El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, urgió ayer a extremar la alerta en todo el mundo y exhortó a que se aumente la vigilancia sobre los productos bajo sospecha, que en principio contienen cantidades tóxicas de dietilenglicol y etilenglicol.
Alrededor de 300 niños han fallecido en Gambia, Indonesia y Uzbekistán en los pasados meses supuestamente por la ingesta de diferentes jarabes y ahora la atención está puesta en hallar el origen de los dos componentes tóxicos encontrados en todos los medicamentos.
Se trata de la única característica común entre los jarabes señalados como posibles causantes de las muertes por fallo renal de los niños en los tres países, con los medicamentos investigados en Gambia y Uzbekistán provenientes de dos farmacéuticas indias y los implicados en Indonesia de producción local.
Las primeras muertes salieron a la luz en octubre en Gambia, donde al menos 70 niños han fallecido hasta la fecha por anormales fallos renales agudos, con la OMS emitiendo la alerta sobre varios jarabes como supuestos causantes el día 5 de ese mes.
Poco después, el 2 de noviembre, la organización activó otra alerta para Indonesia, a raíz del fallecimiento de al menos 200 niños, la mayoría menores de cinco años, por la misma afección, en un país que suele detectar uno o dos casos de fallo renal infantil al mes.
En último lugar, se han contabilizado al menos 21 decesos de niños, también en las mismas circunstancias, en Uzbekistán, con la OMS emitiendo una nueva alerta el 11 de enero.
Además, el organismo de la ONU indicó el lunes a EFE que hay riesgos “potenciales” en otros cuatro países: Filipinas, Timor Oriental, Senegal y Camboya, aunque la presencia de jarabes contaminados en estos lugares no ha sido aún confirmada.
Si bien no hay ninguna investigación concluyente todavía en ninguno de los países, la alerta de la OMS para Gambia se centra en cuatro productos elaborados por el laboratorio indio Maiden Pharmaeuticals: la solución oral de prometazina, los jarabes para la tos Kofexmalin y Makoff, y el jarabe para el resfriado Magrip.
El pasado 20 de diciembre, aunque un comité del Parlamento gambiano declaró que estaba “convencido” de que Maiden Pharmaceuticals Ltd. es culpable, matizó que la causa de la muerte de los niños está aún bajo investigación del Ministerio de Salud.
Por su parte, las autoridades indonesias han suspendido las licencias de varias farmacéuticas locales (entre ellas, PT Samco Farma, PT Ciubros Pharma, PT Yarindo Farmatama y PT Universal Pharmaceutical Industries), así como de proveedores (PT Mega Setia Agung Kimia y PT Tirta Buana Kemindo), por su posible vínculo con las muertes.
En el caso de Uzbekistán, la OMS emitió una alerta sanitaria sobre otros dos jarabes para la tos, Ambronol y DOK-1 Max, fabricados en India por otra empresa, Marion Biotech, que también contendrían cantidades “inaceptables” de dietilenglicol y etilenglicol.
El 13 de diciembre, el controlador general de medicamentos de la India, VG Somani, informó a la OMS de que las muestras de los medicamentos que supuestamente ocasionaron la muerte de los niños en Gambia “no resultaron contaminadas”.
Por su parte, la farmacéutica vinculada con las muertes en Uzbekistán, Marion Biotech, afirmó recientemente que se trata de un intento de “empañar” su reputación y la de la India.
Las autoridades indias suspendieron a principios de enero la licencia de Marion Biotech, mientras Maiden Pharmaceutical la mantiene, pero se le ordenó parar la producción. Todos los productos señalados eran únicamente autorizados para la exportación.
En Indonesia, veinticinco familias de menores afectados han llevado a juicio al Gobierno -que llegó a suspender la venta de todos los jarabes en el país- y a varias farmacéuticas y fabricantes de productos químicos.
Según la OMS y las autoridades indonesias, los jarabes contaminados presentaban altos niveles de dietilenglicol y etilenglicol, componentes químicos que se utilizan habitualmente como disolventes industriales y agentes anticongelantes, sustancias que pueden resultar altamente tóxicas a nivel renal y hepático.
La atención está ahora en parte centrada en si las farmacéuticas detrás de los jarabes señalados pudieron recibir materia prima por parte de los mismos suministradores, una de las explicaciones más probables, según las fuentes expertas consultadas por EFE, que piden guardar el anonimato.
La OMS ha asegurado a EFE que, “por el momento, no hay vínculos directos establecidos entre los tres incidentes, pero las investigaciones continúan”.
La asistente del director general de la OMS para acceso a medicamentos, Hanan Balkhy, afirmó esta semana que muchos de estos fármacos llegan a través del mercado informal, y la preocupación en el seno del organismo es creciente, ya que “se trata de medicinas muy comunes” a las que “más niños podrían estar expuestos”.