Los problemas intestinales parecen ser cada vez más comunes y en redes sociales se pueden ver muchos videos sobre personas que viven una constante hinchazón y diagnósticos médicos que no dan con la real causa, después de muchos exámenes el diagnóstico es SIBO.
Y aunque el SIBO pareciera estar de moda, la realidad es que esta enfermedad intestinal es más habituales de lo que se piensa y son varios los factores que pueden generar generarlo.
El SIBO es un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, se le denomina SIBO por sus siglas en inglés de Small Intestinal Bacterial Overgrowth. Como indica el sitio de Clínica Mayo, el intestino delgado mide alrededor de 6 metros y es aquí donde el cuerpo absorbe nutrientes. Debido a que el paso de la comida por este intestino, a diferencia del grueso (colon), es muy rápida, no es habitual que exista un crecimiento bacteriano.
Sin embargo hay ciertas situaciones que pueden generar este sobrecrecimiento bacteriano como una cirugía cerca de esta zona o alguna enfermedad. Esto es debido a que estas situaciones generan poca movilidad en el intestino, lo hace más lento, por lo que los residuos tienen a quedarse más tiempo en este lugar, lo que finalmente llevaría a generar un crecimiento excesivo de bacterias.
Los signos y síntomas de crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado a menudo incluyen:
-Pérdida del apetito
-Dolor abdominal
-Náuseas
-Hinchazón
-Sensación incómoda de saciedad después de comer
-Diarrea
-Pérdida de peso involuntaria
Sistema de limpieza para evitar el SIBO
El Complejo Motor Migratorio es el sistema de limpieza que tiene el organismo para limpiar el tubo digestivo. La limpieza se produce debido a los movimientos peristálticos involuntarios, que los regula el sistema nervioso entérico y parasimpático. Estos movimientos comienzan horas después de haber comido y son los que arrastran residuos de comida, bacterias y sustancias tóxicas que finalmente se expulsan del cuerpo a través de las heces.
Por consiguiente, es fundamental darle un descanso a los horarios de comida para que se pueda realizar este proceso de limpieza. De lo contrario, siempre habrá residuos de comida en el colon, los que posteriormente subirán al intestino delgado, y pueden potenciar el sobrecrecimiento de bacterias.
Algunas de la causas por las que se puede ver afectado el complejo motor migratorio son:
-Enfermedad inflamatoria intestinal.
-Infecciones, en especial Helicobacter pylori
-Medicamentos, abuso de antibióticos o medicamentos ácido reductores.
-El estrés, ya que este afecta al sistema nervioso.
-Una función tiroidea alterada.
-Lesiones musculares.
-El sedentarismo.
El especialista Javier Santos, digestólogo de investigador del grupo de Fisiología y Fisiopatología Digestiva del Vall d’Hebron Institut de Recerca señala al medio El País que ha habido un aumento en casos de SIBO, pero es fundamental ver a un especialista antes de cualquier tratamiento. “Probablemente, este aumento de casos con hinchazón esté relacionado con el estrés, cambios nutricionales o el uso de antibióticos. El problema es diferenciar una persona con SIBO de otra cosa”.
Laura Jorge, graduada en Nutrición Humana y Dietética, explica que puede ser no tan fácil diagnosticar “es bastante complicado diferenciar las enfermedades digestivas, ya que la mayoría de ellas presentan síntomas similares. Es habitual encontrar a una persona celíaca que presenta los mismos signos que otra con una intolerancia a la fructosa. Por eso es muy importante poder recopilar datos lo más detallados y específicos posibles porque cada patología digestiva puede presentar señales más propias de una enfermedad o de otra”.
En conclusión, podemos entender lo fundamental que es el correcto funcionamiento del Complejo Motor Migratorio. Algunos de los consejos para mejorar este proceso son:
-El uso correcto de fármacos en especial de los antibióticos que es conocido el daño que generan al sistema digestivo.
-Manejar el estrés, ya que eso afecta el sistema nervioso, el que trabaja directamente con los movimientos peristálticos involuntarios.
-Tratar de dejar un espacio de descanso entre comidas, tener comidas completas y descanso de por lo menos un par de horas entre ellas.
-Ayuno intermitente, tratar de mantenerlo algunas veces por semana. Con 12 horas es suficiente para que el proceso de limpieza ocurra completo.
Laura Jorge también explica que el tratamiento debe ser dado por un especialista y consiste en la toma de ciertos antibióticos sumado a una dieta especial para este trastorno. “Se trata de un protocolo dietético muy concreto que debe ser supervisado y detallado por un profesional de la nutrición como un dietista-nutricionista especializado en esta área”. Especifica que la dieta consiste en reducir la ingesta de algunos alimentos de manera temporal para ir mejorando los síntomas.
Dieta baja en FODMAP para combatir el SIBO
Una de las principales causas de este sobrecrecimiento bacteriano es la fermentación de los hidratos de carbono en el intestino. En consecuencia, una dieta baja en carbohidratos fermentables o de cadena corta (FODMAP por su sigla en inglés) podría ayudar a los síntomas y evitar que este sobrecrecimiento bacteriano reaparezca en el organismo, aunque si ya se padece de SIBO lo principal es tratarse con antibióticos recetados por un especialista.
Según lo que indica el sitio Medline Plus “FODMAP significa oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables. Estos son tipos de carbohidratos de cadena corta (azúcares, almidones y fibra) que se encuentran en una variedad de alimentos que se absorben mal en el intestino delgado, absorben agua y fermentan en el colon”.
Así mismo, la opinión de diferentes expertos recogida en un documento sobre dietas de exclusión en el síndrome del intestino irritable indica que los alimentos con alto nivel en fodmap son:
– Fructosa: Manzana, plátano maduro, mando, pera, fruta en conserva, sandía, entre otros.
– Lactosa: Leche de vaca, cabra u oveja, yogurth, quesos, quesillos natillas, helados.
– Fructanos: Ajo, alcachofa, berenjena, espárragos, puerros, trigo, centeno, chirimoya, caqui.
– Galactanos: Legumbres, alubias, garbanzos, lentejas.
– Polioles: Palta, albaricoque, cereza, ciruela pasa, coliflor, champiñón, entre otros.
La nutricionista Giselle Muñoz, especialista de Clínica Las Condes señala que en 4 a 6 semanas ya se podrían ver los efectos positivos de esta dieta, pero es enfática en que “El asesoramiento dietético por parte del equipo de nutrición sobre la dieta baja en Fodmap es indispensable para su eficacia”.