Para llegar a estas conclusiones, los expertos brasileños a cargo de la investigación evaluaron el olfato y el gusto de 701 pacientes que estuvieron contagios con covid-19 entre marzo y agosto de 2020. Asimismo, ambos sentidos se evaluaron seis meses después del alta hospitalaria mediante cuestionarios previamente estandarizados.

Un nuevo estudio ha establecido un vínculo entre la pérdida del gusto y/u olfato debido al covid-19 con problemas de memoria. Los hallazgos fueron recientemente publicados en la revista científica European Archives of Psychiatry and Clinical Neuroscience.

En investigaciones realizadas previo a la pandemia, se detectó que la pérdida del olfato podría ser una señal de alerta temprana de Alzheimer.

Incluso, en la literatura científica se destaca que este trastorno sensorial puede aparecer años antes de los primeros síntomas cognitivos. Los estudios desarrollados anteriormente sugieren un vínculo entre las regiones cerebrales responsables de la memoria y de la interpretación de los estímulos olfativos.

En este nuevo trabajo, un grupo de investigadores brasileños analizó los datos clínicos de 701 pacientes tratados por COVID-19 moderada o grave en el Hospital das Clínicas entre marzo y agosto de 2020.

Pruebas realizadas

Las evaluaciones hechas seis meses después del alta hospitalaria mostraron que los pacientes con los trastornos del olfato y del gusto más graves tras la COVID-19 obtuvieron los peores resultados en las pruebas cognitivas, especialmente cuando implicaban la memoria, y que los resultados no se correlacionaban con la gravedad de su estado en la fase aguda de la enfermedad.

“El olfato es un vínculo importante con el mundo exterior y está estrechamente relacionado con las experiencias pasadas. El olor de un pastel puede evocar recuerdos de una abuela, por ejemplo. En términos de conexiones cerebrales, el olfato interactúa de forma mucho más sólida con la memoria que con la vista y el oído“, afirma el otorrinolaringólogo Fábio Pinna, último autor del artículo que recoge el estudio.

Hallazgos de la investigación

La estancia media en el hospital de todo el grupo de pacientes estudiados fue de 17,6 días. Su edad media era de 55,3 años. Algo más de la mitad (52,4%) eran hombres. Una proporción ligeramente mayor (56,4%) requirió cuidados intensivos por complicaciones de la enfermedad, y algo más de un tercio (37,4%) fue intubado.

El olfato y el gusto se evaluaron seis meses después del alta hospitalaria mediante cuestionarios previamente estandarizados para este tipo de estudios y que también cubrían aspectos relacionados con la calidad de vida.

El déficit gustativo moderado o severo (reducción del sentido del gusto) fue la complicación sensorial más frecuente (20%), seguido de un déficit olfativo moderado o severo (18%), un déficit moderado o severo tanto del olfato como del gusto (11%), y la parosmia (9%), que es una distorsión de la percepción olfativa, de modo que un olor que antes disfrutaba se vuelve desagradable, por ejemplo.

Hasta 12 de los participantes declararon tener alucinaciones olfativas (percibir olores que otros desconocen) y nueve alucinaciones gustativas (percibir sabores sin comer nada).

En ambos casos, la mayoría dijo que las alucinaciones solo se produjeron después de sufrir COVID-19. En respuesta a una pregunta sobre su estado de salud general, el 10,1% eligió pobre o muy pobre, el 38,5% optó por regular y el 51,4% prefirió bueno o muy bueno.

Se investigaron síntomas psiquiátricos como la ansiedad y la depresión, también mediante cuestionarios estandarizados, y se aplicaron pruebas neuropsicológicas para medir funciones cognitivas como la memoria, la atención y la velocidad de razonamiento.

Vínculos con problemas de memoria

Por último, se utilizaron técnicas estadísticas para analizar todos los resultados con el fin de detectar correlaciones entre los síntomas neuropsiquiátricos y las disfunciones sensoriales.

Se comprobó que los sujetos que informaban de parosmia tenían más problemas de memoria que el resto, mientras que los que presentaban un déficit gustativo moderado o grave obtuvieron resultados significativamente peores en una prueba usada para evaluar la memoria episódica y la atención.

Los sujetos que declararon una pérdida moderada o severa tanto del olfato como del gusto también resultaron tener una memoria episódica significativamente deteriorada.

“No encontramos ningún síntoma psiquiátrico (como la ansiedad o la depresión) que se asociara con la pérdida del olfato y del gusto, pero como era de esperar, observamos que la atención y la memoria episódica estaban más deterioradas en los pacientes con más alteraciones quimiosensoriales”, detalló Rodolfo Damiano, primer autor del artículo.

“Este hallazgo corrobora la hipótesis de que el COVID afecta a la cognición, y que el daño en esta área no solo tiene causas psicosociales o ambientales”, agregó Damiano.

Estudio científico
Este artículo se basa en un estudio científico que puede ser sometido a nuevas pruebas para ser validado o descartado. Sus resultados NO deben considerarse concluyentes.