En inglés se le dice “drunchies”, en español, “resaca” y en chileno, sencillamente el “bajón”. Se trata de esas ganas insaciables de comer algo contundente cuando estás borracho.
Eso porque cuando sales de fiesta o simplemente decides tomar bebidas alcohólicas, llegas a un nivel en el que no hay retorno y definitivamente estás borracho.
Aquí es cuando tu estómago te avisa que tiene hambre y vas directo a buscar cualquier fuente de comida que esté disponible. Puede ser lo que sea que tengas en el refrigerador, preparas cualquier cosa o, si puedes, sales a comprar al servicentro más cercano.
Si alguna vez viviste una borrachera, es seguro que hayas experimentado esta sensación. Pero, ¿por qué ocurre? Esa es la pregunta que se hicieron científicos y encontraron la explicación.
El bajón: por qué quiero comer cuando estoy borracho
Luego de una tarde o noche donde el alcohol estuvo involucrado, es muy posible que las personas que estén intoxicadas al punto de estar borrachas, sean atacadas por un hambre voraz que no sintieron cuando bebieron líquidos con un grado etílico considerable.
Pero, la pregunta usual es por qué ocurre esto. Así se lo consultaron investigadores que publicaron un estudio en Nature Communications abordando este cuestionamiento.
Lo que descubrieron es que cuando tienes hambre, técnicamente no debes echarle la culpa al alcohol, sino que más bien a tu cerebro.
De acuerdo a la publicación científica, “los elementos centrales de los circuitos de alimentación del cerebro, las neuronas Agrp hipotalámicas, que normalmente se activan por el hambre y provocan un hambre intensa, muestran hiperactividad eléctrica y bioquímica al exponerse a dosis dietéticas de etanol en cortes de cerebro”.
Es decir, tu cerebro piensa que estás, literalmente, muerto de hambre, y te manda señales para que comas lo primero que encuentres con el objetivo de saciarte.
Pero las señales que envía tu cerebro son muy específicas y va a tomar una decisión radical, se irá directo a las grasas, la sal y los carbohidratos, porque aunque estés intentando comer sano o en alguna dieta, el alcohol no le permitirá a tu cerebro que piense en eso y se irá directo a este tipo de alimentos.
Bien sabemos que en ese momento en que estás borracho, una hamburguesa con tocino y papas fritas son el mejor plato que podrías comer.
Es posible evitar un “bajón” lleno de grasas
Aunque no lo creas, hay varias opciones para evitar los alimentos llenos de grasa, sal o carbohidratos mientras estás borracho, pero la mayoría alude a la planificación previa a esas copas de más.
Healthline cita al doctor Chirag Shah, médico de medicina de emergencia y revisor médico de PollMed, quien indica que la mejor opción es no tener alimentos que causen tentación cuando tu cerebro no funciona de la mejor forma.
Shah indica que “es mucho más difícil comer algo que no es de fácil acceso”, añadiendo que “mantén snacks saludables como sustituto. Si terminas comiendo algo, al menos date la opción de comer algo que no sea tan poco saludable”.
El problema ocurre cuando es algo seguido, a juicio de la nutricionista Suzanne Dixon, la gente busca los peores alimentos para comer cuando está borracho, indicando que “beber puede hacer que comas en exceso comida chatarra, lo que probablemente te haga subir de peso con el tiempo, pero el problema es aún peor que eso”
A lo que se refiere es que cuando estás tomando alcohol ya estás consumiendo calorías, considerando que por gramo tiene 7 calorías y, por tanto, está mucho más cerca de ser grasa que otros alimentos. Si eso lo mezclas con bebidas calóricas y alimentos altos en grasas, la combinación será una bomba para tu cuerpo.
La profesional recomienda que, para evitar caer en tentación y sumar miles de calorías a tu cuerpo cada fin de semana, evites beber alcohol hasta el punto de quedar borracho.
De esta forma evitarás los cambios en tu cerebro que te dicen “tengo mucha hambre” y así podrás cuidar tu cuerpo de comer en exceso.
El bajón no es solo en la noche, también al día siguiente
En la industria alimenticia hace algunos años apareció el famoso “brunch”, que mezcla el desayuno y el almuerzo en una sola comida que, incluso, puedes acompañar con mimosas.
Esto llamó la atención de Jessica Kruger, PhD, profesora asistente clínica de salud comunitaria y comportamiento saludable en la Universidad de Buffalo, quien buscó estudiar los efectos del consumo de alcohol en los hábitos de alimentación de estudiantes universitarios.
El estudio confirmó que solo el 14% de los encuestados saltaría el desayuno o el “brunch” luego de una noche de juerga donde terminaron borrachos. Esto porque al día siguiente continúan las ganas de comer comida grasosa o carbohidratos.
De aquí que los populares “brunch” comenzaran a crecer en la industria de restaurantes, ya que mezclan lo mejor para una resaca al día anterior, sumando un desayuno y almuerzo en la misma comida, consignó New York Post.
Otro punto importante que hace que la gente acceda a este tipo de alimentos es la creencia de que comer te quitará la resaca; sin embargo, Kruguer asegura que es solo un mito.
“Hay historias de que los alimentos grasos pueden absorber todo este alcohol, cuando en realidad ninguno de ellos funciona… La única forma de superar una resaca es no tener una en primer lugar: beber menos alcohol y beber más agua”, confirmó la profesora.
Un consejo que te servirá si quieres evitar esa resaca o salir de la rutina de comida sana cuando bebes alcohol.