La sífilis no es cosa del pasado. Las cifras de infecciones han aumentado drásticamente en los últimos años. Pero es posible informarse y protegerse.
Tener sexo seguro era casi una obviedad en los años 80, cuando surgió el VIH, pero ahora parece haberse olvidado de nuevo. Los jóvenes, en particular, no vivieron el pánico que desencadenó la aparición del VIH, y a muchos les falta información. La sífilis es otra enfermedad para estar alertas.
¿Cómo se manifiesta la infección por sífilis?
Por lo general, se desarrolla una úlcera en el lugar de entrada de la bacteria, llamada Treponema pallidum. A veces tiene el tamaño de un grano, pero también puede extenderse hasta un centímetro aproximadamente.
En los hombres se produce en el pene, en las mujeres en la vagina. También puede formarse en la zona anal o en otras partes del cuerpo. “En algunos, aparece una úlcera en los labios o la lengua. Pero también se puede tener esta bacteria en un dedo. Esa es la primera etapa de la sífilis, el efecto primario”, explica el experto en sida Norbert Brockmeyer.
Otras erupciones típicas de la sífilis suelen aparecer en las plantas de los pies o en las palmas de las manos. “No pican y, por tanto, pueden distinguirse bastante bien de una erupción cutánea alérgica”, explica Brockmeyer. Esta es la segunda etapa de la enfermedad.
En la tercera fase, los efectos de la enfermedad se agravan. Entonces no solo se ven afectados los órganos internos, las vías respiratorias, el estómago y el hígado, sino también los músculos y los huesos. Peor si se forma un llamado nódulo sifilítico en la aorta. Si esto conduce a un aneurisma aórtico, supone una amenaza para la vida.
La sífilis es una enfermedad sistémica y puede tener consecuencias irreversibles en la cuarta fase. Suele caracterizarse por la inflamación del corazón y signos de parálisis, los valores del hígado pueden cambiar, los ojos y el cerebro también pueden afectarse.
Alrededor del 25 por ciento de los pacientes desarrollan una inflamación cerebral crónica. Además, la enfermedad también puede afectar los ojos. “Hay una alteración de las vías nerviosas, así como de las propias células. En varias personalidades famosas, la sífilis ha atacado las facultades mentales”, dice Brockmeyer. Entre estas personas se encuentran, por ejemplo, Ludwig van Beethoven, Friedrich Nietzsche y, según diversas investigaciones, parece que Catalina la Grande también tuvo sífilis.
El VIH está ahora más aceptado en la sociedad que la sífilis. En 1943, la penicilina se convirtió en el medicamento prioritario, y lo sigue siendo hoy. “Otros antibióticos desarrollan resistencias”, advierte Brockmeyer. “Si el agente patógeno crea resistencia a la penicilina, tendremos un problema que solo podrá resolverse con el mayor esfuerzo. Por eso ya es hora de desarrollar y probar antibióticos de reserva”.
Algunas guerras se han decidido por la sífilis, porque muchos soldados infectados y sus Ejércitos diezmados por la enfermedad venérea antes o después. Así que las “armas biológicas” ya existían hace siglos, apunta Brockmeyer.
La mejor profilaxis sigue siendo el preservativo. Esto se aplica a todas las enfermedades de transmisión sexual, incluida la infección por el VIH. Sigue siendo necesaria la educación sobre la sífilis, pero también la vacunación contra el virus del papiloma humano y las pastillas contra la infección por el VIH.