¿Qué necesitas para tener una vida feliz? Un auto, una casa, ganar el Kino, poder viajar, ir al parque en tranquilidad o una vacuna para el coronavirus.
Las respuestas son múltiples y no necesariamente pueden estar erradas. Es probable que muchos seamos profundamente felices el día que confirmen la vacuna para la pandemia que nos tiene encerrados hace tantos meses.
Sin embargo, en Harvard, la prestigiosa universidad de Estados Unidos, se preguntaron esto mucho tiempo antes del coronavirus, cuando se cuestionaron, qué hace a los hombres felices y saludables, estableciendo un estudio que implicó encuestas, exámenes y un seguimiento permanente, que se ha realizado por exactamente, 82 años.
¿Qué hace una buena vida?
Si buscas cuáles son las mejores charlas de TED Talks, es probable que siempre aparezca entre las 10 mejores, la conferencia protagonizda pora Robert Waldinger, el director del Estudio sobre desarrollo adulto de la Universidad de Harvard.
Waldinger destacó a The New York Times que “publicamos nuestros descubrimientos en revistas académicas que la mayoría de la gente no lee… así que de verdad queríamos que la gente supiera que existe este estudio desde hace años. El gobierno nos ha financiado desde hace mucho tiempo y es importante que más gente, además de los académicos, sepa todo esto”.
El investigador contó en 15 minutos cómo se desarrolló el estudio que comenzó por la inquietud de saber qué hace feliz a las personas y que tuvo como motor de partida el seguimiento de la vida de 724 hombres.
Este extraño estudio, que milagrosamente aún está en desarrollo gracias a la suerte y persistencia de muchos investigadores, contempló encuestas sobre la vida de estos hombres que venían de dos realidades muy diferentes.
Primero, estaban los alumnos de la Universidad de Harvard que en ese entonces estaban en su segundo año de carrera. Todos terminaron la universidad mientras se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial y luego, la mayoría se fue a la guerra.
Y segundo, estaban los adolescentes de las realidades más precarias del Boston de los años 30, jóvenes que pertenecían a familias que vivían en desfavorecidas condiciones, pero que fueron elegidos para este estudio.
Durante décadas persiguieron a estos hombres que se convirtieron en padres, algunos fueron albañiles, abogados, doctores, hombres de negocios e incluso uno se convirtió en presidente de Estados Unidos, el número 35°, John F. Kennedy. Sin embargo, no todos tuvieron una gran vida, también hubo alcohólicos, sufrieron esquizofrenia o tuvieron carreras profesionales que resultaron decepcionantes.
En 2003, cuando Waldinger asumió la dirección del estudio, expandió el espectro y comenzó a considerar no sólo a estos hombres, de los cuales sólo 60 aún vivía en 2016, sino que también a sus esposas, hijos y el resto de su familia, con el objetivo de tener un completo estudio de la vida humana.
De esta forma, entraron a sus casas para entrevistarlos, buscaron sus registros médicos, les tomaron exámenes de sangre, escáneres y una serie de cuestionarios para entender cada aspecto de sus vidas y con miles y miles de datos, tuvieron las lecciones para ser feliz en esta vida.
No, no es eso que crees
El estudio comprobó, en base a la vida de estos hombres, que la felicidad no tiene que ver con trabajar mucho, tener fama o ser millonario, sino que con algo mucho más sencillo.
Según comenta el académico de Hardvard, “las buenas relaciones nos hacen más felices y más saludables” lo que desglosa en 3 importantes lecciones.
La primera tiene relación con que las conexiones sociales nos hacen bien y la soledad nos mata. En resumen, las personas con más vínculos sociales son más felices, más sanos y viven más que quienes están más aislados, personas que viven menos porque son susceptibles a recaídas de salud y sus funciones cerebrales disminuyen precipitadamente.
La segunda lección que destaca el académico tiene que ver con lo último, te puedes sentir solo incluso si estás en una relación o vives con muchas personas, por lo que lo relevante en estas conexiones sociales es la calidad de estas.
Argumenta que vivir en un matrimonio que está lleno de conflictos, no es saludable y puede generar mucho más daño incluso, que el divorcio, versus relaciones saludables que dan protección.
Y la tercera lección que indica Robert, es que las relaciones saludables no sólo protegen el cuerpo, sino que también el cerebro. Cuando encuestaron a las parejas octogenarias, descubrieron que quienes están en relaciones en las que pueden contar con el otro, tienen recuerdos más nítidos, versus quienes no lo estaban, que son personas que pierden la memoria antes.
El psiquiatra finaliza su popular charla, vista por más de 18 millones de personas, indicando que mantener buenas relaciones sociales es una tarea difícil, pero es posible, lo que argumenta citando al escritor Mark Twain. “No hay tiempo. Muy breve es la vida para disputas, disculpas, animosidades, pedidos de cuenta. Solo hay tiempo para amar, y solo un instante, por así decirlo, para eso”.
¿Y qué pasa cuando hay una pandemia?
Cuando Robert Waldinger ofreció esta conferencia en 2016, vivir en una pandemia mundial era impensado y el distanciamiento social, ni siquiera era una opción de vida.
Incluso, en su discurso, anima a pasar menos tiempo en una pantalla, algo impensado en la actualidad, cuando la cuarentena afectó a capitales tan grandes como Santiago o incluso, ciudades tan pequeñas como Curanilahue.
Considerando estos cuestionamientos, el académico de Harvard participó en el “Happiness Festival”, una iniciativa de Google que se desarrolló con charlas y talleres sobre como integrar la felicidad en el futuro con el objetivo de reunir fondos para apoyar a la Organización Mundial de la Salud y sus esfuerzos ante el covid – 19.
Waldinger estuvo en conversación con la doctora, especialista en informática, Keyun Ruan, quien comenzó recordando la investigación que dirige el psiquiatra junto con las lecciones que habían sacado, para luego solicitar un consejo respecto de cómo se pueden aplicar en la vida actual, cuando el distanciamiento físico y social es necesario, aprovechando su conocimiento.
El académico manifestó que “nuestras vidas se han congelado de cierta forma, estamos forzados a estar con algunas personas más de lo que estuvimos con ellos antes, por ejemplo parejas, compañeros de casa o con nuestros hijos, 24 horas al día, 7 días a la semana y de hecho, la mayoría de las veces no estamos acostumbrados… nadie se casa para estar todo el día con su pareja”.
Luego añadió que su consejo es que “tenemos que aprender a darnos espacio, pero también tenemos que aprender que no hay nada malo en mi relación si no quiero estar con mi compañero de habitación todo el día. Si me irrito necesito tomar distancia y eso no significa que nuestras relaciones sean malas” .
En la conversación, que duró poco más de 42 minutos, Waldinger señaló que en esta nueva realidad en la que no podemos ver a nuestros ancianos, amigos o pololos, su consejo es más sobre hacer un esfuerzo extra y contactarlos.
Destaca que “si piensas en alguien a quien no puedes ver, que quizás está solo en su casa, no dejes pasar el momento y llámalo… si puedes dar el impulso y extender la mano, dar ese paso extra, debes hacerlo más a menudo de lo que lo hacías antes, cuando no había cuarentena”.
El director de Harvard indica que las conexiones sociales en estos momentos son una especie de red de seguridad, esto porque en el longevo estudio analizaron que ayudó a los participantes a superar situaciones traumatizantes como haber sido soldados en la Segunda Guerra Mundial. Las respuestas siempre apuntaron a otras personas, las relaciones que tenían en ese momento les ayudaban a soportar, por ejemplo estar en combate.
Waldinger también destacó que las relaciones sociales de las personas son un amortiguador en situaciones impredecibles, como esta pandemia o lo que ocurra en un par de meses más.
En cuanto al futuro de su estudio, destacó que ya terminaron el periodo de estudio de los hijos de los participantes originales que están en sus 50 a 60 años y ahora comienzan con los nietos y bisnietos, algo que les emociona porque podrán entender qué nos conecta o divide, mirando muy de cerca cómo ha afectado al ser humano la revolución digital.
La conversación está disponible en el canal de Talks at Google, en Youtube y la puedes revisar aquí.