La pérdida de estrógeno durante la menopausia sería una de las razones por las que las mujeres son más propensas a desarrollar Alzheimer.
Un estudio estadounidense descubrió que la pérdida de la hormona del estrógeno durante la menopausia sería uno de los factores de por qué las mujeres son más propensas a desarrollar Alzheimer.
La investigación detalló que esta hormona protege el cerebro de las mujeres de la S-nitrosilación del C3, una proteína del sistema inmunitario.
Un equipo de investigadores ha descubierto que, en comparación con los hombres, los cerebros de las mujeres con Alzheimer tienen niveles mucho más altos de una forma especialmente dañina y químicamente modificada de una proteína inmunitaria llamada ‘complemento C3’.
Este hallazgo molecular sobre el sistema de complemento (un mecanismo esencial de la respuesta inmunitaria defensiva del organismo) podría explicar por qué las mujeres tienen más riesgo de padecer la enfermedad.
El estrógeno y el Alzheimer
La investigación, hecha por científicos del Scripps Research y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y publicada en Science Advances, también ha demostrado que el estrógeno -una hormona que se reduce en la menopausia- protege contra la creación de esta forma de complemento C3.
“Estos hallazgos sugieren que la modificación química de un componente del sistema del complemento contribuye al Alzheimer y podría explicar, al menos en parte, por qué la enfermedad afecta sobre todo a mujeres“, explica Stuart Lipton, autor principal del estudio e investigador en el Scripps Research y en La Joya (California).
La enfermedad de Alzheimer, la forma más común de demencia asociada al envejecimiento, afecta a cerca de un tercio de los mayores de 85 años.
Esta enfermedad, sin cura ni tratamiento, suele provocar la muerte del paciente una década después de su aparición.
Una de las causas de la falta de tratamientos es que los científicos nunca han entendido del todo cómo se desarrolla el Alzheimer ni saben por qué las mujeres representan casi dos tercios de los casos.
El estudio
Desde hace años, el laboratorio de Lipton estudia las causas de las enfermedades neurodegenerativas, como la reacción química que forma un tipo modificado de complemento C3, un proceso denominado S-nitrosilación de proteínas.
Lipton y sus colegas descubrieron anteriormente esta reacción química, que se produce cuando una molécula relacionada con el óxido nítrico (NO) se une a un átomo de azufre (S) en un bloque de aminoácidos para formar una “proteína SNO” modificada.
Lipton cree que las “SNO-proteínas” podrían ser un factor clave en el Alzheimer y otros trastornos neurodegenerativos.
En el nuevo estudio, el equipo usó métodos novedosos de detección de la S-nitrosilación para cuantificar las proteínas modificadas en 40 cerebros humanos: 20 de personas fallecidas de Alzheimer y 20 de personas que no habían fallecido, y cada grupo se dividió a partes iguales entre hombres y mujeres.
Los científicos encontraron 1.449 proteínas diferentes que habían sido S-nitrosiladas. Entre ellas, había varias que ya se han relacionado con el Alzheimer, como el complemento C3.
Sorprendentemente, los niveles de C3 S-nitrosilado (SNO-C3) eran más de seis veces superiores en los cerebros femeninos con Alzheimer que en los masculinos.
El estudio explica que el SNO-C3 hace que las células inmunitarias innatas del cerebro fagociten (o se coman) las sinapsis neuronales, lo que provoca la pérdida de sinapsis y conduce al deterioro cognitivo del Alzheimer.
Estrógeno: el protector del cerebro de las mujeres
Desde hace tiempo se ha demostrado que la hormona femenina estrógeno puede tener efectos protectores sobre el cerebro en determinadas condiciones; por ello, los investigadores sugieren que el estrógeno protege específicamente el cerebro de las mujeres de la S-nitrosilación del C3, y que esta protección se pierde cuando los niveles de estrógeno bajan bruscamente con la menopausia.
“Por qué las mujeres son más propensas a padecer Alzheimer es un misterio desde hace tiempo, pero creo que nuestros resultados representan una pieza importante del rompecabezas que explica mecánicamente la mayor vulnerabilidad de las mujeres a medida que envejecen“, afirma Lipton.