Si hay una pregunta que la mayoría nos hacemos a lo largo de la vida es qué es mejor, ser madrugadores o noctámbulos.
Es posible que muchas veces te levantes con energía y puedas hacer un montón de cosas durante la mañana, o más bien las mañanas sean difíciles, mientras que en las tardes o noches eres una máquina para trabajar o hacer cualquier cosa.
Esto porque hay varias diferencias entre las personas que pueden quedarse despiertas hasta tarde y los madrugadores, por lo que usualmente está el debate entre qué es mejor, ser una “alondra” o un “búho”.
El cuestionamiento llegó a la ciencia y es por eso que el Imperial College de Londres realizó un estudio que consideró a 26 mil personas para ver cuáles eran las diferencias entre este tipo de personas.
Los resultados dan para pensar en qué será mejor para nuestro estilo de vida, pero más que todo sorprendió con algo que, probablemente, pocos pensaban.
Noctámbulos versus madrugadores: ¿qué es mejor?
“Al que madruga, Dios lo ayuda”, es una de las frases más populares de la existencia humana, que dice que si te levantas temprano, podrías tener más éxito con una ayuda divina.
Sin embargo, el estudio que realizó el Imperial College de Londres difiere un poco de la popular frase.
Realizaron un estudio en el que estudiaron las pruebas de inteligencia, razonamiento, memoria y tiempo de reacción de 26 mil personas, entre 53 y 86 años.
Esto en función de la duración de su sueño, la calidad y el cronotipo de cada uno, es decir, a qué hora se sienten más alerta y productivos.
El objetivo era analizar estas variables y ver cómo afectaba el rendimiento cerebral de cada persona, consignó HuffPost.
El resultado resultó siendo asombroso, porque mientras usualmente se piensa que los madrugadores, a quien Dios ayuda, podrían tener mejores funciones cognitivas, el estudio demostró son los noctámbulos los que tienen una “función cognitiva superior”.
“Descubrimos que aquellos más activos por la noche tendían a tener un mejor desempeño en las pruebas cognitivas que los que lo hacían por la mañana”, indicó Raha West, la autora principal e investigadora clínica en el departamento de cirugía y cáncer del Imperial College de Londres.
Es decir, los noctámbulos tendrían, por ejemplo, mejor memoria, orientación, atención, entre horas habilidades.
Los noctámbulos: la creatividad y productividad
En la historia hay noctámbulos que pasaron a la historia, porque personalidades como Winston Churchill o Barack Obama son famosos por trabajar de noche, consignó Infobae.
Algo que se condice con el estudio del Imperial College, pero que la Universidad de Sydney ya había analizado, específicamente analizando los efectos psicológicos y mentales de ciertos ritmos circadianos.
El estudio reveló que los noctámbulos tienen niveles de inteligencia más altos, esto tras una evaluación de comprensión matemática y lectora, velocidad de procesamiento y conocimiento vocacional de los participantes.
Richard D. Roberts y Patrick C. Kyllonen, psicólogos a cargo del estudio señalaron que: “Aunque la diferencia en el desempeño de los dos tipos de personas era pequeña, era suficiente para contradecir los prejuicios. Un estilo de vida de “acostarse tarde y levantarse tarde” no parece conducir a una desventaja socioeconómica, cognitiva o de salud”.
Aunque los madrugadores no se quedan atrás, porque la investigación también reveló que sus parámetros de salud son mucho mejores y se sugiere un nivel de bienestar superior con una actitud más positiva, versus los noctámbulos.
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La importancia del sueño
El estudio del Imperial College de Londres también reveló que lo mejor es dormir entre 7 y 8 horas. Si duermes menos o más, tendrás funciones cognitivas de menor calidad.
En ese sentido, el profesor Daqing Ma, codirector del estudio que se realizó en el departamento de cirugía y cáncer del Imperial College, señaló: “Descubrimos que la duración del sueño tiene un efecto directo en la función cerebral y creemos que gestionar de forma proactiva los patrones de sueño es realmente importante para potenciar y proteger el funcionamiento de nuestro cerebro”.
Además, es claro en destacar que también hay otros influenciadores negativos en las funciones cognitivas como por ejemplo la hipertensión arterial, la diabetes, el consumo de alcohol y el tabaquismo.