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La contaminación lumínica impacta en las ciudades, los habitantes, la salud y la biodiversidad. Expertos de todo el mundo han investigado durante décadas sus efectos, desconocidos por muchos. En un Seminario de Medición de Contaminación Lumínica en Chile, se destacó la falta de conciencia sobre este fenómeno y la necesidad de educar a la sociedad. La exposición a la luz artificial interfiere en la generación de melatonina, hormona clave para el sueño, desencadenando trastornos del mismo, entre otras cosas.

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La contaminación lumínica no sólo afecta la astronomía y el sector energético, sino que también tiene un impacto significativo en las ciudades, sus habitantes y su salud, y la biodiversidad.

A pesar de ser un problema global, muchos desconocen las implicancias de la contaminación lumínica y el trabajo que investigadores de todo el mundo han realizado durante décadas para comprender sus efectos. De hecho, cabe mencionar que en Chile, la primera norma lumínica fue emitida por el Ministerio de Energía en 1998.

Cómo la contaminación lumínica afecta nuestra salud

Hoy en día, se sabe que esta forma de contaminación está en aumento y que sus consecuencias van más allá de la energía y la observación del cielo, afectando la calidad de vida y el medioambiente.

En tal contexto es que se realizó el “Seminario de Medición de Contaminación Lumínica en Chile 2024” en la sede de Santiago de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, donde expertos del área expusieron sobre el tema.

Alejandro Sánchez de Miguel, astrofísico español y experto en contaminación lumínica destacó en tal instancia la falta de conciencia sobre este fenómeno y la necesidad de educar a la sociedad.

“Lo primero es dar a conocer la naturaleza de la contaminación lumínica y entender que nos perjudica a todos: personas, patrimonio cultural y medioambiente. Lo segundo es exponernos más a la oscuridad; se sabe que la gente en zonas rurales no demanda tanta iluminación como en la ciudad“, sostuvo.

Por su lado, Iván Kopaitic, jefe del Laboratorio de Fotometría de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, profundizó en los efectos de la contaminación lumínica en las personas, señalando que puede desencadenar trastornos del sueño.

“La luz nocturna y la luz azul inhiben la glándula pineal, impidiendo la generación de melatonina, lo que desajusta el cuerpo humano”, explica Kopaitic.

La melatonina es la “hormona del sueño”. Mayo Clinic detalla que la producción y liberación de melatonina en el cerebro está relacionada con la hora del día, “es decir, que aumenta cuando está oscuro y disminuye cuando hay luz”.

National Geographic agrega que la exposición a contaminación lumínica influye en nuestros ritmos circadianos, los que son ciclos naturales de nuestro metabolismo que se regulan por la luz natural y la oscuridad, y que “desempeñan un papel realmente fundamental en la regulación de muchas funciones biológicas”.

El mismo portal coincide con lo expuesto anteriormente en esta nota: la alteración del sueño a causa de la contaminación lumínica es real, pues la exposición a luz artificial durante la noche puede alterar los patrones de sueño, dificultando así la conciliación del mismo y terminar fragmentándolo.

El Ministerio del Medio Ambiente subraya la misma información y consecuencias negativas en nuestra salud a causa de este fenómeno.

Nat Geo agrega algo no menor: “La interrupción de los ritmos circadianos mediante la luz artificial en periodos donde debería reinar la absoluta oscuridad puede debilitar gravemente el sistema inmunológico, haciendo al individuo vulnerable ante la llegada de ciertos patógenos o, incluso, aumentando el riesgo del desarrollo de enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes tipo 2 o trastornos cardiovasculares“.