Una ola de incendios forestales en el Ñuble y el Bío Bío ya consumen más de 7 mil hectáreas. Debido a la amenaza de las llamas a los hogares, cercanías de la pesquera Camanchaca en Tomé están siendo evacuadas.
Sin embargo, las cenizas y el humo provocado por los siniestros han llegado incluso a las capitales regionales de Concepción y Chillán, respectivamente.
¿Cómo cuidar el sistema respiratorio ante incendios?
La primera recomendación para hacer frente al humo y cenizas es lavarse las manos y zonas de la piel que hayan tenido contacto con estas partículas con abundante agua, lo mismo debe hacerse con la ropa, apunta Clínica Bupa.
Usar mascarillas también puede proteger de que las partículas de cenizas y humo ingresen al sistema respiratorio, por ello aconsejan utilizarlas cubriendo nariz y boca, en todo momento, incluso en zonas lejanas a los focos de incendio.
En caso de no tener este método de barrera, puede reemplazarse con un pedazo de género húmedo, cubriendo las mismas zonas.
¿Quiénes están en riesgo?
De acuerdo a la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, la inhalación de humo puede provocar riesgos para la salud respiratoria, tales como “irritación en los ojos y goteo nasal, hasta enfermedades cardíacas y pulmonares crónicas”, detallan.
En el caso de la aspiración continua de estas micropartículas es posible que estas penetren en los pulmones y se conviertan en un factor de riesgo de muerte prematura.
Algunas señales de que el humo y las cenizas de los incendios forestales están perjudicando el sistema respiratorio son: “Ardor en los ojos, goteo nasal, tos, flema, sibilancia y dificultad para respirar”, en el caso general, apunta la organización.
En el caso de las personas con enfermedades cardíacas se pueden notar los daños cuando se manifiesta “dolor en el pecho, palpitaciones, falta de aire o fatiga”. En pacientes pulmonares, la capacidad respiratoria no será tan vigorosa, puede haber tos, flema, molestia en el pecho y sibilancia.