar una imagen equivocada de ti.
Gustavo Fring | Pexels (CCO)

Las razones psicológicas tras la impuntualidad

Por otro lado, Neel Burton dijo que la impuntualidad puede ir más allá que la mera mediocridad, pues algunas veces “implica ira y agresión, y otras, autoengaño”.

“Comencemos con la ira y la agresión. Las personas enojadas que se comportan con calma y cortesía casi exagerada pueden, no obstante, expresar su enojo por medios pasivos, es decir, mediante la resistencia (consciente o inconsciente) a cumplir las expectativas razonables de los demás”, indicó.

Es decir, puede que estés llegando tarde como una forma -consciente o inconsciente- de expresar tu molestia con el entorno.

Por otro lado, está el autoengaño. “Como hemos visto, llegar tarde, envía el mensaje: ‘Soy más importante que tú’. Por supuesto, uno puede enviar un mensaje, y a menudo lo hace, sin que sea cierto; de hecho, precisamente porque no lo es. Por lo tanto, una persona puede llegar tarde porque se siente inferior o sin importancia, y llegar tarde es una forma de imponerse en una situación, atraer la máxima atención e incluso tomar el control de los procedimientos”, expresó.

De hecho, “algunas personas que tienen la costumbre de llegar tarde también tienen la costumbre de montar un escándalo: disculparse profusamente, presentarse a todos por turno, mover muebles, pedir un vaso limpio, etc. No hace falta decir que ese comportamiento no excluye en absoluto un elemento de agresión pasiva”, añadió.

“Continuando con en el autoengaño, llegar tarde también podría ser una forma de resistencia, una forma de mostrar la propia desaprobación por el propósito de la reunión, o resentimiento por su probable resultado. En el curso de la psicoterapia, es probable que un análisis muestre una resistencia análoga en la forma no sólo de llegar tarde, sino también de cambiar de tema, quedarse en blanco, quedarse dormido o faltar por completo a las citas”, afirmó.

Pero llegar tarde no siempre es algo poco sano o patológico, Burton explicó que a veces es ”tu inconsciente (intuición) que te dice que no quieres estar allí, o que sería mejor para ti no estar allí; por ejemplo, podría ser que una reunión (o incluso un trabajo) no es el mejor uso de tu tiempo o inevitablemente irá en contra de tus propios intereses. Ten en cuenta que los dolores de cabeza pueden cumplir una función similar”.

Por lo mismo, llegar tarde -señaló Burton- puede decir mucho de ti mismo y una forma de encontrar la raíz del problema es hacerte la pregunta: “¿Exactamente por qué llego tarde?”. Y si la respuesta es tan simple como “tengo muchas cosas que hacer”, por ejemplo, puede ser que intentes mantenerte lo más ocupado posible para no quedarte solo con tus pensamientos y sentimientos más profundos, “lo cual es, por supuesto, altamente contraproducente a corto, mediano y largo plazo”.

De hecho, la psicóloga Carolina Varela manifestó que pueden ser múltilples las razones por las que alguien se atrasa repetidamente. Algunas personas, por ejemplo, tienen problemas con la gestión del tiempo. “Subestiman el tiempo necesario para trasladarse o completar tareas. Otras pueden tener problemas de sueño o una actitud despreocupada hacia el tiempo. También pueden influir factores psicológicos como la ansiedad o el perfeccionismo, que pueden retrasar la preparación de un proyecto. Además, el estrés, la sobrecarga de trabajo y la falta de planificación también pueden afectar la impuntualidad”.

Noria complementó indicando que detrás de quienes siempre llegan tarde no siempre hay motivos como la falta de respeto ni creerse superior a los demás, que es la teoría más popular, “sino que puede responder a una saturación de la memoria de trabajo u operativa, la que permite mantener información en la conciencia y manipularla y que se usa, por ejemplo, durante un cálculo mental. Al mantener en este tipo de memoria pensamientos innecesarios, nos distraemos a la hora de ejecutar tareas, lo que hace que tardemos más en hacerlas”.

“Las personas con déficit atencional o que no están acostumbradas a procesar demasiados deberes a la vez, tienden a atrasarse más que aquellas que pueden tener un mayor orden a nivel cerebral de su orden y de su manejo del tiempo”, expresó.

Asimismo, al igual que su colega, explicó que este hábito puede estar vinculado con la ansiedad y con conductas de evitación. “El hecho de demorarse en llegar o procrastinar cuando se ha quedado con otras personas puede ser una estrategia de afrontamiento para evitar algo que se percibe como estresante o desagradable”, manifestó.

Ojo con lo que proyectas

La impuntualidad puede afectar tu imagen personal, ya que puedes dar la impresión de ser una persona desorganizada, poco confiable o incluso irrespetuosa y desconsiderada, especialmente en el ámbito laboral, explicaron las profesionales. “La confianza y la colaboración en el lugar de trabajo pueden verse afectadas negativamente por esta percepción”, apuntó Varela.

Mientras en lo personal, pueden ser vistas como poco comprometidas o interesadas, lo que podría afectar sus relaciones interpersonales, dijo Noria.

La profesional de TeamWork indicó que hay una sensación entre muchas personas de que la impuntualidad es sinónimo de falta de interés o de compromiso y mientras para algunos no es más que un detalle, para otros puede ser frustrante.

“Un comportamiento habitual de impuntualidad puede ser percibida como una falta de respeto, generando hastío, desagrado y resentimiento, especialmente en entornos laborales donde el tiempo es un recurso valioso”, manifestó.

“También puede causar estrés y ansiedad, particularmente en situaciones donde la puntualidad es crucial, como en citas médicas o reuniones importantes. En el ámbito social, llegar tarde puede afectar la dinámica del grupo, haciendo sentir a los demás menos valorados”, añadió.

Pero, ¿Qué podemos hacer al respecto?

Algunos consejos

Daniel Colombo, coach y experto en desarrollo de líderes y equipos, da 10 consejos para corregir la impuntualidad.

1. Divide y conquista: Fracciona tus tareas en porciones manejables y registra el día y la hora para completar cada etapa. Esta práctica ayuda a mantener el enfoque y cumplir con todas tus responsabilidades sin perder de vista el objetivo final.

2. Visualización creativa: Utiliza la técnica de visualizar internamente el proceso de las tareas. Este método te ayudará a organizar tus ideas y a estar más consciente de los plazos mientras ejecutas tus labores.

3. Listas de tareas: Haz listas de tus tareas, acciones y proyectos. Priorízalas y comprométete según su importancia. Esta práctica te permitirá gestionar mejor tu tiempo y cumplir con tus obligaciones.

4. Agrupa compromisos: Si tu agenda está llena, agrupa tus compromisos en bloques horarios específicos durante la semana. Esta estrategia permite tener más tiempo libre y espacio para otras responsabilidades.

5. Aprende a delegar: No intentes hacerlo todo tú mismo. La impuntualidad a menudo se debe a la incapacidad de delegar responsabilidades. Confía en tu equipo, establece plazos y explica claramente la importancia de cada tarea.

6. Aprovecha la tecnología: Usa herramientas tecnológicas para ahorrar tiempo. Las videoconferencias pueden reemplazar reuniones innecesarias, y algunas aplicaciones colaborativas pueden ayudarte a gestionar mejor tu tiempo.

7. Renegocia tus citas: Si sabes que llegarás tarde, avisa con anticipación y renegocia la cita. Esta práctica no debe volverse una costumbre, pero puede evitar inconvenientes mayores.

8. Alarma doble: Programa al menos dos alertas antes de cada compromiso. Estas alertas te darán tiempo suficiente para prepararte y llegar a tiempo.

9. Adelanta tu agenda: Si eres impuntual, agenda tus citas con un margen de 10 a 15 minutos antes del horario real. Esto te dará un colchón de tiempo y ayudará a reducir tu tendencia a llegar tarde.

10. Planifica con espacio: No acumules compromisos, especialmente si tienes que desplazarte. Es mejor reorganizar tu agenda que dejar plantadas a las personas, lo cual puede afectar tu reputación.

Estos consejos te ayudarán a gestionar mejor tu tiempo, cumplir con tus compromisos y proyectar una imagen más profesional y confiable.