El estrés afecta a nuestro organismo de múltiples formas. Dolores de cabeza, problemas para dormir, inflamación abdominal, son algunas de las consecuencias psicosomáticas más conocidas y comunes. No obstante, nuestra piel también puede sufrir.
Irene Araya, dermatóloga de Clínica Santa María, explicó a BioBioChile que esto ocurre porque “la piel y el sistema nervioso, en el embrión, se forman en conjunto en el ectodermo, eso significa que, tanto el sistema nervioso como la piel, tienen un mismo origen”.
En este sentido, explica que “casi todas las enfermedades de la piel, tienen algún grado de relación con el tema neurológico: estrés o depresión. No el 100%, pero un gran porcentaje sí se asocia”. Es decir, muchas son psicosomáticas.
Enfermedades psicosomáticas en la piel
Araya indicó que existen varias clasificaciones de enfermedades psicosomáticas en la piel.
“Hay algunos tipos de desórdenes como la psoriasis, el vitíligo, la rosácea y la dermatitis atópica, que se ven empeorados frente a situaciones de estrés, pero que tienen un patrón, una matriz, genética”, explicó la especialista.
“El estrés, en esos casos, puede ser un gatillante y activar la enfermedad. De hecho, es una de las causas más comunes de activación de una psoriasis, que puede ser grave”, añadió.
También hay personas que presenta desórdenes sensoriales “en los que no hay nada en la piel, pero los pacientes, por ejemplo, sienten mucha picazón. Pacientes con prurito anal, o prurito vulvar, es decir, que tienen mucha picazón en la zona anal o genital, pero al hacer estudios y exámenes, no se encuentra nada”.
“Muchas veces eso tiene que ver con un trastorno relacionado con la depresión u otra enfermedad psiquiátrica”, agregó.
¿Cómo se sabe que una afección en la piel es sicosomática y no de otro tipo?
La dermatóloga indicó que generalmente atiende pacientes con enfermedades genéticas, o que tienen cierto grado de componente genético, pero que se empeoran con el estrés como la dermatitis atópica, el vitíligo y la psoriasis“.
“Esos casos se identifican a través de la conversación con el paciente en la consulta, quien, generalmente, está pasando por un período de estrés. Pero también, hay muchos casos en los que a un paciente se le hacen exámenes y estudios y realmente no se encuentra nada, a pesar de manifestar algún tipo de enfermedad dermatológica con prurito anal o vulvar”.
“Ahí nos damos cuenta de que finalmente tiene que ver con la parte psicológica y psiquiátrica. Por eso, es súper importante la conversación con el paciente, porque hay que hacer un análisis caso a caso”, indicó.
Qué hacer si tengo una de estas afecciones
Lo primero es consultar a un especialista, quien indicará el tratamiento adecuado para cada caso.
“Por ejemplo, en el caso de la psoriasis, hay que lubricar, mantener una dieta equilibrada y hacer ejercicio. En todos los casos, si son enfermedades psicosomáticas es crucial generar, además, fuentes de distracción que permitan relajar la mente, como practicar un instrumento musical” u otras actividades, dijo Araya.
Además, “a veces, a estos pacientes son derivados al psicólogo, cuando uno ve que dándole todas las terapias, los tratamientos médicos, incluso medicamentos, la afección dermatológica persiste”.
“Se hace la derivación para que también hagan un manejo adecuado de la salud mental, porque es muy importante en estos casos hacer un tratamiento con un equipo multidisciplinario con dermatólogo, psicólogo, y psiquiatra”, expresó.
Cómo identificar la psoriasis, la dermatitis atópica y la rosácea
De acuerdo a la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, en el caso de la psoriasis “el síntoma principal de la afección son placas de piel irritadas, rojas y descamativas. Las placas se ven con mayor frecuencia en los codos, en las rodillas y en la parte media del cuerpo”.
“Sin embargo, pueden aparecer en cualquier parte, incluso el cuero cabelludo, palmas de las manos, plantas de los pies y los genitales”, explican.
En tanto, en la dermatitis atópica o eccema, la piel se seca, pica y se inflama, además pueden aparecer como pequeños granitos. Las personas con esta afección también suelen “tener alergias alimentarias, rinitis alérgica y asma”, indica la Clínica Mayo. Las zonas más comunes donde aparece son cuello, manos, pies, además de rodillas y codos.
Por último, la rosácea se manifiesta principalmente en el rostro. Puede presentar “rubor o enrojecimiento y vasos sanguíneos visibles en la cara”. Asimismo, puede generar “pequeños bultos llenos de pus” que pueden confundirse con el acné común, informó Clínica Mayo.