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El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, conocido como SIBO, es una patología gastrointestinal poco nombrada y confundible con otras enfermedades del sistema digestivo. Se caracteriza por un aumento de bacterias anaeróbicas en el intestino delgado, las cuales se alimentan de fibra soluble y pueden provocar síntomas como distensión abdominal, flatulencias, diarrea o constipación. A menudo mal diagnosticado como síndrome del intestino irritable, el SIBO puede causar anemia, alteraciones del tránsito intestinal y otros efectos.

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Patologías gastrointestinales hay por montón. Dentro del gran listado de ellas, se encuentra el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, más conocido como SIBO por sus siglas en inglés.

Poco nombrada, bastante confundible con otras enfermedades gastrointestinales, y de diagnóstico muy específico.

Quizás has escuchado sobre esta afección, pero, si no es el caso, en la siguiente nota te explicamos sobre ella en las voces de dos especialistas.

SIBO: una confundible y poco mencionada patología gastrointestinal

Rodrigo Carvajal, gastroenterólogo de la Clínica Bupa Santiago, detalla que el SIBO implica un aumento del número habitual de bacterias en el intestino delgado -tal como su nombre lo indica-.

Por su parte, Rodrigo Cruz, gastroenterólogo de IntegraMédica, complementa que estas bacterias que sobrecrecen son de tipo anaeróbicas (o anaerobias).

¿Cuáles son estas? Las que no necesitan oxígeno para vivir, y que utilizan un proceso de fermentación de la fibra soluble para obtener energía.

La fibra soluble es aquella presente en la avena, cebada, nueces, semillas, ciertas legumbres y también en algunas frutas y verduras, según enumera el sitio gubernamental de salud norteamericano, MedlinePlus.

“Si se tienen bacterias fermentadoras en exceso, los alimentos que son fermentables como las fibras producen más gases y, por ende, más hinchazón”, explica Cruz.

Dentro de la sintomatología específica del SIBO, encontramos la distensión abdominal (hinchazón), flatulencias, diarrea o constipación. La diarrea resulta más común que la constipación.

Síntomas bastante repetidos dentro de la amplia gama de patologías gastrointestinales, pues muchas otras enfermedades de tal categoría comparten la sintomatología, haciendo que el SIBO sea poco considerado como una opción al momento de buscar un diagnóstico correcto.

De hecho, el SIBO es comúnmente confundido por el síndrome del intestino (o colon) irritable (SII), lo que ha llevado a que muchos pacientes sean mal diagnosticados y, por ende, a que no reciban un tratamiento correcto para controlar su sintomatología.

Sin embargo, Rodrigo Cruz detalla ciertas diferencias entre ambas afecciones: “El colon irritable se manifiesta con dolor abdominal. En el SIBO hay hinchazón, pero no necesariamente dolor“.

El médico describe, además, que en el SIBO puede haber efectos secundarios como anemia (porque algunas bacterias consumen vitamina B12), alteraciones del tránsito intestinal y diarrea, como ya se detalló anteriormente.

Respecto a otras enfermedades inflamatorias intestinales, Cruz menciona que, a diferencia del SIBO, en el caso de la colitis ulcerosa existen deposiciones con sangre.

“La enfermedad de Crohn, otra de las más habituales, es una falla sistémica con baja de peso y cuadros diarreicos más prolongados“, agrega.

¿Por qué aparece este sobrecrecimiento bacteriano?

Cruz explica que una de las causas del SIBO es la alteración de la válvula ileocecal, la cual se encarga de impedir el paso de bacterias en exceso que están presentes en el intestino grueso.

Cuando esta válvula no está o funciona mal, pueden crecer las bacterias hacia el intestino delgado, el que se caracteriza por no tener un gran número de bacterias, a diferencia del intestino grueso, por ejemplo.

“El exceso de bacterias en el intestino delgado puede agotar los nutrientes que necesita el cuerpo“, complementa MedlinePlus. Por ello, como consecuencia, la persona puede bajar de peso rápida e involuntariamente, además de presentar desnutrición.

“Otra causa es el peristaltismo -los movimientos musculares normales del intestino- que barre las bacterias desde el intestino delgado al grueso y, cuando hay alteración de esto, tienden a crecer más“, agrega Cruz.

El mismo médico añade que el SIBO también puede aparecer por condiciones autoinmunes del paciente, como cuando no se tiene los anticuerpos suficientes, o cuando disminuye el ácido del estómago por el uso excesivo de algunos medicamentos.

¿Cómo se diagnostica el SIBO y cuál es su tratamiento específico?

Rodrigo Carvajal manifiesta que el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado se estudia con un test no invasivo llamado test de hidrógeno espirado.

Una vez corroborado el diagnóstico, Carvajal dice que el tratamiento más recomendado es en base a antibióticos dirigidos a reducir el exceso de bacterias.

“Algunas dietas y probióticos pueden tener algún efecto benéfico, pero se necesitan más estudios antes de recomendarlos como único tratamiento, ya que muchas veces el SIBO es consecuencia de otras patologías y ahí es imprescindible la evaluación y manejo de éstas, ya que pueden incidir en el éxito del tratamiento”, explica el doctor.

Dependiendo de la causa subyacente, algunas personas pueden presentar cuadros prolongados de SIBO o episodios recurrentes que requieran, entonces, de un tratamiento crónico.