Las poblaciones indígenas de las zonas amazónicas contarían con resistencia genética a contraer Chagas según una investigación de la Universidad de São Paulo, sin embargo, en los países andinos como Chile sería una enfermedad endémica.
El estudio liderado por Tábita Hünemeier, categoriza a nuestro país dentro de las regiones donde la infección es propia y exclusiva. Según consignó France 24, rastros de la enfermedad fueron encontrados en momias de la zona desde hace 7.000 años.
El equipo de investigadores cree que el proceso de selección natural empezó a favorecer a la población amazónica que tenía las mutaciones contra el Chagas alrededor de hace 7.500 años. Hoy en día, la prevalencia de estas mutaciones es de más del 80% en varias regiones de Brasil en el ecosistema amazónico.
Precisamente, las áreas donde la gran mayoría de la población tiene esta diferenciación genética, son las que menos casos de Chagas reportan: la enfermedad afecta especialmente a las zonas andinas y montañosas, donde causa estragos.
Para reforzar sus conclusiones, los investigadores estudiaron cómo respondía al parásito del Chagas un cultivo de células cuyo ADN tenía la mutación frente a un cultivo de células sin esta diferenciación genética. Un día después de exponerlos a los parásitos, el cultivo de la mutación tenía un 25% menos de patógenos.
Aunque falta mucho camino para comprender bien cómo opera la genética frente a la protección del Chagas, este estudio podría suponer el primer paso para entender mejor una enfermedad desatendida, que tiene tratamientos, pero por ejemplo sigue sin tener una vacuna.
Esto, a pesar de que afecta a seis millones de personas en el mundo y cada año provoca 30.000 contagios nuevos y 12.000 víctimas mortales. Aunque el 70% de las personas pasan una enfermedad asintomática, un 30% llega a desarrollar problemas cardiovasculares e intestinales graves.
El Chagas se considera una dolencia que contribuye al empobrecimiento de la población rural y ya vulnerable: solo el 10% de los casos se diagnostican y solo un 1% acceden a tratamientos. Sin medicación, un grueso porcentaje de los pacientes llegarán a desarrollar cuadros incapacitantes de la enfermedad y, por lo tanto, empobrecedores.