Debido a los efectos económicos de la pandemia de COVID-19 diversos expertos han proyectado un aumento en los niveles de pobreza en Chile. Esta situación podría aumentar el riesgo de que jóvenes puedan presentar un primer episodio de psicosis, según estudio.
Una investigación publicada en la Revista Psychological Medicine Journal, este 6 de agosto, confirmó que los primeros episodios de psicosis en la población chilena aparecen principalmente en jóvenes entre 15 y 19 años. Pero, además, observó que la pobreza multidimensional está asociada con la aparición de nuevos casos.
El artículo, titulado “The incidence of non-affective psychotic disorders in Chile between 2005-2018: results from a national register of over 30,000 cases”, recoge la investigación realizada por el psiquiatra Alfonso González, director de postítulo e investigación de la escuela de medicina de la Universidad Finis Terrae y miembro del Programa de Intervención Temprana en Psicosis del Instituto Psiquiátrico “Dr. José Horwitz B”, en colaboración con investigadores del King´s College de Londres y University College London.
Con el apoyo del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud, se analizaron más de 30.000 casos entre 10 y 65 años, ingresados entre 2005 y 2018 al registro de información nacional GES-AUGE para el primer episodio de esquizofrenia. El registro incorpora los primeros episodios de psicosis en su amplio espectro, es decir, desde episodios psicóticos de corta duración hasta episodios psicóticos como manifestación de la esquizofrenia.
Para analizar la asociación de esta patología con variables demográficas y socioeconómicas, estos datos fueron contrastados con los resultados de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica (CASEN) desde 2009 hasta 2017.
“No son muchos los estudios en el mundo que han podido evaluar cómo los cambios en los niveles de pobreza se asocian a variaciones en la incidencia de primeros episodios de psicosis en una misma población. Chile ofrece una oportunidad única para evaluar esta asociación debido a la disminución significativa de la pobreza que ha experimentado en los últimos 30 años”, explicó Alfonso González.
Este es el primer estudio de carácter nacional respecto a esta patología en el hemisferio sur y la segunda cohorte más grande de casos analizados después de Suecia.
Psicosis y Pobreza
Esta investigación observó que la pobreza multidimensional sí está asociada con la aparición de nuevos casos de psicosis al dejar en evidencia que hubo una disminución de la incidencia de nuevos casos al disminuir los niveles de pobreza multidimensional en Chile desde 2005 a la fecha.
El Dr. González dijo que existen diversas razones que pueden explicar la relación entre pobreza y psicosis. “Por una parte, los niveles de estrés crónico, generados por la vivencia de múltiples experiencias y exposiciones adversas asociadas a la pobreza, pueden afectar una neurobiología vulnerable y gatillar episodios de psicosis”, planteó.
Por otro lado, añadió, existen hipótesis sociales que plantean que las personas que presentan trastornos psicóticos van teniendo menos oportunidades y van siendo desplazadas hacia lugares con mayores índices de pobreza.
“Probablemente la explicación final sea una mezcla de varias causas, desde el estrés sostenido y su impacto en la neurobiología hasta el desplazamiento social de ciertas patologías psiquiátricas”, subrayó.
Otro hallazgo fue que la asociación pobreza-psicosis es más marcada en mujeres que en hombres. “Esto podría mostrar que las mujeres tienen mayor vulnerabilidad para presentar síntomas psicóticos ante situaciones sociales más extremas. Sin embargo, estas son asociaciones que debemos estudiar en profundidad”, comentó.
Foco en los jóvenes
El estudio mostró que en Chile se registran 18,9 nuevos casos de primeros episodios de psicosis por cada 100.000 personas al año y que el peak ocurre entre los 15 y 19 años, tanto para hombres (57,6 casos por cada 100.000 personas en un año) como para mujeres (29,5 casos por cada 100.000 personas en un año), lo cual concuerda con la literatura internacional.
“Esta información ratifica que la adolescencia es un período de grandes cambios tanto biológicos como psicosociales, lo cual en parte explica la aparición de patologías psiquiátricas al combinar cierta vulnerabilidad biológica con estresores ambientales mayores, como la pobreza”, explicó el Dr. González.
Esta constatación de que existe mayor incidencia en jóvenes, añadió, es una alerta para el sistema de salud mental y la sociedad. “Debemos estar preparados para identificar y tratar estos casos de manera temprana, ya que mientras antes se inicia el tratamiento, los pacientes tienen mejor pronóstico”, destacó.
Eso abre un desafío: “cómo hacemos que los jóvenes que tienen un primer episodio consulten lo antes posible para ingresar a la atención”, puntualizó.
El estudio también mostró que los casos nuevos entre 10 y 14 años no se diferencian entre hombres y mujeres, pero que al comenzar la adolescencia la diferencia se hace evidente.
“Esta diferencia puede explicarse a partir de que en este registro más global están incorporadas aquellas psicosis cuya causa o etiología es la esquizofrenia, la cual es más frecuente en hombres que en mujeres”, dijo.
Sin embargo, añadió, también existen otras hipótesis: “las mujeres podrían estar más protegidas para la aparición de psicosis por un rol protector hormonal propio de los estrógenos y que podría, a su vez, explicar un segundo peak ampliamente reportado de episodios de psicosis en la mujeres post-menopáusicas y que también se observa en los resultados de este estudio”, precisó.
Esta información ha sido escasamente reportada a nivel internacional, ya que la mayoría de los estudios reportan la incidencia de psicosis a partir de los 15 años, dijo el experto.
Radiografía regional
El estudio evidenció que el número de casos nuevos al año por cada 100.000 habitantes variaba cuatro veces entre las regiones del país.
Magallanes es la región con menor pobreza multidimensional en Chile -con una disminución de casi 50% de esos índices- y presenta la menor incidencia de primeros episodios de psicosis en el país con 6 nuevos casos al año por 100.000 habitantes.
Mientras, detalló el experto, las regiones del centro-sur que presentan mayores índices de pobreza también presentan mayor cantidad de casos nuevos de primeros episodios de psicosis al año. Por ejemplo, se registran 25 nuevos casos al año por 100.000 habitantes en la Región de Los Ríos, 24 en la Región del Ñuble y 21 en las regiones de Valparaíso y Aysén.
Plan Auge
“La psicosis es un cuadro que afecta de manera importante la salud de las personas y sus familias, que no se debe estigmatizar y que requiere de atención rápida. La consulta precoz es fundamental para comenzar el tratamiento y mientras antes se pueda iniciar, mejora el pronóstico”, subrayó el Dr. González.
En ese sentido, el académico valoró de manera muy positiva el Plan Auge. “Gracias a que incorpora al primer episodio de psicosis entre sus patologías primarias fue posible acceder a esta información para realizar este estudio. Eso entrega cifras y factores de riesgo para entregar mayores recursos, por ejemplo, a las regiones que tienen más vulnerabilidad. En este sentido, el Plan Auge es una muy buena política pública en un grupo de personas que tienen un episodio relevante en su salud”, destacó.
El investigador dijo que este estudio es una primera etapa que permite avanzar hacia el análisis posterior respecto del seguimiento de los casos y los resultados del tratamiento.
COVID y psicosis
La pandemia de COVID-19 y las medidas sanitarias impuestas para evitar su proliferación siguen impactando en la salud mental de las personas.
“Este contexto de pandemia sin duda nos ha expuesto a un estrés sostenido que podría tener un impacto en nuestra neurobiología y nos pone en riesgo no sólo para nuevos casos de psicosis, sino que también para la emergencia de otras patologías psiquiátricas. Por lo tanto, es urgente que nuestro sistema de salud mental se fortalezca no sólo a nivel de atención primaria, sino también de atención secundaria y terciaria”, afirma el Dr. González.
En ese escenario, el psiquiatra explica que deben considerarse los distintos niveles en que puede verse afectada la salud mental. “Desde la aparición de síntomas ansioso-depresivos asociados al estrés vinculados a la pandemia hasta la aparición de cuadros psiquiátricos de mayor complejidad, como la aparición de episodios psicóticos o la desestabilización en personas con trastornos psiquiátricos ya establecidos”, detalla.