“Olvidé mi color favorito y qué alimentos me gustaban”, con estas palabras Meghan Beaudry relató cómo fue volver a conocerse a sí misma luego de que el lupus le inflamara el cerebro, lo que hizo que perdiera la memoria y cambiara de personalidad.
En un ensayo publicado en Insider, la mujer relató como a los 27 años, cuando ya estaba diagnosticada con la enfermedad, un día se puso de pie, pero no podía recordar cómo caminar.
Ante esta situación, su suegra la llevó a su médico de urgencia, donde comenzaron el tratamiento con inyecciones de esteroides que suelen usarse para combatir los dolores e inflamación producidos por la enfermedad, explica la Fundación Americana de Lupus.
Inflamación cerebral por lupus
Sin embargo, nada daba resultado. La inflamación cerebral seguía presente y progresivamente Meghan desarrollaba más síntomas.
“Mi personalidad cambió de sensata y alegre a paranoica y deprimida (…) Cuando mis dos perros rescatados saltaron a mi cama para acurrucarse conmigo, me alejé aterrorizada”, describió la mujer.
Pero esto no fue lo único que provocó la inflamación cerebral casi mortal. De acuerdo a Meghan Beaudry, poco a poco comenzó a perder el control de su cuerpo, no tenía ganas ni de levantarse por un vaso de agua y más tarde perdió la memoria.
Cuando la mujer notó estas primeras señales decidió empezar a escribir todo lo que recordaba con el objetivo de “volver a aprender a ser yo”, según se prometió a sí misma.
¿Por qué se produce el cambio de personalidad?
De acuerdo al sitio web de Clínica Mayo, el lupus por sí solo puede causar desorientación y pérdida de memoria. No obstante, cuando afecta al sistema nervioso central, puede provocar síntomas como los de Meghan.
Según explican, si la afección llega al cerebro pueden desarrollarse cambios en el comportamiento, problemas de memoria y dificultad para expresar sus pensamientos y sentimientos.
Sumado a esto, el manual médico MSD apunta que también puede haber psicosis, lo que provoca alucinaciones, hasta disfunción cerebelosa (pérdida del equilibrio y descoordinación motora).
Luego de varios meses en tratamiento, Meghan logró reducir la inflamación cerebral y con ello revirtió el cambio de personalidad producida por el lupus. “Después de haber estado postrado en cama durante varios meses, los puñados de esteroides e inmunosupresores que tragaba cada día comenzaron a combatir la inflamación en mi cerebro”, escribió.
Esto le permitió dejar de tener alucinaciones, recordó sus prendas favoritas y que no le gustaba el yogur. También volvió a leer y caminar por sí sola, además de volver a confiar en su criterio para tomar decisiones dos años más tarde.