Un grupo de investigadores alemanes desarrolló un innovador método para extraer y analizar rastros de ADN, fue mediante esta técnica que estudiaron una bolsa de té, en la cual encontraron restos genéticos de 400 especies de insectos.
De acuerdo los autores de método, Henrik Krehenwinkel, Sven Weber y Susan Kennedy, esta técnica podría ayudar a analizar poblaciones de plantas antiguas y compararlas con las actuales.
Investigadores de la Universidad de Tréveris (Trier), en Alemania, desarrollaron el método para extraer y analizar restos de ADN de insectos de plantas secas.
Rastros de ADN en el té
“Hemos examinado tés y hierbas disponibles en el mercado y hemos encontrado ADN de hasta 400 especies de insectos diferentes en una sola bolsa de té”, explica el profesor Henrik Krehenwinkel.
Cuando una abeja vuela hacia una flor para polinizarla, deja algo de saliva. Un insecto muerde una hoja, una araña deja hilos de seda. Todo esto ya es suficiente para detectar el ADN de los insectos, dice el autor
Los huevos o los excrementos también son rastros adecuados para el biogeógrafo. Todavía hay que investigar si existe un límite para lo que se puede detectar, recalca. “En principio, sin embargo, probablemente basten células individuales, por ejemplo, de un escarabajo”, explicó.
Propósitos de la investigación
Según la Universidad de Tréveris, la innovación del método desarrollado por los científicos Henrik Krehenwinkel, Sven Weber y Susan Kennedy es que el ADN ambiental (ADNe) no se extrae de la superficie de las plantas, como es habitual, sino del material vegetal triturado y seco. “El secado parece preservar el ADN especialmente bien”, explicó Krehenwinkel.
En la cubierta vegetal, el ADNe no está disponible durante mucho tiempo porque se degrada por la luz ultravioleta o es arrastrado por la lluvia. Otra limitación, dijo, es que se tienen en cuenta principalmente los insectos de la superficie de la planta. “Ahora también podemos detectar qué insectos viven dentro de la planta”, explicó Krehenwinkel.
Según el investigador, el método presentado en la revista científica Biological Letters abre la posibilidad de analizar poblaciones de plantas antiguas, por ejemplo, de museos, y comparar su colonización con la actual.
“De este modo, sería posible averiguar cómo era la comunidad de insectos hace años cuando se recogió la planta y cómo es hoy en ese lugar”, afirmó. Esto es especialmente importante teniendo en cuenta la mortalidad de los insectos.