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El médico y académico de la Universidad San Sebastián, Dr. Eduardo Salas, conversó con BioBioChile sobre los riesgos para la salud auditiva en primavera y verano, destacando la afectación por alérgenos como el polen. Señaló que las alergias estacionarias pueden provocar sensación de oídos tapados y otitis, recomendando consultar a un especialista ante acumulación de mucosidad. En verano, advirtió sobre la otitis por estancamiento de agua en piscinas y la importancia de mantener la higiene. Salas enfatizó en la correcta limpieza auditiva utilizando solo agua y evitando el uso excesivo de cotonitos, además de alertar sobre el daño potencial de los audífonos al crear microclimas que favorecen infecciones en el conducto auditivo externo.

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Pese a que la primavera, y sobre todo el verano, es sinónimo de vacaciones, entretención y relajo. Sin embargo, en estas épocas del año, las actividades al aire libre, los cambios de temperatura y la gran cantidad de alérgenos que circulan en el aire, puede afectar a nuestra salud auditiva, por lo que tener conocimiento de estos riesgos puede ayudar a evitar problemas, infecciones o enfermedades mayores.

El médico y académico de la Universidad San Sebastián, Dr. Eduardo Salas, conversó con BioBioChile y explicó los peligros a los que están expuestos los oídos en estas temporadas del año, además de entregar consejos para realizar una correcta higiene en esta zona.

Alergias estacionarias

En Chile, nos encontramos en plena primavera, lo que es sinónimo de polinización. Un proceso de las plantas que afecta a gran parte de la población que es alérgica al polen u otros elementos propios de la estación, perjudicando su sistema respiratorio y provocando congestión nasal, irritación de ojos, estornudos, picazón y también sensación de oídos tapados, además de otitis.

En ese sentido, el docente de la Facultad de Medicina profundizó en que “las alergias estacionarias pueden afectar a nuestros oídos, en particular, al oído medio”, haciendo la comparación con la abundancia de mucosa que producen los elementos alérgenos en la nariz y su dificultad para despejar la zona. “No es un lugar al cual se pueda acceder desde el exterior, ya que está el tímpano que se interpone”, puntualizó el profesional a la presente redacción.

Y es que la rinitis alérgica no sólo afecta a las cavidades nasales y ojos, sino que también a los oídos, por lo que el médico aconseja acudir inmediatamente a un especialista si es que un individuo detecta que acumula exceso de mucosidad en estas partes del cuerpo.

“La principal medida es la prevención de la alergia y preocuparnos por esta sensación de oídos tapados, como también acudir a un médico para averiguar a lo que uno es alérgico, y así, poder realizar una prevención más dirigida. Si bien, uno no se puede escapar de la primavera, pero sí de los alérgenos específicos que nos producen mayores reacciones, como el polen, caspa de animales, alimentos, entre otras cosas”, detalló Salas.

Es importante consignar que tanto los niños como los adultos mayores tienen un sistema inmunológico mucho más sensible a estos agentes externos, por lo que los hace más susceptibles a las consecuencias que puede acarrear estos peligros propios de la estación.

¿Cómo reconocer alergias?
Gráfica | Mont Group

Temporada de piscinas

De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 70% de los niños de hasta 7 años sufrirá de otitis (acumulación de líquido en los oídos) una o más veces durante su infancia, y la temporada de piscinas en verano puede llegar a ser un factor de riesgo preocupante, y no sólo para los menores, sino que para adultos también.

“En este caso, las afecciones suceden en el oído externo y no en el oído medio, es decir, del tímpano hacia afuera. La principal infección que se da es la otitis externa y, para prevenirla, hay que evitar que se estanque el agua dentro del oído y que el agua esté lo más limpia posible“, advirtió el académico de la Universidad San Sebastián.

Causas y síntomas de la otitis
Gráfica | Secretaria de Salud de México

En la misma línea, Salas aseguró que ser desconfiado en cuanto a la higiene del agua en la que te bañas, ya sea laguna, río o piscina, puede resultar clave para evitar infecciones.

“Si uno se baña en un lugar que se sospecha que no está 100% limpio, después se debe ser muy cuidadoso a la hora de hacerse aseo en la zona del oído, como por ejemplo, no introducir nada en la zona del oído, ya que eso puede causar más daño e incluso, empujar hacia dentro las bacterias que estén rondando en esa zona, aumentando el riesgo de tener una infección”, sostuvo.

Correcta higiene de los oídos

Respecto de cómo debemos mantener limpios nuestros oídos para evitar agentes peligrosos, sin correr el riesgo de provocarnos un daño en la zona por no hacerlo correctamente, el profesional penquista enfatizó en que el aseo auditivo debe ser “solamente superficial” o hasta “donde el dedo pueda llegar”, es decir, evitar el mal uso de los cotonitos.

“Habitualmente, sólo basta con el agua, ya que se debe considerar que el cerumen cumple un rol protector contra partículas y microbios, por lo que el objetivo no es que el oído esté 100% libre de cerumen. Tiene que haber una cantidad considerable para que no exista un tapón de cerumen, pero sí para proteger el oído de elementos del ambiente. No hay que obsesionarse en tener los canales auditivos 100% libres de cualquier partícula de cerumen“, recalcó Salas al presente medio de comunicación.

Además, el médico no sólo hizo hincapié en la correcta higiene de los oídos, sino que también advirtió sobre uno de los elementos externos que más suele dañar el canal auditivo, como son los audífonos, por lo que no sólo condicionó su uso, sino que también recomendó no comprarse aquellos audífonos que se introducen en el espacio que está entre el tímpano y el exterior.

“El conducto auditivo externo, que es el espacio que existe en el oído desde el tímpano hacia afuera, es un lugar que está diseñado para estar en contacto con el ambiente. Por lo tanto, cuando uno aísla este especio del ambiente, a través de audífonos, puede producir ciertos microclimas, es decir, estancamientos de aire que pueden favorecer a la proliferación bacteriana y aumentar el riesgo de que se produzcan infecciones“, cerró.