Una pobre autovaloración puede traer consecuencias en todos los ámbitos de nuestra vida. El amor propio, es la valoración que hacemos de nosotros mismos, ligado a nuestra manera de percibirnos y relacionarnos con nuestro entorno como personas merecedoras de aprecio, validación, respeto y cuidado.
Al ser tan determinante en nuestra definición personal, se hace presente en todos los ámbitos de nuestra vida, pudiendo ser un factor que suma o que resta.
Esto dependerá de cuanto hemos cultivado hábitos de cuidado, valoración, validación y respeto personal. Javiera Donoso, psicóloga especialista en reparación emocional y temáticas de autocuidado y autoestima, expone cuáles son las 5 consecuencias de no amarnos cómo merecemos.
1-Estancamiento profesional
Generalmente las personas dudan sobre sus capacidades y no tienen confianza para creer que son un aporte y su trabajo vale.
“Esto se manifiesta comúnmente en dificultades para establecer límites en las condiciones laborales, se mantienen en trabajos que no les hacen felices y que no reflejan todo lo que podrían hacer, tienen miedo a tomar riesgos, sienten desmotivación y falta de realización profesional”, explica la especialista.
2-Problemas en los hábitos de alimentación y en general de la vida
Esto se relaciona con la dificultad para escuchar, respetar y satisfacer las necesidades personales. Con la constante postergación en pro del cuidado o el deseo de agradar a otros. Javiera Donoso entrega más detalles de este importante desorden en las rutinas del día a día.
“Existe en general una desconexión con el cuerpo. Por ejemplo mantener una nutrición poco balanceada o tener trastornos de alimentación que estén asociados al rechazo de la imagen corporal”.
3-Dudas y dificultad para tomar decisiones
Las personas con poco amor propio, tienden a dudar muchísimo de sí mismas y de su criterio para tomar buenas decisiones, al mismo tiempo suelen ser muy autocríticas y autoexigentes, lo que provoca un gran miedo al error.
Lo mismo inhibe e incluso paraliza la toma de decisiones y la influenciabilidad o el dejarse llevar por opiniones externas.
“En consecuencia, terminan decidiendo en base a otros, lo cual provoca frustración y refuerza la idea de que no pueden tomar buenas decisiones”, enfatiza la psicóloga.
4-Desequilibrio e inestabilidad emocional
Con respecto al desarrollo socioemocional, una persona con amor propio insuficiente carga con sentimientos contradictorios y ambivalentes que no expresa, vive intentando controlar lo que siente, queriendo adaptarse a lo que cree se espera que sienta.
“Evitan los conflictos, por lo que si algo les molesta lo callan y prefieren alejarse que confrontar. Esto hace que su mundo emocional se vaya llenando de tensión, pudiendo tener momentos intensos de desequilibrio o descontrol”, argumenta Javiera Donoso.
5-Tienen relaciones de dependencia
La falta de amor propio expone a las personas a caer en relaciones de mucha dependencia, en las cuales se deposita en el otro la responsabilidad de ser valorado, cuidado y regulado. Se enfrenta a su pareja desde un aspecto inmaduro y herido de sí mismo, perdiendo la autonomía e independencia emocional.
“Por consiguiente esto le impide construir una relación con un par que complementa al Yo, en lugar de esto, el otro es una figura de apego insegura y ambivalente”, concluye la especialista.
Lo que estos problemas tienen en común es la forma en que la persona se está relacionando consigo misma y sus necesidades.
El amor propio se expresa concretamente a través de 5 hábitos que definen la calidad del vínculo con nosotros mismos. Estos hábitos son:
1-Autoaceptación.
2-Disposición al aprendizaje y capacidad de adaptación.
3-Confianza en nuestras capacidades y valoración de nuestras virtudes.
4-Certeza y convicción personales, expresada como seguridad para tomar decisiones y avanzar.
5-Priorización, atención y cuidado a nuestras necesidades en los planos físicos, emocional, mental, social y espiritual.
Cuando identificamos un amor propio debilitado, es importante pedir ayuda para cambiar la manera en que nos estamos relacionando con nosotros mismos y por ende con nuestro entorno, en la cual respetamos y satisfacemos nuestras necesidades, cuidando de nosotros y nuestras relaciones.